Mar
Que no te descubran
1 comentariosUna de las noticias, por extraordinaria, de la que se hacían eco los medios el otro día fue la de un anónimo donante que fue depositando sobres con cientos de euros en diversas parroquias, orfanatos, comedores sociales y otra serie de lugares donde había una necesidad imperiosa. Ciertamente, quien lo haya hecho puede considerarse un ángel. Ahora bien, la pregunta no es por qué esto es noticia (y la respuesta, seguramente, tendrá que ver con su carácter extraordinario), sino si podría no haberlo sido. Cabe suponer que el donante anónimo no tenía el menor interés en que se supiese (acaso sí, para que el ejemplo tuviese un efecto multiplicador), por aquello de que una mano no sepa lo que hace la otra. Pero vivimos en un mundo donde eso es poco menos que imposible. A uno de los grandes teóricos del arte contemporáneos le preguntaron en cierta ocasión si había alguna cosa que no pudiese ser arte. Esa es la pregunta hoy, no tanto qué hace que algo sea arte. Lo variopinto de lo que recubre ese término, donde cabe todo, lo más y lo menos, da que pensar que, por mucho que uno se empeñe, parece casi imposible que algo no pueda ser arte. Lo mismo con la noticia. ¿Hay algún modo de hacer algo bueno que no sea noticia? Hay tanto bien que se hace que no es noticia que me da a mí que el anónimo benefactor alemán hubiera querido ser uno de esos bienhechores de cada día. Ojalá no le descubran.