Feb
Para los mariólogos
3 comentariosHace un par de días llego a mis manos un libro sobre unas apariciones marianas, y lo estuve hojeando, por curiosidad, sobre todo porque en cuanto uno ve algo relativo a misterio o secreto, parece que se ve llevado. Lo que me llamó la atención es el tono apocalíptico de las supuestas revelaciones marianas (y digo supuestas en el sentido más ortodoxo, ya que aquí incluso las declaraciones oficiales de la Iglesia dicen lo que dicen). La tradición de la Salve en la Orden, que se remonta, según nos dicen las crónicas, a 1225, nos ha hecho acostumbrarnos a ese rezo en el que no hay apocalipsis, ni sustos ni malos augurios. Y podemos seguir buscando antífonas, desde el Stella Maris al Regina Coeli. No aparece por ningún lado la imagen de María como transmisora de mensajes terribles, condenatorios… Las “Vidas”, de Gerardo de Frachet narran todas aquellas historias en las que la Virgen siempre interviene a favor de los frailes. Supongo que los mariólogos tendrán alguna respuesta acerca de en qué momento se produce ese giro tan radical en la concepción de María, que pasa de ser mediadora, intercesora y cosas que encajan bastante bien con la idea de Madre de Dios, a una cosa que bien poco tiene que ver con eso, y mucho con un esquema religioso arcaico. Desde el sueño de Santo Domingo, en el que veía a los dominicos bajo el manto de la Virgen, a estas visiones en las que la misma Virgen no hace sino prevenir de castigos que parecen, por otra parte inevitables, algo ha cambiado de modo muy radical. Habrá que pensarlo con cuidado, pero yo me quedo con Santo Domingo cantando el Ave Maris Stella, qué le voy a hacer.