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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

9
Mar
2013

Pero ¿este es cura?

3 comentarios

Hace un par de días asistí a una suerte de cinefórum sobre la película “Million Dollar Baby”. El conferenciante, amigo para más señas, comenzó su charla advirtiendo que sus argumentos iban a girar en torno la defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta el último instante de la misma y advirtió, no sin ironía, que si alguien quería, en ese momento, abandonar la sala, era libre de hacerlo. Y digo que no sin ironía porque hará dos o tres años, el tema fue el aborto y varias personas salieron dando portazos de la sala. Y no porque sus argumentos (del conferenciante) no fuesen sólidos, que lo eran y lo fueron de nuevo en esta última sesión, sino porque no estaban dispuestos a escucharlos. En esta de hace un par de días, hizo una magnífica argumentación del falso dilema que supone tener que elegir entre eutanasia y distanasia y cómo era necesario explorar el nuevo curso de acción que se había abierto una vez desenmascarada esa falacia, a saber, los cuidados paliativos (sé que en esto concordará alguien que me lee). Sin proponer fórmulas mágicas que cubran todos los casos (¡claro que hay casos difíciles que ponen a prueba cualquier argumentación ética!), defendió que la carga de la prueba no tiene que llevarla quien quiere seguir viviendo, que es lo que parece desprenderse de ciertos discursos. Obviamente me estoy dejando muchos elementos de su espléndida charla por el camino. Trato de compartir la idea de que se puede ser racional defendiendo cosas que no comulgan seguramente con las ideas más populares que, en ocasiones, son menos “racionales” desde el punto de vista argumentativo. Alguien preguntó (no podía ser de otro modo) si el conferenciante era cura. No, no era el caso. Algo semejante sucede cuando alguno de mis alumnos lee a Plotino…, que también piensa que un poco cura ha de ser. Pues no. Y razón tenía, tanta que sigue influyendo con una fuerza inopinada.

 

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JM Valderas
10 de marzo de 2013 a las 12:01

Sixto caro, a veces ser cura no es garantía de postura cerrada, sino de postura aberrante, que no es lo mismo. Cierto que eso no tiene nada que ver con la condición del sacerdocio. Se trata sencillamente de un factum. Aquí en Cataluña no sólo tenemos una vigorosa corriente provida (dirigida por médicos), sino una no menos poderosa corriente abortista promovida por curas. No me refiero sólo al cura abortero (hasta el punto de pagar abortos), sino a la extensa y generaalizada opinión entre la clerecía de que determinadas leyes abortistas son legítimas... porque las ha votado el pueblo catalán. Prout sonat. Dirán para intentar quitar fuerza a semejante disparate (hablo del aborto libre) que ellos en su foro interno no son partidarios, pero se abstendrán de una exposición diáfana del derecho a la vida y de la obligación del diputado coherente con ese postulado --creyente o no-- de votar en contra o no auspiciar la victoria de los partidos proabortistas. Como ves, Sixto, por ciertos territorios el ser cura no indica nada. Antes bien, a menudo se convierte en bastión de mentira. Toma por caso la secesión de un territorio que ni ha sido jamás colonia, ni ha sido sojuzgado militarmente. Juan Pablo II y la Conferencia Episcopal Italiana en pleno mostraron con claridad meridiana la improcedencia moral de secesiones de ese tipo porque pugnaban contra el bien común y la paz. En plata, condenaron sin paliativos el afán secesionista de la Padania. Aquí tenemos, sin embargo, algún obispo cervatana, con abades, cogullados y clero bajo y medio que se ponen por montera esa doctrina del derecho natural asumida por la Iglesia y siembran cizaña desde el púlpito. Bien sabe Dios, el triste espectáculo de cierto cura en un monasterio de Dominicas que comparó la situación con la del pueblo judío en tiempos de Cristo. Al afearle semejante comparación en la sacristía, tuvo al menos la gallardía de reconocer que se había eqjuivocado, pero herido en su amor propio, añadió sin inmutarse, "es una idea que muchos compartimos". Que Dios le ampare. En resumen, ser cura hoy, doctrinalmente, no facilita la búsqueda personal.

JMV
10 de marzo de 2013 a las 12:21

Errata corrige: obispo cerbatana, no cervatana.

No me extraña
11 de marzo de 2013 a las 23:41

No me extraña la anécdota que cuentas. Los "tolerantes" son los que más portazos pegan a las puertas cuando están enfadados. Si pueden te golpearían a la cabeza con sus argumentos de puño. Lo triste es ver tantos curas a favor del aborto y de la eutanasia, más cercanos al ZP-ismo que a Jesucristo. Son laicos los que al final están dando la batalla, con Hazte-Oir y demás asociaciones pro-vida, tan denostadas por tantos curas.

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