Ene
Oaxaca y la mujer del cura
1 comentariosLa verdad es que estoy un tanto liado acabando cosas y empezando otras que me salen al paso y que piden ser hechas para ayer. Pero eso forma parte de la cotidianidad. Parte de esta es también echar un vistazo a la prensa, pero selectivo. Hay varios temas que me interesan y varios que no me interesan nada, lo cual seguramente es culpa mía pero, por más que me fuerzo (miento, no me fuerzo nada), la cantidad de páginas dedicadas al noble arte del fútbol, o las no menos nobles estrategias del destripe político me son totalmente indiferentes. Pues bien, hoy aparecía en un periódico un reportaje turístico sobre Oaxaca, ciudad que, entre sus muchos atractivos, tiene la iglesia de Santo Domingo, a la que la mayoría de los mexicanos, cuando te identifican como dominico, aluden sin más, como una maravilla artística. Al ojear (ya sin h) el reportaje me encontré con que no hay una sola mención al templo, cosa rara y que me hace pensar en que se está generando un nuevo tipo de turismo, que no sé exactamente en qué consiste. Yo no concibo ir a cualquier ciudad y no visitar su catedral. Pero el tiempo dirá. Anteayer, en el mismo periódico, venía un artículo bastante más interesante, sobre el papel (y el lugar social) de las mujeres de los sacerdotes católicos casados que proceden del anglicanismo o de otras confesiones cristianas. Este sí que es un tema bien importante, que va mucho más allá de cuestiones de disciplina eclesiástica, porque tiene que ver, parafraseando aquel título de Scheler, con el puesto de la mujer en un cosmos que le es al menos refractario. Este sí que da que pensar.