26
Ago
2007Ago
Los titulares de Teresa
4 comentariosYa hacía tiempo que no me echaba nada suculento al gaznate. Y de repente, el diario El País nos regala este titular: “¿Creía en Dios Teresa de Calcuta?” Buena pregunta a fe mía. Y estúpida, porque no tiene nada que ver con lo que se nos narra en el artículo, y cabe esperar que bastante menos con lo que aparecerá en ese epistolario que se nos promete para dentro de poco. La noche oscura del alma se pierde, como su nombre indica, en la noche de los tiempos. Todos los místicos, sin excepción, han pasado por ella. Tomás de Aquino, que aún a muchos les parece el guardián de una supuesta ortodoxia (sobre todo a los que no le han leído, que son la mayoría de los que le citan), decía aquello de que el que cree se parece más al que duda que al que sabe. El silencio de Dios forma parte de la fe cristiana, y judía, e islámica… Que tratemos de darle una explicación u otra no obsta en absoluto para que sea un muro contra el que nos damos de cabeza constantemente. Pero por eso se llama fe, quizá porque es una esperanza que conduce a la caridad. La tríada de lo que antes se llamaban virtudes teologales es un conjunto, vamos, eso me parece a mí, y no se dan por separado. Y Teresa de Calcuta tenía la bolsa repleta de este carácter teologal. Que se preguntase dónde estaba Dios en medio de todo aquel horror sólo la vuelve más humana, más persona, y más creyente, más tomista (según lo arriba apuntado). Después de lo que hizo, preguntarse si creía en Dios es preguntarle a un muerto si quiere misas. Pues claro, hombre, pues claro. Ay, los titulares.