9
May
2008May
Lewis
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C. S. Lewis, en una obra que se titula “¿Es la teología poesía?” afirma que lo que afirmamos desde el punto de vista del ser, “Dios se hizo hombre”, se traduce en el ámbito del conocimiento “el mito se hizo hecho”. La religión judeo-cristiana es una religión de hechos, de eventos. Y no hay por qué temer, desde esta óptica, que ya en los mitos prebíblicos se relaten cosas que luego pasan al cristianismo. Claro que hay esquemas míticos en los relatos bíblicos. Pero son esquemas que se aplican a personas de carne y hueso, es decir, devienen hechos. Por eso, el libro que nos cuenta los orígenes de la época apostólica es el de los “hechos” de los apóstoles, no los “mitos” de los apóstoles. Y esto no le quita ninguna fuerza al mito. Al contrario, le otorga un brío renovado. Es la pura, la puritita verdad la que se encarna en el mito, que se vuelve más de lo que era. A los que conocimos la figura de C. S. Lewis sobre todo por la espléndida película “Tierras de penumbra” (si alguien no la ha visto, en el juicio final le acusarán por ello, jejeje), en la que Anthony Hopkins borda un personaje que oscila entre la seguridad de la teoría y lo inestable de la vida cotidiana, nos resulta un placer literario y, por qué no, espiritual, leerle. Si no tienen nada que hacer este fin de semana, les pongo ante los ojos esta sugerencia: C. S. Lewis.