Feb
La ceniza
3 comentariosSeguramente quien no se deje caer demasiado por las iglesias no se habrá percatado de la cantidad enorme de gente que va a ponerse la ceniza el miércoles de autos. Sin duda, es una de las fechas señaladas del calendario litúrgico. Y dentro de la liturgia, es mucha más la gente que va a recibir la ceniza, con el “conviértete y cree en el evangelio” o el “polvo eres…,” que algunos usarán, imagino, que la que va luego a comulgar. Ambos hechos tienen, creo, un profundo significado y tienen que ver, seguramente, con la conciencia que todos tenemos de que, queramos o no, acabamos por hacer cosas mal que siempre perjudican a alguien. Algún filósofo sostenía que el éxito de la religión judeo-cristiana consistió en introducir ese sentido de culpa y manejarlo a su antojo. Dudo que ese sea un “mérito” de la religión cristiana, porque la “culpa” (aun cuando con otro nombre) es uno de esos símbolos a los que Ricoeur aludía en su magna obra “Finitud y culpabilidad”, con el que tratan también las artes, la filosofía…, lo cual es decir, en pocas palabras, todo aquel que piensa. Contemporáneamente muchos pensadores asignan a la obra de arte la tarea de recordarnos que “debemos cambiar nuestra vida”. Luego la conciencia de que algo no va (o puede no ir) por donde debiera (y tómese este debiera con todas las salvedades, y en el sentido más general que se quiera) forma parte de la condición humana. Y el miércoles de ceniza sale a la calle, entra en el templo y, seguramente, pide sabiduría para comprenderla y valor para cambiarla. Y es, sin duda, un momento fundamental en el año… porque somos así.