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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

25
Nov
2010

De gracias gratis

6 comentarios

Esta semana ha aparecido en el Wall Street Journal un artículo bien interesante sobre los efectos beneficiosos para la salud del dar gracias, del ser agradecidos en la vida cotidiana. Hablan en él del “efecto George Bailey”: cómo, cuando pensamos en ciertos eventos clave de nuestra vida, damos gracias por que hayan sucedido. Recuerdo que George Bailey el es protagonista de “Qué bello es vivir”, la película que enseguida toca ver, al menos a mí.
Así pues, esta investigación (el artículo dice que “muchas de estas cosas las aprendimos en el jardín de infancia o nos las dijeron nuestras abuelas, pero ahora tenemos evidencia científica que la prueba” –¿hacía falta? Para muchos sí. Bienvenida–) nos cuenta algo que ya sabíamos, no sólo que “es de bien nacidos ser agradecidos” (que algunos, desde planteamientos teóricos críticos confunden con una imposición o sabe Dios qué), sino que la gente que agradece lo que le sucede vive más graciosamente. Y es que aquí confluyen todos los usos de esa magnífica palabra que es “gracia” y todo su campo semántico: gratis, gracias, agraciado. Uno da gracias por la bondad de lo que le acontece y porque, en cierto modo, comprende que no hay manera de convertir un acto en una obligación. Una obligación nace como tal (no pasar de 120 en autovía) y en muchas ocasiones se hace tabla rasa de la misma. Pero el hecho de que alguien ayude, sea amable, me acompañe, juegue conmigo o atienda a mis explicaciones no puede (ni debe) exigirse. Hay un salto enorme que no sé cómo damos entre lo obligado y lo gratuito, y por esto es por lo que damos gracias. Los estadounidenses tienen ese día. Ojalá nosotros lo tengamos siempre.
 

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Beatriz
25 de noviembre de 2010 a las 22:15

Cuánta razón tienes con tus palabras... Solo puedo decirte... gracias!!

José Luis Palacios A.
25 de noviembre de 2010 a las 22:42

Estamos difundiendo este post por otros lares, porque esta reflexión es muy aplicable a muchos y variados rincones de la vida. Precisamente hoy hablábamos de ello. Y es que como bien dices hay una salto entre lo que es obligación y ese valora añadido que se da de forma gratuita. Si no se está agradecido por ese salto, entonces sí que es de mal nacidos.

Felicidades y gracias.

entós susurrante
26 de noviembre de 2010 a las 15:20

Está muy bien que en nuestra época, de vez en cuando, salgan como novedad comprobada empíricamente (¿Novedad Eloína?) lo que viene sustentando el mundo desde siempre. Por algo ha pasado por tradición en la educación de las personas el “dar las gracias”. Es cierto que, como suele ocurrir en “el mundo”, este acto se puede utilizar para subyugar a otros y no dejarles ser libres, pero en absoluto su esencia es esa. Si no enseñamos a un niño desde que nace a dar gracias por todo lo que le rodea y tiene, no podrá crecer feliz y no aparecerá ante él más que un mundo injusto y deficiente donde todo da motivo de queja y de denuncia, porque no sabrá orientar la mirada hacia aquello ante lo cual, sin ningún esfuerzo, surge ante nosotros tan bello y bueno que no podemos menos de sentir gratitud y, por ello, expresar “gracias” con palabras. El problema es que esto SOLO puede enseñarse si los padres y educadores en general (o sea, todos los que nos vamos convirtiendo en adultos responsables) son capaces de contemplar así el mundo, a las personas, los acontecimientos... Pero lo que suele ocurrir es que mostramos un agradecimiento superficial, una gratitud “social” de apariencia, cuando en el fondo pensamos demasiadas veces que es mayor el número de cosas por las que podemos quejarnos que por las que podríamos dar gracias... No hay más que escucharnos unos a otros para verlo. ¿Por que será que esas personas “más agradecidas” tienen mejor “aspecto”, como nos dicen? Si el mundo “objetivamente” es tan injusto y va tan mal por qué esta “ilusoria” forma de ver las cosas tiene esos efectos? En la religión cristiana, por ejemplo, la hermosa “acción de gracias” (en griego, como saben muchos, “eu-charistía” significa eso) debería servir para salir de ella especialmente transformados y “lozanos”, según esto, pero quizás no ocurre así exactamente ¿será porque el agradecimiento que se debería experimentar en ese momento a veces está ligado a esa inercia a la que todos nos hemos acostumbrado de expresar “gracias” como mera fórmula, cuando estamos pensando y sintiendo al mismo tiempo “no sé por qué”?
¿Qué tal si por un momento aceptamos que tantos personajes “agradecidos” que nos han precedido lo estaban porque sí que encontraron “de verdad” un fundamento para ello? ¿O si nos “disciplinamos” para por un corto espacio de tiempo procurar dar gracias por lo que sintamos que lo merece (aunque sean detalles sin importancia: respirar, el agua del grifo, la bombilla que ilumina, la sonrisa del panadero...), a pesar de que al mismo tiempo haya otras causas para quejarnos y dolernos? Feliz día. Gracias por la posibilidad que nos das de escribir.

lola
26 de noviembre de 2010 a las 20:34

si, gracias por recordarlo

Gracia
27 de noviembre de 2010 a las 00:40

Gracias a artículos como éste, podemos recapacitar, aunque sólo sea un poco, en expresiones que nos parecen tan comunes, a veces incluso degradadas por el uso, que hacen que no nos debemos cuenta de lo que significan de verdad. El hecho de "dar las gracias" es un maravilloso ejemplo. Muchas veces, el "dar las gracias" se convierte, pena y vergüenza me da decirlo, en una simple "muletilla".¡Ojalá que aún como "muletilla" toda la gente que la utilizase interiorizase su significado! (aunque como otros dirían: "por lo menos las dan")...Más otra cosa que me apena es ese "dar gracias" a Dios por, como dices, "aquellos eventos clave de nuestra vida". Y me apena, porque a veces me doy cuenta que mostramos nuestro agradecimiento cuanto este evento ya pasó, recordándolo con una "sonrisita" en el rostro, y no en el momento justo que en el que acontecía, cuando debimos agradecerlo.
Más tarde o en el momento, comparto tu idea de dar "gracias a la vida" (a ser posible de una forma más alegre de como lo cantó Violeta Parra) por cada día que tenemos la suerte de estar aquí. Porque como filmó Frank Capra: ¡Qué bello es vivir!
Gracias por el artículo, hace que cada día me sienta más agradecida por mi nombre (Gracia).Espero disfrutar de tus clases el próximo curso. Que tengas un buen día.

gratis et Amore
27 de noviembre de 2010 a las 08:48

Imprescindible en este tiempo en que hasta dar los buenos días casi es previo pago de algún favor. Ni por educación.

gratis et amore. Lo verdaderamente valioso en la vida es gratis et amore. Fuimos redimidos gratis et Amore. Buena meditación en inicio de Adviento
Gracias Sixto

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