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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

12
Nov
2011

Ciencia y religión

2 comentarios

He tenido mucha suerte al haber podido asistir al simposio sobre ciencia y religión organizado por la fundación Ramón Areces. Es un evento de esos que, de haberse organizado en cualquier otra parte del mundo, uno se hubiera organizado a base de ayudas, ahorrillos, mensiles no usados o algo semejante para poder ir allá. Pero mira, fue en Madrid. Doce conferencias doce, en lenguaje taurino, en dos días. Toda una maratón de reflexiones de primer orden, unas más sugerentes, otras más sesudas, algunas incluso emocionantes. Y con un éxito de público de esos que a uno, a pesar de todo, le parece escasillo. Casi todos los intervinientes eran científicos, varios de ellos de primera línea, y la mayoría creyentes (algunos así lo manifestaban, de otros sólo cabía inferirlo). Pero llama la atención, sobre todo, la normalidad con la que citan pasajes bíblicos después de haber sometido los datos a un buen exprimido: esto es lo que dice mi parcela de ciencia, o la parcela en la que yo soy competente. Ahora vamos a ver si es compatible con la creencia religiosa. Pues bien, algunos hablaban desde su cátedra universitaria y otros desde la práctica hospitalaria. Y en todos (y esto lo echo mucho de menos en sus críticos) hay una actitud de asombro -uau (así salió en alguna ocasión)-, seguramente humildad, y finalmente confianza y una bellísima visión del mundo. Estoy impaciente porque cuelguen en su web los vídeos de las ponencias para volver a escuchar algunas de ellas.

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JM Valderas
13 de noviembre de 2011 a las 02:09

Sixto caro, me alegro que hayas disfrutado en tema tan apasionante. Quizás la Orden en España lo tiene injustificadamente abandonado. Como bien sabes, en Barcelona los padres García Doncel (físico) y Dou (matemático ya fallecido) abrieron surco. En Madrid, también hay un centro de la Compañía dirigido por Agustín Udías, como en Granada, en La Cartuja, está un paleontólogo SJ dedicado a esa labor. Quizás el más regular y sistemático sea el de Navarra, que encabeza J.M.Giménez (catedrático de anatomía que acaba de ser ordenado sacerdote). Creo que las facultades dominicanas de Valencia y Salamanca darían un paso al frente si acometieran con seriedad el estudio de esa relación. Aunque el mejor ejemplo lo da Roma, con el epicentro de la Gregoriana y todas las demás universidades eclesiásticas de allí colaborando en un proyecto conjunto. Porque el tema es vital para la nueva evangelización, para el atrio de los gentiles y para el quehacer teológico. Los ingleses, léase el elenco de participantes en tu simposio, llevan años trabajando. Se trata de un nuevo movimiento de Oxford pujante y vigoroso. Para nuestra desgracia, suelen traducirse más las obras de los contrarios (Dawkins, Dennet, etc.) que los de los partidarios de un diálogo franco. Cierto es que, sin conocer a aquéllos no entenderíamos las respuestas de éstos. Acabo de recibir la obra de Victor J. Stenger "The Fallacy of Fine-Tuning", un "gancho" que se pretende directo contra el principio antrópico y a la postre contra el plan divino. De las dos vertientes principales de la relación fe-ciencia algo se difunde en España sobre la biología (evolución, hominización., etc.), menos sobre la física (el ajuste fino de las constantes, a lo que se refiere el libro mencionado). En fin Sixto que hablaríamos largo y tendido de un tema apasionante. Y, sobre todo, apremiante.

Eso es lo triste
13 de noviembre de 2011 a las 13:26

Es triste escuchar a un dominico que le llame la atención que personas seglares dan más testimonio de fe desde sus cátedras de científicos, -donde no se encuentran arropados como los sacerdotes y frailes-, expuestos a la crítica, a la rechifla de sus compañeros, al ataque de la negación de fondos para la investigación, es muy triste ver que un dominico vea eso como sorprendente. Desde hace décadas, cuando la Iglesia clerical se avergonzó de evangelizar, han tenido que florecer los laicos para ponerse en la primera linea a defender la verdad, que otros dejaron de anunciar. "Porque si estos callan, gritarán las piedras" (s. Lucas).

Mi enhorabuena a los ponentes, alguno de ellos profesor mío, por su ejemplar testimonio desde la razón y la fe, no sólo en unas jornadas, sino en el día a día, evangelizando, llevando la gente a Dios, con la santidad del trabajo bien hecho, cotidiano, apoyados en Dios. Y mi deseo que la Orden de Sto. Domingo, con el auxilio de S. Alberto Magno y Sto. Tomás de Aquino, haga habitual el evangelizar y el estudiar para predicar a Cristo.

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