11
Ago
2007Ago
Gracias a Colombia
0 comentariosYa de vuelta en España, sólo nos queda, a los que anduvimos moviendo nuestros reales por Colombia, dar las gracias a los frailes de la provincia de San Luis Bertrán, que nos han tratado como a hermanos de los de verdad. Nos despedimos hace algunas horas, con más pena que alegría, todo sea dicho, porque siempre es difícil retornar a la cotidianidad dejando de lado lo extraordinario. Por eso tenía razón Platón cuando hablaba de la primacía de la oralidad sobre la escritura. La letra no deja rezumar sentimientos y vivencias: esas sólo aparecen mirándose a la cara y viendo cómo se mueven los labios. Derrida, al poner en primer término la escritura sobre la voz andaba haciendo cábalas (efectivamente, por influjo de la Cábala judía, que atiende a ese extraño juego de escritura descifrable) y no sabía que la letra está muy lejos de la presencia (bueno, tampoco eso de la presencia le gustaba mucho). Pero, qué rábanos me importa a mí Derrida, que además, no me gusta. Lo dicho, el capítulo de Bogotá ha sido una ocasión de gracia. Y además, me pregunto yo, ¿tendrán tan buen ambiente y tanta risa sana en los capítulos de las otras órdenes y congregaciones? Me da que no, no sé, quizá los sistemas jerárquicos tienen hasta regulada la risa, jejeje. Gracias de verdad a los hermanos de San Luis Bertrán. Dios os bendiga o, como diría Maikel Horror (Michael O’Rourke): God Bless You.