Ene
De paso
1 comentariosHace un par de días, de paso por una ciudad en la que admiraba su bella catedral, me encontré ?en realidad apareció? con un señor de aspecto pintoresco, con barba de faquir, gorro de faquir (en realidad era una bolsa de la compra en la cabeza, pero daba esa impresión) y no diré que montado en una bicicleta de faquir, pero sí montando en una bicicleta, a secas, en la que daba la impresión de que se dedicaba a recorrer la ciudad, recogiendo turistas o paseantes para sugerirles qué no se tenían que perder. Gracias a él yo y mi acompañante pudimos conocer un precioso convento de monjas que, de no ser por su sugerenecia, nunca hubiese visitado, y unas increíbles ruinas romanas ocultas bajo el suelo de un supermercado. Mi acompañante se sorprendió de la aparición: en su país de origen, ante esa muestra de solicitud, lo normal y lógico era salir en la dirección opuesta. Por suerte aquí, a pesar del cambio cultural enorme que hemos experimentado en las últimas décadas, aún mantenemos una sensata y sana actitud de confianza, incluso ante lo pintoresco, que acaba por resultar una fantástica fuente de conocimiento y de deleite. Ojalá no perdamos esta disposición de admiración y confianza en el año que entra.