Desde luego que hoy hay noticias más importantes que ésta, pero, al echar un vistazo a la prensa digital es la que me ha entrado por los ojos: los príncipes de Asturias han presentado a su hija a la Virgen de Atocha. Como siempre, los frailes en el banco y el cardenal Rouco Varela el protagonista dela fiesta. Hacemucho, creo que con motivo de la entrega del ramo o de la presentación de la primogénita o de algo por el estilo, que ya no reacuerdo, decía lo que pensaba. Básicamente era que si los príncipes presentan a su hija en una iglesia en una ceremonia eclesial (de la Iglesia), y si los titulares de esa iglesia no pintan nada en la ceremonia, podemos concluir que a los ojos de la Iglesia (jerárquica) no pintan nada en la Iglesia (ojo a l juego de Iglesias e iglesias, que tiene su miga y su aquél). Ya no me voy a preguntar por qué el cardenal tiene que ser el tocino de todas las ollas, que a mí me da absolutamente igual en qué ollas quiera meterse. Pero me da que pensar que cuando la gente que no pisa nunca la iglesia se mete con la Iglesia, a lo menor se está metiendo con él y no conmigo. Lo que me fastidia es que, por participación platónica (lo que, en lenguaje de hoy en día diríamos ”porque nos salpica”) nos toque, sin comerlo ni beberlo, tragar lo que no nos corresponde. El Vaticano II, al que la liberalización del misal de San Pío V le ha dado una buena colleja, es un texto por estrenar. Y aunque a muchos les pese, también es Magisterio, y bastante sabio, a fe mía.
Por cierto, Fr. Ángel Maestro sale sonriente en todas las fotos.