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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

11
Jun
2013
La cosa petitoria
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Siguiendo a San Agustín, Tomás de Aquino afirma que “es lícito pedir lo que lícitamente se puede desear” (ST II-II, q. 83, a.6). Es verdad que contemporáneamente la oración de petición no tiene buena prensa entre ciertos pensadores, que la ligan a una cierta religiosidad mágica, quizá a una suerte de estadio primitivo de creencia o sabe Dios a qué. Pero en realidad, lo que defiende Tomás de Aquino en su concepción de la oración es la cosa más normal que se piensa cuando se piensa en ella: pide lo que necesites. Para el Aquinate no es una cosa enrevesada, que requiere técnicas especiales y respecto a la cual uno siempre tiene la conciencia de que no sabe hacer. Si quieres que alguien te dé la hora, se la pides. Si quieres que alguien te ayude con un ejercicio, se lo pides y así sucesivamente. Para el de Aquino, entra dentro de la lógica del asunto que el que desea le pida a Dios, porque es lo que hacemos cotidianamente y es parte de lo que nos constituye como seres humanos, la mutua dependencia, que sale a primer plano en esos momentos de necesidad en el que hasta los más fuertes flaquean. No tiene nada de mágico. No tiene nada de mítico. Tiene mucho de humano. Me he acordado de esto (y he buscado la referencia, claro) al empezar a leer el último libro de Álvaro Pombo, "Quédate con nosotros, Señor, porque atardece" , que empieza con una descripción de la oración de sus protagionistas trapenses. Empieza bien. A ver cómo sigue. Por pedir, que no quede.

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30
May
2013
Utilidades
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Venía a casa escuchando la radio, un programa de esos donde los tertulianos pierden todo tipo de pudor, quizá porque no tienen el rostro de nadie frente a sí, que es cuando uno suele medir las palabras, y alcancé a escuchar que despotricaba contra la religión en la escuela: “que les enseñen algo útil, en vez de religión”. Y hablaba de clases de nutrición, lo cual sería excelente, pero en realidad, sospecho que la nutrición le importaba un rábano. Habría podido decir gimnasia sueca o pampanitos verdes. La cuestión de fondo es la religión, que suele entenderse en términos de un falso dilema . Yo pensaba que la religión es sumamente útil desde el punto de vista cultural, independientemente de las creencias, como lo es la filosofía, independientemente de que uno se vaya a dedicar a pensar o no, o como la música, independientemente… o como cualquier cosa. Pero al mismo tiempo, pensaba que este hombre probablemente (porque entra dentro del saco de un determinado modo de pensar) se indignaría si llenasen el currículum de los alumnos de secundaria de cosas "útiles": economía, informática, métodos financieros… y proclamaría que al quitar de entre las asignaturas cualquiera de aquellas (pongan las que quieran, salvo la religión), el sistema nos haría más sumisos, adeptos, adictos y lo que se le ocurriese sobre la marcha. En realidad, la religión es una de las cosas que nos hace humanos, para bien y para mal. Claro que tengo mi opinión al respecto, pero si se incluye o se excluye de la enseñanza, espero que sea por otras razones que la utilidad o inutilidad, que es en lo que acaban cayendo muchos de los que se calzan las botas de la liberación de toda servidumbre.

Ah, si alguien tiene tiempo, le aconsejo que eche un vistazo a este vídeo (está en inglés): Dios me hizo ciego e incapaz de andar, pero me dio los dones musicales que tengo... Ahí queda eso. Donde uno esperaba una invectiva... El ser humano no deja de sorprender, no, no..

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19
May
2013
Cómo entender a las monjas
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Acabo de pasar por delante de su convento. El de las Catalinas, las monjas dominicas de un monasterio vallisoletano que se ha cerrado, no por falta de vocaciones, sino porque las termitas se lo estaban y estarán (supongo) comiendo. Y eso me ha traído la mente lo que me comentaba no hace mucho una señora, de muy buena fe y bien católica: “no entiendo a las monjas de clausura”. Supongo que a los monjes tampoco, pero ese no fue el tema. Y no sé si a los frailes, a las hermanas, etc. Quizá es que las monjas de clausura constituyen una especie de epítome de las cosas que no se entienden. La verdad es que cuando me dicen eso me quedo un poco sorprendido: ¿qué significa que “no se entiende”? No sé muy bien. Puede que yo no entienda un teorema, una fórmula química o un libro escrito en ruso, ah, y ya quisiera, vaya que sí. Pero eso es relativamente fácil de solucionar (aunque pueda costar 20 años, que no son nada). Se va uno a Rusia o a una escuela, se apunta uno a la facultad de matemáticas o de química o sigue el procedimiento que le conducirá a entender lo que no entiende. Pero una vocación, el sentido de una vida o la decisión de tener un hijo, pongamos por caso, no hay que entenderlas. Aunque se “entendiesen” las razones que uno esgrime para hacer eso, esas razones no son “eso” y crean una especie de costra o de baño maría que rodea el “eso” y que nos impide o nos permite acceder parcialmente al asunto. Cuando los medievales, así en términos generales, sin meternos en mayores berenjenales, hablaban de intellectus siempre lo ligaban con la voluntad, el deseo y el amor, y el Aquinate llega a decir que lo compartimos con los ángeles. Captar razones (la ratio, la razón discursiva), en el caso citado de las monjas, no sé si tiene la menor importancia. A ellas les dará igual, y a los que no las entienden, o a los que sí captan la secuencia argumentativa, seguramente también. Ah, pero “intelligere” es otra cosa. Hasta el misterio de la Trinidad (anda, qué bien traído, hoy, en Pentecostés) cae en lo que se puede intelligere. Mira qué hemos ganado cosas desde el medievo. Y mira que se nos han quedado piezas por el camino…

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15
May
2013
To the wonder
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He visto hace poco “To the wonder” de Terrence Malick. Ambivalencia es lo que siento. Es una película sobre el amor, sobre cómo el amor puede pervertirse o convertirse en otra cosa que está, si cabe, por encima. Y es de una belleza visual abrumadora, en el estilo de ese director por el que siento debilidad desde hace mucho. Y es una película sobre el gozo, esa marca tan cristiana y tan subrayada sobre todo por la teología protestante como uno de los signos de la presencia del Espíritu. Es esta concepción teológica la que está detrás de estos coros de gospel gozando visiblemente de sus celebraciones que atodos nos contagian su estado anímico. Pero, sin duda, es una seña del cristiano. Estad alegres, que vuestra mesura la conozca todo el mundo, dice el Apóstol. Pues bien, todo esto lo pone en imágenes Terrence Malick. Lo muestra. No se puede decir, y tampoco hay que decirlo todo, que de verboso uno puede olvidarse de la cosa. Y sin embargo, ah, tenía una expectativa tan alta que era casi imposible de colmar. He de volver a verla. Tiene un cierto carácter de promesa, de que ahí algo con lo que merece la pena pasar el tiempo, en esa belleza que la inunda, en sus caballos, en sus paisajes, en sus mujeres, en sus danzas intempestivas, en sus puestas de sol, en las texturas de los campos. En el fondo, me daba la impresión de que mostraba exactamente lo mismo que he tratado de escribir por alguna parte, pero lo decía de modo bello. Y eso tiene que ver con la estética, ars pulchre cogitandi, según el filósofo que dio el nombre a esta disciplina. Y la belleza habla tanto de lo divino a quien no se deja someter… To the wonder, hacia la maravilla.

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12
May
2013
Las mujeres de Alaejos
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Parece ser que Quevedo decía: “Calienta más una santa bota de Alaejos que todos los tapices del rey de Francia”. No sé si será verdad, pero lo que sí lo es, es que tiene dos iglesias monumentales, que se ven durante mucho tiempo desde esa carretera que discurre con sus altibajos entre Valladolid a Salamanca. En fin, la cosa es que ayer, haciendo esta ruta, hice un alto para tratar de visitarlas y por suerte, una de ellas estaba abierta. Llegué cinco minutos antes de la misa, así que, como me repatea bastante andar turisteando mientras hay oficios, me quedé a la misa. Más tarde podría seguir admirando esa joya.
No sé cuántas personas seríamos, no más de 40 (probablemente en la misa mayor de hoy habría más, ya que unos cuantos niños hacían la comunión, según anunció el oficiante), de entre los cuales sólo 4 varones, yo incluido: un señor junto a una columna, otro atrás, debajo del coro, un tercero (que creo que también era visitante, ya que al entrar echó un gran vistazo en derredor, abrumado, creo, por la belleza del templo) y servidor. El resto, mujeres, incluidas dos niñas. No sé si esta muestra es representativa, pero no creo errar demasiado si supongo que el porcentaje de mujeres que hacen que la Iglesia siga siendo una realidad viva supera bastante a los varones. No sólo rezan y participan en la liturgia, sino que son catequistas, están en los consejos parroquiales, cantan en los coros y están presentes en absolutamente todo lo que pueden. En buena parte del mundo hoy celebran el día de la madre, que este año coincide con la Ascensión. No saco ninguna conclusión. Sólo pensaba…
 

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4
May
2013
Hablemos de Dios
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Hace un par de días asistí a una conferencia que daba una famosa filósofa española, Victoria Camps, cuyo tema principal era Dios. No interesa aquí mucho el contenido de la misma, sino la demanda, por así decir. El auditorio estaba lleno, cumpliendo de modo inexorable la máxima de Emilio G. Estébanez de que si pones una clase de teología no aparece nadie, pero en cuanto sale el tema de Dios en un foro distinto, sorprende hasta al más optimista la respuesta de la gente. Seguro que caben infinitas lecturas de ese hecho. Unos irán porque les ha obligado el profesor correspondiente; otros para ver si se confirman sus creencias (a favor o en contra de lo que diga el ponente) y en su caso, para hacer valer sus tesis; algunos van a aprender, y otros a disfrutar de la línea argumental y de los razonamientos del ponente (o a sorprenderse por sus debilidades), quién sabe. Pero sí es cierto que hace cuarenta años nadie podría aventurar que una conferencia sobre Dios y sobre el papel de lo religioso en el debate público aún llenaría auditorios. Es verdad que hoy hay innumerables propuestas de sentido que tratan de colmar un cierto vacío o una cierta dimensión de la existencia humana que sale a la luz de vez en cuando, siquiera en los momentos de vagabundeo intelectual, cuando no tenemos la mente ocupada en cosas concretas que exigen sus modos regulados de proceder (sea leer un libro de filosofía, hacer un experimento o ver una película), pero también es cierto que la dimensión religiosa no ha desaparecido del todo. Además, ciertos grupos de gente joven que no pertenecen ya a un mundo en el que, parece ser, la educación y las convicciones religiosas eran un punto de partida contra el que casi era un imperativo de la época reaccionar, preguntan, debaten y discuten con una frescura que llama la atención. Es un hecho que para muchos no es siquiera tema de su mundo, ni siquiera tienen un espacio vital en el que ubicarlo. Para otros, felizmente, es un objeto nuevo, que se les presenta con la novedad de lo que no está ya resuelto de antemano y que suscita el interés que provoca lo muy humano. Que siga la racha, a ver si entre todos…

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29
Abr
2013
En el día de Catalina
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"Da amantem, et sentit quod dico: da desiderantem, da esurientem… da talem, et scit, quid dicam. Si autem frigido loquor, nescit quid loquor” (San Agustín, In Joannis Evangelium, tract. XXVI, 4). Pues sí, algo tiene que ver la actitud con lo que se puede ver. Dame uno que ame, que desee, que tenga hambre y sabrá lo que le digo. Pero si le hablo a uno de corazón frío, no sabrá de qué le hablo, dice San Agustín. Cuando Catalina de Siena afirma que la Trinidad eterna es como un mar profundo en el que cuanto más se busca más se encuentra y cuanto más se encuentra más crece la sed de buscar… muchos sólo verán una expresión exaltada de contradicciones lingüísticas: si ya has encontrado no puedes seguir buscando… Si la sed está saciada no puede al mismo tiempo crecer. No hay nada que uno pueda utilizar como glosa de esas palabras para explicarlas y volverlas convincentes, por así decir. Quien, no obstante, se ubica en la categoría del amante o del hambriento comprenderá, sabrá (ese es el término que usa Agustín) de lo que habla la santa. Es curioso que estas cosas las entienden muy bien los chavales cuando están ensayando los amoríos y viven esa elevación erótica como una especie de novedad radical. Siempre se ha considerado, al menos desde Platón, ese modo de ver la realidad al menos como una posibilidad de percibir la realidad de un modo que escapa a la mayoría de los que vivimos un tanto rutinariamente. Los enamorados pueden comprender bien de qué habla Catalina, aunque no sepan explicarlo. Lo que me recuerda a un profesor norteamericano (creo que lo conté hace tiempo), cuya mujer, que le acompañaba en un congreso por estas tierras, tenía que regresar a su casa antes de que terminase dicho evento. Yo le pregunté si iba a regresar inmediatamente con ella o iba a esperar a que terminase el congreso… Tienes que elegir, le dije con una cierta sonrisa… Y él, con la misma sonrisa, me respondió: yo ya elegí hace cuarenta años. Tanto me impresionó la respuesta que cada vez que le veo, se lo recuerdo. Seguro que sabría de qué hablaba Catalina.


 

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27
Abr
2013
El niño que canta
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Sí, hace unos días que no ando por aquí, pero he visto un vídeo que realmente me ha encantado y me ha hecho recordar que me había olvidado de esto. Es una de esas cosas que uno ve por Internet y que le hacen pensar sobre el asombro que cotidianamente se ofrece a nuestros ojos: un niño cantando. ¿Qué tiene de raro? Si uno lo mira con unos ojos (con miles de ojos analíticos, apresurados, cansados o yo qué sé qué) probablemente no le preste atención o, si se la presta, le parezca algo normal, cotidiano: un niño cantando. Pero a mí, se ve que me ha pillado con otros ojos, porque, simplemente, me ha fascinado, como cuando uno de queda mirando un sitio que ha visto todos los días y piensa: “pero qué bonito es esto” o como cuando una palabra que usa dos, diez o cientos de veces al día se le queda trabada en no sé qué región de la mente y le suena “extraña”: “primavera”, “semitono”, “pero”, “sí”… Simplemente nos parece ajena, como si la escuchásemos por primera vez, como le pasaría a Adán. En este vídeo se ve un niño que canta junto a un cantante callejero y no sólo lo eclipsa, sino que también convierte la actuación de éste en algo casi mágico. Es el puro deleite de vivir, el puro placer de cantar porque sí, la autenticidad más allá de la cual no hay otra. Pensar que hay una época de la vida en que vivimos así, fundados en ese puro gozo de la existencia a mí me abre muchos poros. ¿Quién dijo que no se podía?

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25
Mar
2013
Necesidades metafísicas
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Esta mañana hablaba con una alumna que estudia latín y que, cuando le pregunté qué iba a hacer el año que viene, me dijo: bailar. Buena respuesta, a fe mía. ¿Qué mundo es este en el que alguien que estudia latín y quiere bailar parece que queda fuera por necesidad? El mundo es así, nos dicen algunos, invistiendo ese “es” de una suerte de necesidad metafísica que no sé muy bien qué filósofo se hubiese atrevido a defender. No sólo “es” así, sino que no habría podido ser de otro modo, dicen. Lo que hay es lo que necesariamente ha de haber (algo así afirmaba Schopenhauer, pero le costó unas cuantas páginas fundamentarlo y aún así, quedan bastantes puntos oscuros). Esta especie de fatalismo que condena al mundo a ser de una determinada manera en la que el latín no sirve para nada, en la que una buena parte de la población pasa hambre mientras otra se forra a su costa, en la que si uno quiere comer de su baile alguien (importante) tiene que determinar si vale (aunque no valga), en fin… Una de las cosas que la filosofía contemporánea ha rescatado (sí, rescatado, no inventado) es la idea de que hay muchos mundos posibles, contingentes, sin carácter de necesidad metafísica (los medievales le aplicaban eso a Dios, luego el mundo que hay o los mundos que pueda haber no tienen, ninguno, ese carácter de necesidad). ¿No se han dado cuenta de que todas las medidas económicas que se han tomado últimamente son presentadas como "necesarias"? Para un filósofo eso suena raro, pero claro, para un filósofo... Si el mundo puede, por naturaleza y por derecho propio, ser de otra manera, ¿por qué no se puede vivir de estudiar a Cicerón y de bailar, de construir máquinas y de cantar por las calles? Todo es posible porque nada de este mundo es necesario (¿te das cuenta de qué libertad tan enorme cabía en la mente de Tomás de Aquino y de Escoto, por citar un par de ellos? Da que pensar).

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14
Mar
2013
Espera un poco, hombre
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Aún está caliente la elección del papa y ya ha empezado la carrera destripadora. No sé si tiene familia, pero espero que se ponga a buen recaudo, porque la avidez de detalles que parece haberse instalado en el imaginario colectivo no se va a saciar fácilmente, y van a perseguir a sus allegados, amigos y a mirar con lupa su pasado para contar cosas. Acaba de convertirse en hecho informativo cualquier cosa que tenga la menor relación con él. No habían pasado 5 minutos de la elección y ya las redes sociales estaban llenas de fotos, a favor y en contra. O bien besando los pies de un niño o bien de la mano de Videla. Ya hablé hace poco de la profunda desconfianza que me inspiran las imágenes, que no valen más que mil palabras, qué va, sólo tienen una eficacia psicagógica mayor, que decía Platón, hasta que uno las pone en su sitio. Dame la imagen y déjame pensar, por Dios, no me pidas que salga como un toro del toril sin saber muy bien hacia dónde. A los 10 minutos unos alababan su humildad por elegir el nombre de Francisco y otros le acusaban de soberbio por lo mismo. Tengo un amigo que se sometió a una evaluación “científico-académica” y, basándose en el mismo hecho (el mismo), un miembro del tribunal le puso la máxima puntuación y otro la mínima. Para uno su currículum era impresionante porque tenía una enorme amplitud de miras. Para otro, ese mismo hecho merecía un cero: era simplemente dispersión. En fin, como alguien quiera contentar a todos seguramente perderá su alma.
También les toca esta carrera a los jesuitas, de refilón. Unos los elevan a las alturas elíseas y otros los ponen como la fuerza más oscura de la historia. También tendrán, seguramente, que ir preparando una cierta actitud de distancia hacia las presiones de lo que se dice, se cuenta y se comenta. Ayer mismo le escribí a un amigo jesuita para felicitarle por la elección, y me contestó la cosa más sensata: sólo sé que es argentino, y no sé nada más. Recemos por él. Es lo más sensato que se puede decir, y esas fueron las primeras palabras de Francisco. ¿El de Asís, el de Javier, el de Sales? Quizá todos y quizá ninguno.

 

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