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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

3
Nov
2009

Martín de Porres

5 comentarios

Hoy me han preguntado si San Martín de Porres era dominico. Alguien dudaba, por lo visto. Y a los hechos me he remitido: no creo que haya una sola iglesia dominicana en la que no tenga su capilla o su estatua, casi siempre la más venerada. ¿Por qué será? Seguramente porque tenía virtudes que le hicieron y le hacen querido para todos, que son las que consideramos más humanas, sobre todo hoy. Siempre me ha hecho gracia que lo que consideramos más “alto” en la humanidad (hacer cálculos, escribir complicados tratados, predecir la posición de las estrellas, buscar el bosón de Higgs y cosas por el estilo) lo hacen hoy perfectamente las máquinas, a las que, por otra parte, les cuesta una barbaridad atarse los zapatos y les es imposible detenerse en medio de la calle dudando si han cerrado el gas. Estas cosas, por lo visto, aún nos están reservadas, y las que nos cuentan las crónicas de Martín de Porres seguramente también, porque hay que estar muy despierto y tener un carácter muy forjado para llegar a vivir una vida de ese calibre. Me pregunto cuál será la mejor manera de revivir el espíritu de Martín de Porres en este mundo.

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Franklin
3 de noviembre de 2009 a las 16:29

Estimado Sixto,

Tengo un recuerdo muy vivo de cuando visité a Martin en Lima: sentí que casi me pedía disculpas por no poder pararse y venir a lavarme los pies y tratarme como se trata a un hermano querido. Ese servicio producto del querer a los demás es donde veo indicios de respuestas a tu pregunta.

Que estés bien.

FP

Letizia
3 de noviembre de 2009 a las 17:39

Querido Sixto, Martin era todo para todos, eso le hacía especialmente amable. Pero Martín era sobretodo una alma enamorada de Cristo. Desde el Amor, el servicio no sólo hace grande a la persona, sino que quien lo recibe se siente especial, único. Es como si te sacaran del anonimato en en que nos sumerge la sociedad, el que sentimos caundo llamanos por teléfono y hablamos con máquinas: pulse uno... Creo que aquí reside la magnanimidad de Martín y el que todos lo recordemos y hoy podamos gloriarnos de su vida. Martin nos remite a Dios, al que amaba con locura. Un abrazo fraterno.

entós susurrante
3 de noviembre de 2009 a las 22:11

No hay más que mantener la pregunta… Una vida como la de “Fray Escoba”, cuya lectura en las biografías nos pone a prueba de verdad (qué fácil parece descartarla como modelo inalcanzable o como “vidas de santos exageradas” hechas para creyentes “fáciles”), tiene un potencial inmenso si escuchamos sobre ella con el corazón…, o sea, si somos capaces de preguntarnos eso que dices: “¿y cómo hoy cada uno de nosotros allá donde nos encontremos podríamos vivir como San Martín?”. Yo creo que cuestionándonos esto llegaríamos a entender que lo que en apariencia es una vida de sacrificio y de dolor, en absoluto ha sido así vivida. El mensaje de este gran Hijo de Santo Domingo es de júbilo y esperanza… Sólo hay una manera de Vivir bien, es decir, de sentir en lo profundo una alegría plena y armoniosa, y esto es indisoluble del sentimiento de pertenecer a un Todo Sagrado, que nos lleva a ese sentimiento de gratitud por la vida, a partir del cual no podemos sino dar a los demás, cualesquiera que estos sean. ¿Que esto es absolutamente ingenuo en los tiempos que corren? La vida de San Martín de Porres es una propuesta impresionante a cada una de las personas que componemos nuestra sociedad actual, pero esto, una vez más, hay que “creerlo para verlo”. En cualquier caso, la O.P. merece una sincera felicitación de aniversario por “derechos de fraternidad” con el admirable “Fray Escoba”. Gracias por hacernos partícipes de ello.

fray Benito,op
4 de noviembre de 2009 a las 12:51


En la homilía de canonización (1962).el Papa Juan XXIII dijo de él " Amaba a los demás,por que los consideraba hijos de Dios y hermanos suyos;y los amaba más incluso que a sí mismo,ya que,con su gran humildad,los tenía a todos por más justos y perfectos que él" Pienso que San Martin las debió de pasar canutas dentro del convento,por lego,ignorante y puede que analfabeto,pero sabía toda la teología que hay que saber. Poner la otra mejilla y AMAR al prójimo. pepe esteve,op

In diebus illis
8 de noviembre de 2009 a las 02:16

Hombre, a uno no le debe de extrañar ya que no se desconoce cual es el hábito dominicano, ya nadie lo porta.

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