Logo dominicosdominicos

Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

18
Oct
2006

Verdad, perdón

1 comentarios
El número del suplemento semanal de El País, Babelia, de este sábado pasado, se dedica a los intelectuales tránsfugas. Hay un par de colaboraciones, a mi entender, excelentes, quizá por preclaras o por conscientes de lo que dicen (a ver si las encuentran y resulta que coincidimos). Las otras son para salir corriendo. Uno lee y le da la impresión de que la culpa que pasaba de padres a hijos, en aquel judaísmo ortodoxo, se ha transformado en una culpa colectiva de todos los que, por el solo delito de vivir en esta época, no hacemos no sé qué tipo de actos reivindicativos. Leyendo esos artículos, se tiene la impresión de que, por muy relativista que uno sea, hay valores absolutos, vamos, que Max Scheler está bien de moda (bueno, sus teorías vulgarizadas, porque la prisa por escribir no suele dejar leer). Hay tipos especialmente dotados (los “intelectuales”) que saben exactamente cuáles son los valores intemporales y obligan a gentes que han muerto a pedir perdón por cosas que no eran faltas ni delitos cuando ellos vivían (¿o lo eran?), que parece que hoy lo son (¿lo son?), pero que no podemos predecir si lo serán mañana (¿lo serán?). Quiero decir con esto que quienquiera obligar ( o simplemente sugerir) a otro a pedir perdón, es porque no es relativista en absoluto. Pero ¿cómo no ser relativista en este mundo sin culpa, sin perdón, sin arriba y abajo, sin dentro ni fuera, como decretó Zaratustra que había quedado tras la muerte de Dios? A ver si va a ser que realmente el hombre es un valor, un punto axiológico de no retorno, sobre cuyos derechos elementales no cabe discutir. Y creo que esto es verdad, como alguien decía el otro día en uno de sus comentarios. No es fruto de un acuerdo intersubjetivo ni del consenso. Es verdad, así, sin calificativos.
Posterior Anterior


Hay 1 comentario, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


JMValderas
18 de octubre de 2006 a las 21:28

Querido Sixto, ignoro qué dos contribuciones le parecen excelentes de ese número de Babelia. Salvo líneas modestísimas en su brevedad, la urgencia del perdón se le exige en todas las colaboraciones, incluida la de Trapiello, a un bando, al que se estigmatiza ex nativitate. Por razones de trabajo me ha tocado, por ejemplo, seguir la trayectoria del catedrático de Zaragoza y sus escritos desde sus primeros escarceos sobre la literatura falangista, o entablar contacto con Tovar, directa e indirectamente, del que nadie dice que se marchó a Tubinga para prestigio de la filología comparada española; de arribista nada menos le tildan. El rigor historiográfico del resto, no seré yo quien lo aplauda. Me ceñiré al que cubre la historia de la ciencia. Comenta un libro, tesis doctoral dirigida por un historiador filocomnista en su comportamiento y en sus perspectivas, amén de amigo suyo en asesorías editoriales. Cualquier cabeza que se pierde es un drama. Pero se omite que muchos huyeron del terror de la República (Ochoa, Duperier, Marañón) y se silencia la labor fundante e institucionalizadora de la investigación realizada por Vila Pascual, Lora Tamayo o Primo Yúfera, base del despegue actual. No se trata de contraponer nombres. Hay mucha vesania, muchas ganas de hacer daño y culpabilizar a la Iglesia. En el caso del que aludo se ha mofado más de una vez del árbol de la ciencia del CSIC inicial con su remisión a la teología como corona del saber

Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicos dominicos