Ene
Personas y más personas
2 comentariosNo deja de ser chocante que algunas personas quieran eliminar el sustantivo “momia” y sustituirlo por la expresión “persona momificada”. Obviamente estamos en presencia de restos humanos. Pero nadie había pensado antes que estuviésemos en presencia de una “persona”. ¿Cuándo deja de ser persona una persona? Parece que nunca. Se transforma, si de lo que se trata es de cuestiones de corrección política. El esqueleto habrá de ser a partir de ahora una “persona osificada”. Es evidente que se debe un respeto a los restos humanos, pero de ahí a otorgarles "personalidad" hay un salto cualitativo.
Lo curioso es que esta categoría que tanto se extiende hasta el futuro no viviente y acaba por incluir especies no humanas, y más allá, se racanea mucho cuando se piensa en el pasado. Por ejemplo, en el debate sobre el aborto uno de los puntos fundamentales de discusión es cuándo estamos en presencia de una persona. Hay muchas más consideraciones, qué duda cabe, en este tema tan discutido, pero la cuestión de la “personeidad” es clave, y fácilmente se descarta con un mohín de disgusto.
A veces parece que las cosas son o no son según las nombremos de un modo u otro y según convenga a unas sensibilidades o a otras. De nominibus non est disputandum, decía Tomás de Aquino, cuya fiesta celebramos hoy. Eran otros tiempos. Hace mucho que olvidamos lo real y lo disolvimos en nombres. Pero el nombre de la rosa no huele.