Sep
Martin Luther King
5 comentariosSin prisa, de nuevo por aquí. Cuesta ponerse a escribir, pero la vida cotidiana siempre ofrece temas y cosas. De hecho, por una suerte de “serendipia”, que dicen los que saben, me he encontrado de bruces, recientemente, con la vida y obra de Martin Luther King. No es que la desconociese del todo. Es que, por circunstancias de la vida, me ha salido al paso y me ha impactado hasta la conmoción. Resulta que (¿casualidad?) parece ser que, según unos papeles que acabarán saliendo, su vida no era la vida ejemplar que parecía. ¿No lo era? Creo que sí. Es pesada la manía que tiene el personal de contar las intimidades (quizá su percepción de las mismas) de la vida de los demás, y es un tanto falaz la intentona constante de mezclar la militancia con la vida privada de cada quien. A mí me importa bien poco cuáles fuesen las faltas, reales o imaginarias, de este hombre. Creo que ese nivel de discusión no me compete, sino que pertenece a otros ámbitos de su parcela particular. Basta con leer sus discursos, con conocer algo de su vida pública y de su labor gigantesca para que los menudeos de prensa rosa queden a un lado. Pero nuestra época es también la de estos, trompeteados por teles y periódicos. A ese respecto me da igual. Nada de lo que Martin Luther King haya hecho podrá cambiar lo que Martin Luther King ha hecho.