Ago
Peace camino de Bogotá
1 comentariosEl día de ayer fue espectacular para los capitulares. Fuimos a Chiquinquirá, santuario de la patrona de Colombia regido por los dominicos, donde nos hicieron un recibimiento multitudinario, como nunca había visto. Tras ello, viajamos a ver el convento de Ecce Homo, refugiado entre valles y montañas, que fue fundado por los frailes de la restauración. Una joya. Y finalmente, llegamos a Villa de Leyva, una auténtica maravilla. Glosar cada uno de estos eventos me llevaría un rato, así que no lo voy a hacer, ya que le estoy robando tiempo a la traducción, que es para lo que vine aquí. Huelga decir que la fraternidad y alegría del día estuvo al nivel que el evento merecía. Cuando volvíamos a Bogotá, en una viaje de una duración prevista de 3 horas, tras una horita de aguantarme, porque me venía meando (término exacto), me acerqué al conductor, y, una vez consultado Javier mi provincial, que estaba sentado junto a mí (buscando no tanto permiso, cuanto refuerzo), le dije, algo así como: me meo, pare donde pueda, por su madre, o voy a tener que hacérmelo sobre Mario Jabares, que estaba sentado ante mí. El conductor se comunicó con los otros dos autobuses (“vamos a parar, porque un curita se está orinando”), y así, nos detuvimos en una especie de chiringuito. Vergüenza la mía, que paré toda la comitiva capitular. Pero hete aquí que, cuando bajaba, veo que empiezan a salir frailes de los otros autobuses, corriendo como alma que lleva el diablo. Unos cuantos éramos los que teníamos necesidades mingitorias, pero unos por otros, nadie se atrevía a parar la comitiva real. Se formó luenga cola en el baño. Los fumadores disfrutaron de su cigarrito y los que tenían hambre desatada, pudieron comprar algo para comer. Casi todos los frailes bajaron a estirar las piernas. No voy a sacar una regla general por inducción a partir de este caso concreto, sólo un ejemplo que me hizo pensar: la satisfacción de las propias necesidades urgentes, sean las que fueren, a veces trae el bienestar de la comunidad. ¿Será cierto?