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Contratiempos
2 comentariosUn buen amigo mío, a quien conozco desde hace ya muchos años, se vio envuelto en uno de esos contratiempos cotidianos, tan cotidianos que suceden ?me atrevo a asegurar? por miles cada día, pero que, mientras no nos toca, no los computamos. Un desvío de vuelo. A mayores, en una compañía de bajo coste, que, según parece, no se desvía al aeropuerto más cercano, sino a otro aeropuerto con el que, al parecer, tiene contrato, convenio o algo por el estilo. La cosa es que volaba a Santander para desde allí desplazarse a Gijón, donde tenía que dar un concierto. Pero la niebla impidió el aterrizaje, de modo que acabó aterrizando en Pucela, a más de tres horas de su destino primero. La compañía ponía autobuses, pero con el retraso, le dejan a uno en Santander de madrugada, sin posibilidad de moverse de allá. Así que su mujer, desde Alemania, me pilló en Internet, me dijo dónde estaba, me dio su móvil y acabó pasando la noche en el convento. Hacía unos 6 o 7 años que no nos veíamos. Y él estaba y estuvo encantado de la incidencia. Le alegraba mucho más estar en Valladolid, de cháchara conmigo que viajando hacia su destino. Y la verdad es que, en conjunto, fue una suerte que acabase aquí.
No siempre salen las cosas como uno espera. A muchos de los viajeros, el cambio de rumbo les descolocó por completo, sin duda, y les hizo pasar un mal rato. Tengo entendido que en ese mismo avión viajaba el Manchester United (será por la crisis), que seguro que pueden achacar a ese sobreesfuerzo el haber perdido no sé qué partido acá. Pero mi amigo conoce gente por todo el mundo. Estoy seguro de que casi en cualquier parte a la que se hubiese desviado el avión hubiese tenido sitio para pasar la noche. ¿Cómo es eso? Simplemente porque habla con todo el mundo que quiere hablar con él dondequiera que viaje. Y habla bien de todo el mundo. Participa constantemente en festivales y siempre dice que todos aquellos con los que comparte escenario o consola son mejores que él. No es falsa modestia. Es, ciertamente, carencia total de vanidad. Atesorad tesoros en el cielo es parte de lo que significa haced cuantos amigos que se sientan orgullosos de serlo. Y así, un contratiempo se convierte en una suerte.