12
Jun
2007Jun
Isidro Mediavilla
2 comentariosEn octubre de este año, junto a un porrón de dominicos, de los que me ocuparé en otra ocasión, van a beatificar en Roma a Isidro Mediavilla, tío carnal de un fraile de mi comunidad, Juan Luis Mediavilla. Su único delito, ser un joven fraile agustino cuando unos liberadores iluminados entraron en su convento, allá por el año 36, lo sacaron, le hicieron un juicio sumarísimo y, por el ominoso delito de ser fraile, le descerrajaron cuatro tiros y lo mandaron al otro mundo. Punto pelota. Ahora vienen los análisis, que darán para rellenar archivos y cubos de memoria, pero, en efecto, a Isidro Mediavilla, como a sus compañeros agustinos (que parece ser que celebraban por aquellas fatídicas fechas capítulo provincial, de ahí que pillasen a tantos congregados en El Escorial) les pegaron cuatro tiros per odium fidei, en términos elegantes. El Vaticano los va a beatificar, porque les mataron sólo por ser frailes, no porque cogiesen las armas y se lanzasen a defender no sé qué causa, ni porque justificasen guerras como cruzadas. Aunque lo hubiesen querido o pensado, que todo es posible, no les dieron tiempo. Y ahora, en nuestra época de las correcciones o incorrecciones políticas, nos estamos planteando si hay es pertinente esta beatificación. Y yo me pregunto, pero para mí mismo, por ahí por donde está la cisura de Silvio según se va a la izquierda: ¿por qué debemos movernos teniendo presente, ante todo, ese criterio tan nimio? ¿Acaso no hay criterios que determinen nuestra acción más importantes que la corrección política, que es pura heteronomía? ¿Dónde queda la autonomía kantiana, la autodeterminación? ¿Dónde? En resumen, cada quien piense y obre como Dios le dé a entender, procurando hacer el menor caso posible de las modas que se lleva el viento. Y si hubiese sido mi tío, vamos, en Roma me plantaba con una pancarta más grande que la bandera de Colón, eso sin duda. Que la autonomía de pensamiento la resumen bien en Bolaños de Campos, pueblo de Rufino Callejo, OP: si dicen que dizan, si hacen, que hazan, no fuendo yo...