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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

9
Jun
2007

Pro bono pacis

3 comentarios
Reza un adagio escolástico que quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur, que, aplicado a lo que quiero decir viene a significar que cada quien entiende lo que quiere en lo que quiere leer. Siento haber provocado iras en alguno de mis lectores que consideran que hablo con la derecha y con los obispos. Ya estamos. Rosa Díez, por ejemplo, es de derechas a este respecto. Y ¿Juana de qué es, de izquierdas? Agradezco haber sabido mostrar cómo pienso (lo cual no es fácil y me aleja de esos vericuetos tan propios de la diplomacia vaticana, que ni dice ni deja de decir, parece ser), y los comentarios que eso suscita, porque me ayudan a mí mismo a comprenderme, de modo que leo con fruición todos los comentarios que se me hacen en el foro, absolutamente todos. Y yo sé que podría pasar escribiendo en mi blog de manera tan anodina que nunca suscitase el más mínimo resquemor, lo cual, al fin y al cabo, querido amigo anónimo, no sirve para nada.
Pro bono pacis, esa es la clave. Si uno rastrea la historia dominicana, se dará cuenta de que hay ejemplos para todo. Pero me viene a la mente Bartolomé de las Casas y los encomenderos. Estoy seguro de que éstos últimos estaban completamente convencidos de que eran fieles al Evangelio, no cabía otra. Y sin embargo Bartolomé, Montesinos y todas aquellas gentes les dijeron en sus morros que así, matando gente, no se iba a ninguna parte, bueno, se iba a muchas, pero difícilmente encajaban con las premisas evangélicas. Yo mismo tengo muy pocas posibilidades, gracias a Dios, de ser objetivo de esos supuestos gudaris de los que hablaba ayer. Podría callarme, porque, en el fondo, a efectos prácticos de mi vida cotidiana, me da igual. Con toda probabilidad les va a tocar a otros. Chantajearán a empresarios vascos, quizá matarán a algún policía y en el peor de los casos me puede tocar un pepinazo si coincide que voy a comprar algo al sitio donde estas mentes preclaras quieren hacer público su conflicto. Pero lo siento, no quiero. No creo que sea cristiano callarse y ver rasgos de heroísmo en quienes chantajean y matan a los que no comulgan con ellos. El cristianismo es una religión de paz y de diálogo. Cierto. Ahora sentémonos a ver qué significan esos términos. Preguntémosles a los filósofos alemanes qué hace falta para dialogar y ya veremos que no basta una palmadita en la espalda. Antes de siquiera empezar a dialogar hay que partir de una igualdad trascendental, cosa complicada, pero que se reduce a “no me apunte usted con la pistola, hombre, que así no se puede hablar”. Estoy dispuesto a dejarme convencer y a cambiar mi opinión, pero denme argumentos, porque las intenciones sin obras llenan páginas que se lleva el viento. Suaviter in forma, fortiter in re.
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internauta
10 de junio de 2007 a las 13:10

Fray Sixto no veo ira en ningun comentario. Y sí exposición ponderada de las distintas opiniones. Cómo piensa lo va exponiendo con claridad meridiana,post tras post.Por la foto adjunta, se adivina su edad. Matizar, es algo que se aprende con la edad. Nadie se lleva a engaño, ni con sus ideas, ni las abruptas y poco matizadas formas que utiliza. Pero el autor del blog , y estando en una web dominicana, se expresa como quiere, faltaría más. Digamos, utilizando lenguaje futbolístico, que juega en casa. Puede imaginar que los comentarios a sus posts sería bien diferente si los expusiera en la plaza pública, como su hermana contemplativa en Religiondigital. Determinados temas, como el de este post requieren de una exposición matizada en fondo y forma. Porque entre el blanco y el negro, hay todo un abanico de matices. Y el matiz es probablemente el que propicie el tan deseado diálogo para la paz. En Euskadi. En todo el mundo. Un saludo

JMValderas
10 de junio de 2007 a las 19:04

Querido Sixto "Denme argumentos". Esa es la prueba del nueve de una exposición razonada y la de exabruptos disfrazados de palabras suaves y citas evangélicas. La historia personal de algunos se remonta a la noche de los tiempos. Y recuerda, por ejemplo, la de los sufrimientos de monseñor Argaya ante la deriva nada apostólica de muchos de sus clérigos. O la deriva del obispo coadjutor que le sucedíó con sus reuniones en Loyola. (Este dato que conocí de primera mano de la oficina de Carrero Blanco me gustaría que se me desmintiera, porque no quisiera caer en la calumnia contra nadie. Si llegó falseado a la oficina militar donde yo cumplía el servicio le pido disculpas al monseñor referido y lo retiro.) Cuando se veja hasta una viuda (Pilar Elías) el lenguaje evangélico debe tornarse airado. Demandando justicia. Sin justicia no hay amor. Sin justicia no hay perdón. Se hiela la memoria operativa ante las imágenes de un joven acobardo de mirada fugitiva (Miguel A. Blanco): ¿quién tiene derecho a amedrentar así? Por formación científica exijo pruebas, datos (históricos, jurídicos, lingüisticos). Dicho sea de paso trabajé con Koldo Mitxelena en la redacción de un artículo sobre el origen del vasco. Y aunque no hubiera sido así, mis hijos no podrán avergonzarse de que su padre no emplazara a separatistas vascos de que matar un guardia civil es asesinar, no defender una idea. El amor del Resucitado no quitó dureza a su palabras contra los que abusaban de huérfanos y viudas.

Doxo
13 de junio de 2007 a las 23:02

Estoy de acuerdo en la mayoría de las posturas de fondo que se han defendido, tanto por parte suya, Fray Sixto, como por parte de los comentaristas. Porque al fin y al cabo, en esto estamos todos de acuerdo: no podemos permitir que esta gentuza vaya por ahi matando por ideales, porque es algo que no tiene ningún sentido, se mire desde donde se mire.
Pero es en la forma donde parece haber más discrepancias. Estos días se ha visto un gran debate sobre si lo adecuado para acabar con los terroristas es el diálogo, o la mano dura y firme de la lucha policial. En primer lugar, y para que quede claro, mi posición es la del diálogo. Creo sinceramente que a base de golpes se provocan grietas. Y de las grietas provocadas en organizaciones radicales, normalmente salen más radicales para defenderlas.
Para terminar, me gustaría plantear una idea muy usada ya: no mezclemos. Con esto quiero decir que es peligroso adentrarse desde un área a otro diferente sin cambiar los conceptos. Un comentarista del post anterior dijo que le sorprendía la actitud de Fray Sixto, calificandola de poco cristiana (al menos eso es lo que interpreto yo de la intervención). Lo que está ocurriendo es que en un problema político, repito, político, en el que las "armas" deben ser las políticas (diálogo, debate, negociación, discusión, o como se le quiera llamar) se están mezclando términos ideológicos (creencias, fe, etc.).
Es mi interpretación del problema, me encantará leer las críticas que pueda suscitar.

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