15
Nov
2007Nov
Parresía eclesiológica
3 comentariosAndaba yo leyendo algo sobre Juan XXII, que también son ganas de danzar por las marismas temporales, y me encontré, por un lado, con la célebre metedura de pata papal, en la que el pontífice cometió una herejía escatológica de aúpa, y los dominicos le dijeron: ay santidad, que se la ido la mano. De ahí, si mal no recuerdo, viene el lema “veritas”. Pero bueno, lo que me sorprendió, aparte de que en su pontificado le crecían los enanos, es que acabó, quizá enrabietado con los frailes, condenando un montón de proposiciones del maestro Eckhart como heréticas o como sospechosas de herejía. Quizá algunas sólo ofendiesen a los oídos píos (que es otra forma de censura, si bien leve), aunque no creo que en siglo XIV hubiese muchos oídos píos. Eso suena bastante decimonónico y bastante contemporáneo, dicho sea de paso. En cualquier caso, lo que hizo popular a Juan XXII, o por lo que le recordamos los que no somos especialistas en su vida y obra, fue su enfrentamiento con los mendicantes, por eso decía lo de los enanos. Los franciscanos andaban revueltos y cerca de todos esos movimientos eclesiales pro pauperitatem que fueron borrados de un plumazo y que tan bien noveló Eco en “El nombre de la rosa”. Los dominicos andaban cultivando el aristotelismo, que ponía las cosas de pensar patas arriba. Y el papa, temeroso de los conciliaristas (uno de los cuales fue Juan de París, OP, a la par con Ockham y Marsilio de Padua), repartía mandobles a diestro y siniestro. No sé mucho de eclesiología, pero el siglo XIV es quizá el fundamental (con permiso del XVI y de Trento) para comprender la estructura de la Iglesia que tenemos hoy (con permiso también del Vaticano II). Da la impresión de que, a lo mejor, habría que volver a menear las cosas de las estructuras. Seguro que hay mucha gente pensando sobre ello, pero parece que hay poco movimiento práctico. Con las únicas con las que no se puede jugar son las de comer. En lo demás, como decía San Pablo y le glosa Juan Huarte OP, parresía.