Oct
La paz del H1N1
0 comentariosYa desde la semana pasada (quizá desde antes, no lo sé) lo llevaban anunciando. Desde hoy, y debido al célebre virus que nos asuela, en todas las iglesias de Pennsylvania, no se dará la comunión bajo las dos especies (los concelebrantes las reciben por intinción) y el gesto de la paz se hará sin ningún contacto físico. Respecto a lo primero, no me extraña mucho, ya que en España lo extraordinario es comulgar bajo las dos especies. Pero aquí, con tino pastoral, se ha recordado, por si alguien se despistaba, que a Cristo se le recibe “todo y entero” bajo cualquiera de las dos especies. Y con toda naturalidad, claro (fíjate que hubo controversias históricas de primera magnitud en la historia respecto a este tema. A la mente me vienen los husitas). Pero lo segundo es casi divertido, raro: mirarse e inclinar la cabeza, como si de repente hubiésemos adoptado las costumbres orientales. Lo cierto es que cuando el preste dijo aquello de daos la paz, la gente se abalanzó sobre el vecino, pero se refrenó, también súbitamente, y hubo una especie de risa de sorpresa en la iglesia. Luego todos nos miramos y nos saludamos con una sonrisa extrañada. Quizá quede así la cosa definitivamente, porque al menos uno busca con la mirada al mayor número de gente posible, cuando a veces, en las celebraciones cotidianas, rehuimos el contacto visual supliéndolo por un par de rapidísimos apretones de manos. No sé, a lo mejor hasta se nos ocurre algo mejor, con motivo de este H1N1.