Nov
I want to believe
6 comentariosHabitualmente traemos a nuestra conversación a pensadores atormentados que, sin creer en Dios, quieren creer, quieren que exista, necesitan que haya un Dios que dé sentido o cosas por el estilo. Y nos maravilla, nos parece sensato, a veces hasta lógico que haya buscadores de Dios. Hay un número grande de personas aparentemente indiferentes a la cuestión, parece ser, que buscan sentido en otra serie de cosas y se conforman, según dicen, con lo dado en el presente (¿podrá haber sido el presente si no hay futuro en "alguna parte" en el que haya sido?, se preguntan algunos). Hay quienes no encuentran razones para creer en Dios (lo que Nicholas Rescher llama ateísmo doxástico), por lo que sostienen la opinión (doxa) de que Dios no existe. Y hay aún un último grupo (los ateos axiológicos) que no quieren simplemente que Dios exista, no pueden tolerar un mundo con Dios. Si aquello nos parece normal (los que no creen pero quisieran) esto último parece cada vez más patente (no creen –o quizá sí– y no quieren un mundo en el que esté Dios). Al final llegamos a ver aquello que subrayaba Tomás de Aquino, la importancia de la voluntad en la creencia. Si le citamos literalmente parece que estamos repitiendo algo del pasado que nos suena a chino, pero más o menos su idea es que se cree racionalmente (e insisto en esto hasta la saciedad si hace falta) porque se quiere creer racionalmente (Suma Teológica II-II, q. 2., a. 9.). Si no se quiere, sin voluntad, no hay nada que hacer. A veces no se puede, es cierto; otras, pudiendo, no se quiere. Sucede así en todos los ámbitos de la vida.