16
Jun
2007Jun
La banalidad de los políticos
4 comentariosQue la política hace extraños compañeros de cama es algo ya sabido desde hace tiempo. Pero que la política haga compañeros aberrantes de cama es algo que no se ve todos los días. La noticia del día, en mi pueblo (que es uno más y por tanto representa a su medida nuestro fantasmagórico espectro político español), PP e IU, es decir, derecha e izquierda radical, se han aliado para quitar la alcaldía al PSOE. Mensaje de los políticos: nos importa el poder, sólo el poder y nada más que el poder. Lo que los ciudadanos hayan votado, nos trae el pairo, hasta el punto de que el grupo menos votado de todo el concejo va a ostentar, si alguien no lo arregla, la alcaldía. No se habla de otra cosa en Cangas, y no es para menos. Bien es cierto que la dirección IU en Asturias ha expulsado a los concejales díscolos, pero el mal ya está hecho. Si hubiese un Shakespeare en nuestros tiempos y pasase por esta villa, escribiría una nueva tragedia, tipo rey Lear o algo así, sobre la naturaleza de los políticos, ávidos, avaros, insaciables. De vez en cuando destaca alguno bueno, pero enseguida los demás le cortan la cabeza y cualquier otro apéndice sobresaliente. Se verá que confío muy poco en nuestra clase política. Pues aún confío menos de lo que traslucen estas letras. A las pruebas me remito. Pacto, esa es la clave. Yo voto esto para que tú votes aquello y así todos (tú y yo, los demás no existen) contentos. No me gusta esta democracia. No sé cómo arreglarla, pero definitivamente, no me gusta la banalidad de lo cotidiano.