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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

10
Sep
2009

Tallas postmodernas

7 comentarios

Siempre me ha llamado la atención la facilidad que tienen algunas personas para calcular, por ejemplo, las tallas que uno usa. Llevo en este momento una camiseta que me dieron en Fátima y aunque cuando las repartían yo insistía en que usaba la talla M, la chica que las entregaba insistió en que mi talla era la S y, si bien yo me resistía, pensando que efectivamente, mi forma corporal (término bien escolástico y de rancio abolengo, que aprendí de Fernando Soria en sus clase de antropología y al que le estoy sacando un partido inusitado –y Fernando seguro que lo sabe–) se correspondía con la M. Pues no. Desde el primer momento me sentó la S y con la S sigo. Las tallas, como los esquemas, son algo predeterminado y que, si uno escucha lo que le dice el otro, a veces resulta que cambian, no son inamovibles y, en el peor de los casos, ni siquiera eran válidos. Ciertamente, ayer dialogaba (no discutía, es distinto) con Chema y Moisés y nos salía la espléndida reflexión de que la posmodernidad es "un eterno ¿y?" No hay punto de detención del discurso ni del razonamiento. Esta no es tu talla, ¿y? Te va a sentar mal, ¿y? Parecerás un payaso que entra a trabajar, ¿y? Si uno no se deja convencer nunca, es postmoderno en el sentido más amplio del término. Y eso no es ni bueno ni malo, sólo ¿y? Mas yo me fié, me puse la talla S y estoy encantado. El postmoderno, ciertamente, me dirá. ¿y? Y nada, le responderé.

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XL
10 de septiembre de 2009 a las 16:35

Las relaciones de poder dialécticas, en las que A que sabe mucho intenta con-vencer a B que supuestamente sabe menos, ya van quedando atrás. Se trata de pro-poner, no de convencer. El que propone no ejerce poder, invita a la escucha. El hombre posmoderno gusta de elegir entre ofertas, porque ha madurado su decisión. Y si se equivoca, lo acepta, y vuelve a elegir. Uno de los problemas que presenta la iglesia es que no propone el mensaje evangélico, sino que a veces intenta convencer " a cristazos". ¿ Y ? Pues...habrá que hecerselo mirar, porque hay interferencias en la recepción del mensaje Por cierto, aunque sea de talla S puede ponerse tranquilamente una XL que deja la forma corporal en libertad. ¿Y?...que usted lo luzca bien. Saludos cordiales

FRAY BENITO,OP
10 de septiembre de 2009 a las 20:06

Que la iglesia tenga problemas (de tallas),eso nadie lo discute ni lo duda;lo raro sería que no los hubiera por que la iglesia es también comunidad humana,con las limitaciones y los pecados que los humanos tenemos.Tambien es cierto que muchas veces los medios de comunicación dan a esos problemas una revelancia particular,sobre todo cuando lo merece.Últimamente los ha habido y bien gordos.Que se publiquen es parte del guión,porque vivimos en una sociedad abierta,plural y crítica. Esto no nos convierte en víctimas,si no que nos obligan a obrar con repeto y transparencia.
No hay que temer a las diferentes tallas ni colores,tampoco a las críticas,ni ver detrás de ellas la herejía,los ateos y los malvados que sacan nuestros trapos sucios.Dios actúa tambien a través de esas personas (por cierto,hermanos nuestros a los que Jesús no rechazaría)Esas de tallas no ajustadas,nos obligan a crecer, a despertar, a reconocer que tambien nosotros tenemos que aprender.No estamos eximidos de buscar nuevas respuestas ante los nuevos desafíos que surgen cada día,no somos niños pequeños debajo de la falda,ni la cola de nadie,sino adultos,responsables,y sobre todo libres con la libertad de Cristo,para buscar,con los hermanos,la Verdad,que nos da jornada tras jornada, a fuerza de pelear,padecer y amar.
Por faqvor "cristazos, NO"
fray Benito,op

Rosa
10 de septiembre de 2009 a las 22:46

Pensar en que mi talla,mi sitio,mi...¿? es este es una actitud moderna o tal vez premoderna o ...pero posmoderna no... mi talla es lo que me siente bien(sobre todo me gusta la ropa alemana porque esta más adaptada a las mujeres grandes) ,mi lugar es donde me sienta respirar(aunque sea una contaminada ciudad)...,certezas te diría que ninguna
.Verdad profunda ,una.No para ser impuesta ,ni siquiera propuesta,para ser vivida y desde ahí compartida.

Aldo+
11 de septiembre de 2009 a las 12:42

Discrepo con ustedes (pues por lo leido es una conclusión de Chema, Moisés y Sixto) aunque teniendo en cuenta quienes son seguramente me equivoque yo, reciban esta discrepancia desde la más absoluta ignorancia. No creo que estemos en la sociedad del eterno ¿y?. Ni siquiera estamos en el eterno ¿y? Las personas no te preguntan "¿y?" te responden "vale (me da igual)". Ese ¿y? suena a que el receptor quiere saber más (aunque no lo tome en cuenta) sobre aquello que el emisor le está contando y desgraciadamente no nos interesan ni siquiera los argumentos que nos ofrecen. Primer intento del emisor: Esta no es tu talla, vale (me da igual). Segundo intento del emisor: Te va a sentar mal, vale (me da igual). Tercer y último intento del emisor: Parecerás un payaso que entra a trabajar, vale (me da igual) e incluso queja por haber sido tan pesado el emisor cuando tú ya le dijiste que era otra tu talla.
Desgraciadamente creemos (yo el primero) que tenemos la verdad absoluta y que nadie puede rebatirnos nada y nos perdemos la riqueza que los argumentos y la otra persona nos está entregando. Saludos.

Moisés Pérez Marcos
11 de septiembre de 2009 a las 14:40

El problema del "¿Y?" posmoderno no es un problema de aquello a lo que uno le sienta "estéticamente" bien. Tampoco es un problema de indiferencia (esta es quizá otra de las características de lo posmoderno). El problema es que el "¿y?" imposibilita un consenso, una base, un fundamento (aunque no sea ontológico, al menos sí lógico). Imposibilita el más mínimo diálogo. Porque incluso para llegar a la conclusión de que no pensamos igual, necesitamos comenzar por algo a lo que el otro no nos responda: "¿y?". Quizá resulta ridículo que tengamos normas tan estrictas sobre la ropa que nos ponemos, y no pase nada porque uno vaya disfrazado de payaso por la calle. Pero ante la injusticia, ¿vamos a responder "¿y?"? Ante el dolor de millones de humanos, ¿vamos a responder "¿y?"? Ante un genocidio, ¿vamos a responder "¿y?"? No es una cuestión de la Iglesia, ni de ser ateos o creyentes. Es cuestión de qué queremos ser como humanos. Porque como decían los renacentistas, si uno se comporta como un gusano, es un gusano. Y si uno se comporta como un hombre libre, pues será que es un hombre libre. Es fácil destrozar cualquier argumentación. Pero a veces no defendemos las cosas sólo axiomáticamente, deductivamente, argumentalmente. A veces las defendemos porque hemos optado por una manera de ver las cosas que, entendemos, harían del mundo un lugar un poco mejor. Por supuesto, las diferentes perspectivas al respecto no sólo no se excluyen, sino que son mutuamente enriquecedoras. Un "¿y?" eterno, sin embargo, anula esa capacidad de enriquecimiento. Pero todo esto lo recibo desde la ignorancia, por supuesto.

Y...puntos suspensivos
11 de septiembre de 2009 a las 16:40

el Y? no es ningún problema,al contrario, en vez del tambien actual "y punto pelota" el ¿Y? invita a ir siempre más allá...en la vida, en la búsqueda de Dios, siempre el horizonte queda abierto. El Círculo se cerrará en la parusía. Mientras aquí seguimos todos en camino. Cuando alguién te interpela con un ¿Y? impide que alguien absolutice su postura, se cierre en ella, le invita a ir más allá. Tanto si se encuentra en un buen momento como en un mal momento. Le está diciendo que todo pasa, que no hay que apegarse ni a lo bueno ni a lo malo, que siempre se está en camino. El ¿Y? no deja que absoluticemos lo finito, lo pasajero. Nos indica que siempre hay un plan B, otra forma de ver las cosas que puede enriquecer nuestra visión de la Realidad. Invita a empatizar con la visión del otro, con la búsqueda del otro, del totalmente Otro. No es ningún relativismo, por el contrario invita a ir más allá de la uniformidad, invita al otro a que de su visión en un continuo Y?....( puntos suspensivos, o suma y sigue. El punto final nos sobrepasa. Saludos cordiales

Anónimo
11 de septiembre de 2009 a las 17:17

Ante los grandes problemas de la humanidad no hay respuestas únicas y exclusivas... Por ejemplo ante el hambre en el mundo...quien tiene la respuesta verdadera...honestamente pienso que nadie ,aunque cada respuesta intenta acabar con "el problema" desde el FMI,pasando por la corriente liberacionista hasta llegar al
modelo asistencial de teresa de Calcuta...y a su modo lo hace

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