Logo dominicosdominicos

Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

15
Feb
2024
Un zapato teraménico para la ley inicua
1 comentarios

zapato

Y es que vivir es ver volver. Ya Montaigne, a quien hay que dejar pasar por nuestra mesita de vez en cuando, en sus Ensayos decía aquello de que “Nada hay tan moldeable y errante como nuestro entendimiento: es el zapato de Terámene, bueno para cualquier pie. Y es doble y cambiante como las materias son dobles y cambiantes” (III, XI). El tal Terámene o Terámenes ha pasado a la historia por ser un político mutable: donde dije digo digo Diego. Un zapato que vale para ambos pies. Una amnistía que no es amnistía, o que es constitucional o inconstitucional según quién y cómo. Ay, el quién y el cómo. Ahí se juega todo.
De nuevo Montaigne: “He oído hablar de un juez, que, cuando encontraba algún conflicto difícil de resolver entre Bartolo y Baldo, escribía en la margen de su libro: «Cuestión para el amigo»; con lo cual quería significar que la verdad estaba tan embrollada y debatida en el pasaje, que si se terciaba una causa análoga podría favorecer a quien mejor se le antojara. Sólo por falta de destreza podía dejar de adoptar en todo igual criterio. Los abogados y jueces de nuestra época encuentran en todas las causas razones de sobra para resolverlas conforme a su capricho. En una ciencia tan complicada, que depende de la autoridad de tantas opiniones, y de un asunto tan arbitrario, no puede acontecer que no nazca una peregrina confusión de juicios. De suerte que por claro que aparezca un proceso los pareceres sobre el mismo se diversifican; lo que uno entiende de un modo, otro lo entiende de otro, y a veces uno mismo de distintos modos en distintas ocasiones. De lo cual vemos ejemplos a diario merced a licencia semejante, que mancha la ceremoniosa autoridad y brillo de nuestra justicia, al no fijar concretamente el sentido de las leyes y al correr de unos a otros jueces para decidir de una misma causa” (II, XII). La novedad contemporánea es que ya ni siquiera son los jueces los que determinan esto, sino directamente el amigo, que puede ser un quídam venido a más. Y así, la idea de una justicia justa se convierte en un oxímoron inficionado por la preferencia de quien manda y sus intereses. Parafraseando el dictum de Aristóteles sobre la ciencia cabría pensar que de singularibus non est lex, es decir, una ley que se elabora para favorecer a un individuo (o colectivo concreto) es una aberración conceptual, como lo era para el Estagirita pensar que había una ciencia de esta piedra concreta de aquí, según se sale a la derecha. 
A todo este proceso aberrante se une el hecho de que esta locura está sucediendo delante de nuestros ojos. Las leyes, como las salchichas, mejor no ver cómo se hacen, según se atribuye a la chispa de Bismarck. La sospecha que este refrito “amnistiero” arroja sobre todo el procedimiento legal tiene unas consecuencias incalculables. No es lo mismo aceptar que en la concreción de una ley ha habido una negociación de intereses, lo cual parece completamente legítimo, que estar viendo en primera persona y con los propios ojos (¿a quién vas a creer? ¿A tus ojos o al que vive del timo?) una colusión en la que la sociedad en su conjunto es perjudicada por un pacto fraudulento entre dos sedicentes negociadores a los que el bien común les parece una idea tóxica. El problema no es si la amnistía es constitucional o no. Hace mucho que es una “cuestión para el amigo” y será esto o aquello según convenga. El problema es que se haya planteado como posibilidad en razón de un interés inicuo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Quién será el poderoso que pueda beneficiar a quien puede llamar al amigo para ofrecerle la cuestión? Todo está en venta. Todo es subastable. Todo es, en fin, “cuestión para el amigo”…

Y sin embargo, lex iniusta non est lex. Será ley promulgada y vinculante. Pero algo le falta. Hay en la tradición clásica de Tomás de Aquino un elemento que al menos nos debe hacer reflexionar. La ley, para él es “quaedam rationis ordinatio ad bonum commune, ab eo qui curam communitatis habet, promulgata” o, en román paladino, "una ordenación de la razón al bien común, promulgada por quien tiene el cuidado de la comunidad" (Summa Theologiae I-II q. 90, a. 4). Ojo a la comunidad, ausente de toda esta pantomima hodierna. La ley se vuelve injusta de varias maneras, entre ellas cuando “el gobernante impone a los súbditos leyes onerosas, que no miran a la utilidad común, sino más bien al propio interés y prestigio” (non pertinentes ad utilitatem communem, sed magis ad propriam cupiditatem vel gloriam (q. 96, a. 4 c.). El latín capta mejor esa ansia de poder y fatuidad. Cupiditas, gloria. En estas estamos. Pero como ya somos “superpostransmodernos”, citar a Tomás de Aquino es haber perdido el sentido. Cedamos, pues, a la cupiditas gloriosa, y a esperar el próximo desatino. 
 
 

Ir al artículo

2
Feb
2024
Los ocho sacramentos y la conjura de los idiotas
3 comentarios

Carretera

A mis oídos llegó hace tiempo una anécdota, quién sabe si apócrifa, según la cual un profesor de teología que explicaba los sacramentos culminó una de sus magníficas lecciones con unas palabras más o menos semejantes a estas: “Hemos demostrado que los sacramentos son siete y no pueden ser más que siete… Si hubiesen sido ocho, también lo habríamos demostrado”. La posesión de esa magnífica tierra de nadie de las demostraciones de aquel terreno pantanoso que Kant denomino la “dialéctica trascendental" se adjudica al que juega mejor la partida de la germanía. Que los sacramentos sean siete u ocho, tal como lo planteaba el ínclito profesor,  es el equivalente más o menos culto de la trifulca de gallos en que ha devenido ese debate ya huero acerca de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una amnistía innecesaria, no demandada por el sentir general y profundamente injusta. ¡Qué más da un sacramento más o menos! Si son siete es por algo y si uno demuestra que son ocho es por razones que, quizá de manera inopinada, cambian ese mundo en el que hay razones de sobra para que sean siete. Estamos ya en otro territorio, en otro juego y en otra concepción de la persona y de lo divino. Así juegan los amnistiadores y los amnistiados esa partida con la que han cambiado las reglas de un juego que les supera. Son el ejemplo perfecto que a un griego le hubiese gustado encontrar para ilustrar su concepto de ἰδιῶται, aquellos a los que solo les importa lo suyo, a los que el bien común les es totalmente indiferente. Idiotas es como lo transliteramos en castellano.  

Ir al artículo

23
Dic
2023
Pero mira que es bello el vivir analógico
1 comentarios

monument

Alguien acaba de decirme que está viendo Qué bello es vivir en este mismo instante. ¡Qué gran elección! Ya desfilan por mi imaginación George, Mary, Mr. Potter, Martini, etc. No hay mejor película navideña, pero no porque acontezca en Navidad (eso la metería en la misma categoría de La Jungla de Cristal 2), sino por el asunto de fondo, que en cierto modo se asemeja bastante al de Vive como quieras, película soberbia también de Capra con la que comparte un gran número de actores. Llama la atención que el grandísimo Lionel Barrymore, presente en ambas, nos ofrece sendas interpretaciones gloriosas –el abuelo en una y Mr. Potter en otra– que tienen algo en común: encarnan arquetipos perfectos, en aquel caso del hombre libre y feliz; en este del hombre amargado y desgraciado. O quizá, la presentación analógica y la dialéctica de la realidad.
Qué bello es vivir es una película típicamente católica. Obviamente esto se debe a Capra, pero imagino que hay muchos directores que son católicos o de origen católico y eso no se trasluce en sus películas. El profesor Kenneth Gumbert, dominico de Providence College, ha investigado, siguiendo a otros autores, las diferencias existentes en el cine entre lo que se ha denominado la imaginación católica (analógica) y la imaginación protestante (dialéctica), encarnadas, aquella, por ejemplo, en John Ford, y esta por Howard Hawks.
La imaginación católica ve la presencia de Dios en el mundo en una creación que es buena – que se muestra en paisajes sublimes y hermosos–, una morada acogedora y bella habitada por personas bondadosas que son imagen de lo divino y se esfuerzan por lograr el bien común –cuánto bien ha hecho Tomás de Aquino–. Por el contrario, la imaginación dialéctica subraya la ausencia y la radical alteridad de Dios, que se muestra en una naturaleza hostil, efecto de la corrupción que se sigue de la caída, de ahí también el carácter pecador inherente al ser humano, que solo puede salvarse mediante la confesión personal de la fe. En la imaginación católica los mediadores juegan un papel clave y suelen sacrificarse por el bien de la comunidad. Esta es lo que importa, de ahí que el sufrimiento encuentre un sentido. Para la imaginación protestante, por el contrario, los mediadores no juegan papel alguno. El asunto clave es el individuo, solo frente a Dios, el héroe solitario, que está más allá de la comunidad. A diferencia de la imaginación católica, que se centra en la encarnación como puente entre el cielo y la tierra, la imaginación protestante orbita más en torno en la resurrección. Ahora vean a John Wayne en La diligencia y Río rojo, por ejemplo, y verán a qué se refiere Gumbert. No puede haber dos películas más diferentes.
Qué bello es vivir refleja perfectamente esos aspectos de la imaginación católica en George Bailey y todo su mundo. Potter, ah, Potter, tiene un puntito de dialéctico. No puede ser más rica esta película. Cuanto más se ve, más cosas se ven. Ad multos annos. Y feliz Navidad.
 
 
 
 
 

Ir al artículo

18
Dic
2023
Bach cioránico
3 comentarios

órgano

Ayer le comentaba a un buen amigo, que acababa de ser uno de los afortunados intérpretes de una excelente versión de la Misa en Si menor de Bach, que este teutón es ciertamente uno de los mejores argumentos para la existencia de Dios. No lo digo yo. Lo dice ese filósofo desencantado, Cioran, que no es sospechoso de pertenecer a ninguna cofradía del Rosario ni de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Para él “todo lo que conocemos sobre Dios no vale lo que un acorde de órgano.” Y algo de razón tiene, me temo. Bach es uno de esos personajes atravesados por Dios de arriba abajo, en su obra, en cómo esta traduce a sonidos y versos el catecismo, y en cómo ella misma es su espacio de relación con Dios. “Ante tu trono me presento” fue el último coral que compuso. Y, según ese texto tan maravilloso que es La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach, más o menos histórico o fabulado, en sus últimos momentos escuchó el coral Todos los hombres deben morir, cuya versión suena de vez en cuando en la iglesia de San Pablo con la convicción casi absoluta del tañedor de que, para el oyente, lo que suena es una música más, pues las referencias religiosas de lo musical nos son tan arcanas ya como el griego ático para el común de los mortales.
Hace años, en un “librúsculo” que se presentaba como biografía de Bach, el escribano, sin ningún argumento de peso (más allá de que el músico se había pegado con las autoridades eclesiásticas en una de las ciudades en las que había trabajado) sostenía que Bach, en realidad, no era religioso. Eso es mucho decir, y si se acepta de los epistemólogos aquello de que afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias, no vamos a exigir menos en este caso. 

Si se escucha su música, como Cioran, y se lee la innumerable cantidad de dedicatorias de sus obras al Dios altísimo, o se echa un vistazo a las diversas biografías que, por humanista que lo quieran presentar, no pueden dejar de citar lo que es más que obvio, parece que la figura que emerge es, en efecto, la que se ha denominado “el quinto evangelista”. Pero para crear un personaje adaptable a los gustos de hoy se aplica el espíritu del tiempo y se afirma que un hombre dieciochesco del siglo XVIII, de haber vivido en nuestra época, no se habría dejado engañar por cuentos de viejas o viejos, que tanto da. Eso me da que pensar que el asunto no está ni en Bach, ni en el ser humano ut talis, sino en la época, en eso que los mismos alemanes llaman la Zeitgeist. La cuestión de Dios tiene que ver, ante todo, con la época, el espíritu del tiempo, esa coordinación de sucesos y eventos temporales, geográficos y sociales que da como precipitado un marco en el que ciertas ideas o creencias encuentran pista libre mientras que otras no tienen cabida. Como en Belén. Las épocas van y vienen. Bach queda y, con él, otra narración del evangelio.

Ir al artículo

17
Dic
2023
Se realizan comidas para llevar
0 comentarios

comida

El cartel –un folio– pegado en el escaparate del bar rezaba: “Se realizan comidas para llevar”. Me llamó la atención el modo de expresarlo. Lo habitual, la costumbre, es “se hacen”. Quizá "se preparan", "se cocinan"... Pero hacer y realizar no están tan lejos semánticamente, al menos en alguna de sus acepciones. Realizar tiene algo que ver con “hacer real”, aunque el diccionario de la RAE no sea tan límpido en este caso. “Efectuar”, dice este. Pero efectuar tiene que ver con empezar a tener efectos, cosa que lo que no es real no tiene. Era perfecta entonces la descripción de lo que se hacía en la cocina de ese bar: se hacían reales comidas que no existían y a partir de entonces podían empezar a desplegar sus efectos.
En realidad –valga el juego de palabras– que algo sea real significa muchas cosas distintas. Algo puede ser incluso real siendo irreal, como un diamante falso. En un orden de realidad es real (es un pedrusco); en otro, es irreal (si es que entendemos la realidad asociada a lo verdadero). En el habla común sentenciamos: “esa es la realidad” cuando queremos decir “esa es la verdad”. Y así, dos términos tan amigos en el pensar tradicional vuelven a unirse de vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia, en la realidad (otro sentido del término, en este caso, la cotidianidad).
Los aprendices de brujo que mandan en esta suerte de despotismo sin ilustrar en el que nos ha tocado vivir también realizan cosas: pactos, trampas, acuerdos, trampantojos, conversaciones, trampillas… “Se realizan pactos para llevar”, podían decir. Vaya si van a tener efectos después. Lo que ocultan –no podía ser de otra manera– es que esa realidad no es verdadera. Solo es un juego de prestímanos que vende comida recalentada y no ha realizado nada verdadero. Luego nos quejamos del descrédito de toda la cosa pública.

Ir al artículo

7
Dic
2023
La desgracia de no vivir en la tierra de María Santísima
3 comentarios

Virgen

Un buen amigo, con el que de vez en cuando comento cosas de los filósofos que leemos, que en buen número son nórdicos, sajones, teutones… gente de por allá, suele acabar la cháchara con algo así como: “déjalos, que bastante desgracia tienen los pobres de no vivir en la tierra de María Santísima”. Este país lo es. No sé si habrá algo equivalente en el resto del mundo. La presencia mariana en España está por todas partes y sorprende a los extranjeros que vienen avisados de que este país ha dejado de ser católico. Ermitas, santuarios, basílicas pueblan la geografía urbana y rural. Pocos pueblos carecen de su espacio devocional, en el que rinden culto a la Virgen bajo sus distintas advocaciones. No hablemos ya de las procesiones, sobre todo en el sur. ¡Católico, católico!, describía el país una amiga en su primera venida a España. En mi pueblo, sin ir más lejos, la Virgen del Carmen es intocable, y eso lo defienden creyentes, ateos y mediopensionistas. Es el rostro materno De Dios, el rostro inmaculado. Dicen que el Papa no ha venido a España. No es del todo cierto. Va todos los años a ese trozo de España que hay en Roma, bendecido por la Inmaculada. Se mire por donde se mire, ciertamente esta es la tierra de María Santísima.

Ir al artículo

21
Nov
2023
La creencia solar
3 comentarios

monja NY

“Un hombre que está dispuesto a cambiar de opinión sobre cualquiera de sus creencias siempre que le parezca que la evidencia habla contra ellas no será capaz de aferrarse a ellas el tiempo suficiente para desarrollarlas y comprobarlas de modo apropiado”. Eso decía un filósofo respecto a la creencia religiosa. Esta tesis, en realidad, se aplica a todas las creencias, religiosas o no, en las que los “cambios de opinión” constantes muestran que esas creencias ni son inveteradas ni son auténticas. Una creencia robusta es aquella que no es inmune a la evidencia en contra, pero que no se deja quebrar por el primer elemento que parece contradecirla. No hace falta ser el santo Job para mantener una creencia contra viento y marea, aunque ese sea un ejemplo límite. Basta con ser un ser humano que no muda sus convicciones según sople el viento de la moda o el sol que más calienta. Es necesario, según hace saber el filósofo arriba citado, dejar que el tiempo haga su trabajo trabando las creencias, permitiendo que se desarrollen y dejando que estas tengan su efecto. De otro modo, las creencias se moldean sobre el célebre dicho marxiano (de Groucho) sobre la mutabilidad de los principios: estas son mis creencias. Si no le gustan (¿a quién?), tengo otras. Qué tendrá el sol que más moreno pone para desarrollar la indignidad de modo exponencial…

Ir al artículo

16
Nov
2023
Contra la necia interpretación
2 comentarios

mercado

En un texto muy comentado, que lleva el sugerente título de “Contra la interpretación”, la escritoria norteamericana Susan Sontag arremete contra las interpretaciones que desfiguran los hechos. Ella piensa en esas interpretaciones que se hacen de las obras de arte y que las deforman para que no sean lo que son ni digan lo que dicen. Para ella, “la interpretación es la venganza que se toma el intelecto sobre el arte”, es “el homenaje que la mediocridad rinde al genio”. Y esto es porque “la interpretación presupone una discrepancia entre el significado evidente del texto y las exigencias de (posteriores) lectores”. Según Sontag, ese significado evidente es el significado literal, que los intérpretes tratan de ocultar, porque se les hace insoportable, de manera que se lanzan a buscar un significado oculto, inaccesible si no es por boca del hermeneuta que interpreta aquello respecto a lo cual nuestros ojos nos engañan.
Siempre encontré difícil aceptar la idea de que las cosas tienen un significado evidente. La realidad suele ser más complicada y tiene muchas capas de sentido. Pero confieso que el agiotaje al que estamos sometiendo las costuras de nuestro país me parece que es exactamente el ejemplo claro de esta venganza de los necios. 7 votos. Es un hecho. Literal. Lo demás es una dysnóesis de la peor clase.
 
 

Ir al artículo

4
Nov
2023
Madera y huevos duros para el sexto.
6 comentarios

tren

El canon 977 del Código de Derecho Canónico reza: “Fuera de peligro de muerte, es inválida la absolución del cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo”, es decir, en román paladino, un sacerdote fornicario no puede absolver a aquella persona con la que ha fornicado, que es quien se lucraría de esa absolución. Ahora que está tan de moda secularizar las ideas religiosas, teológicas y demás, podríamos leer esto en esta clave: “en ningún caso (o aceptemos esa excepción que señala el canon) un político debe amnistiar a otro político”. La amnistía es pura teología clavada en el corazón de la política. Esta, en el fondo, como nos han dicho prestigiosos pensadores, de Carl Schmitt en adelante, es teología secularizada. Sin embargo, al perder la dimensión trascendente, la política amnistiadora corre el riesgo de convertirse en lo que de hecho se ha convertido en estos días, en un puro acto marxista, concretamente de los Hermanos Marx, que se puede resumir en dos frases: “Y también dos huevos duros (en lugar de dos pon tres)” (Una noche en la ópera) y “Traed madera" (vulgo “Más madera” (Los hermanos Marx en el Oeste). El cambalache que tiene lugar en España en estas jornadas, y que provoca la indignación de no pocos, consiste en un  “qué hay de lo mío” (en lugar de dos pon tres) por parte de unos y una huida hacia delante quemando todos los recursos habidos y por haber para hacer que el tren llegue no se sabe muy bien a dónde.
Los Ilustrados consideraban que el Estado moderno podía describirse bien usando la metáfora del reloj, que funciona imperturbable y ajeno a las consideraciones particulares. No sé qué metáfora será aplicable al Estado en el estado en que ha quedado, valga el retruécano. Porque lo grave no es lo que esté por venir, que vaya usted a saber, sino el destrozo tremendo que ya nos han procurado estos rastacueros que, maldita nuestra suerte, nos han tocado en suerte. Fornicarios que perdonan a sus colegas de fornicio para seguir en el asunto. Nunca pensé que llegaría a decir que el código de derecho canónico es más avanzado, justo y ecuánime que lo que parece que va a presentarse como proposición de ley. ¡Maiora videbimus! Pero ya hemos visto mucho, demasiado.

Ir al artículo

27
Sep
2023
Políticos sincategoremáticos
1 comentarios

trabajo

Los medievales denominaban términos sincategoremáticos (y, o, si) a aquellos que se agregan y cualifican a los categoremáticos, que son los que tienen significado por sí mismos. Aquellos no significan nada independientemente de estos a los que cualifican. No sé por qué me vino a la mente la idea de que los políticos son cada vez más sincategoremáticos: se han rebelado contra los categoremas, con lo que el debate democrático ha sido tomado por individuos que han olvidado que están donde están en virtud del significado que les otorgan otros y han emprendido una carrera sin sentido, algo así como “y no entonces incluso tras mediante”, es decir, hacia el sinsentido. Los precios suben desbocados, pero eso no va con ellos, ya que la causa es la coyuntura internacional; las cifras de paro se empotran en estadísticas que las alivian (hay estadísticas para todo, para esto y para su contrario); y el chalaneo es vergonzoso (porque es lo que es, un cambio de cromos que, en cuanto tal, sin entrar ya en las complejidades, es extraordinariamente inmoral). Pero no hay que preocuparse. Los intelectuales orgánicos harán el relato que les demandan y aquí paz y después gloria (sobre todo porque en unos meses nadie se acordará, o si se acuerda, no le afectará demasiado). Es la técnica más vieja del mundo.
Mientras pensaba en estas cosas tuve la ocasión de revisar las pruebas de imprenta de un muy interesante artículo sobre los intelectuales, en el que se cita al poeta rumano Oskar Pastior, condenado en su juventud a cinco años de trabajos forzados en la Unión Soviética. Pastior nos relata que allí, en esos campos que Europa no quiso ver durante décadas, la mayoría de los intelectuales, acostumbrados a las pompas mundanas, perdían su moral desde el primer momento. Se vendían al mejor postor para obtener los privilegios que hay incluso en esos mataderos. Lo que le llamaba la atención a Pastior es que la “gente sencilla” se mantenía firme en una idea: “Eso no se hace”.
“Eso no se hace”, ese imperativo moral subsiste en la vida cotidiana y va más allá de las leyes. Procede de otro territorio que muchos intelectuales de nuestra época –o las figuras públicas, normalmente con menos dudas en la cabeza y con la misma disposición que ellos a dejar la moral de lado que ellos– se encargan de laminar con sus aquiescencias, risas y aplausos. Este terreno –quizá podríamos llamarle moral por no apuntar más alto– ya no es un contendiente en la partida que se está jugando entre los políticos sincategoremáticos, que han creado su mundo de juegos, en el que no tienen por qué ocultarse. Es su mundo, y ahí, como niños edípicos y malcriados, hacen lo que les da la gana. Liberados de sus yugos categoremáticos, vuelan libres, como los planetas a los que se les ha borrado su sol. Esa poderosa imagen que Nietzsche aplica a la descripción de la muerte de Dios ilustra bien lo que suena a debacle política: sin justicia –se preguntaba San Agustín– ¿qué son los Estados sino bandas de piratas?
 
 
 

Ir al artículo

Posteriores


Suscripción

Suscribirse por RSS

últimos artículos

Archivo

Logo dominicos dominicos