Dic
Regalar socráticamente
1 comentariosDiógenes Laercio nos cuenta que, paseando por un mercado, Sócrates exclamó: “¡Cuántas cosas que no necesito!” Hace mucho que me apropié de esa frase y, aun cuando no la diga en voz alta, la llevo siempre prendida en el ojal, como un clavel de boda. Durante estos días de puente, de relax, y por tanto de cambio de los ritmos cotidianos, he tragado algo más de publicidad de lo normal. Así que me he enterado de que hay una cantidad de cosas no sólo que no necesito, sino que no deseo y que es probable que no desease en cien vidas que viviese. Algunas de ellas vienen envueltas bajo mantos encantadores o políticamente correctísimos. Pero como tampoco soy políticamente correcto, pues más a mi favor para no desearlos. La cuestión es, probablemente, que la economía se reactive (dirá el ministro de no sé qué). Y no sé qué será eso, pero esa reactivación nos deja a la mayoría de los de a pie con los bolsillos temblando. En cualquier caso, dejando de lado esa eterna pugna entre la macroeconomía, que crece como loca, y la microeconomía, que es un desastre, lo interesante es que conviene investigar qué es aquello que, aunque no se necesite ahora mismo, puede servir en cualquier momento. Y ese es un buen regalo, un excelente regalo. Por ejemplo, un libro. No hay libro tan malo que no contenga al menos una idea aprovechable. A mí me encanta regalar libros. Sé que es una manera que compartir algo de la felicidad que a mí me provocaron, de modo que nunca es algo que no necesite (salvo los de algunos/as que no se tienen de pie, y por tanto son más bien panfletos). Como Sócrates, en esta época de circulación del don –que todas las sociedades la practican, no nos consideremos tan pecadores– trataré de regalar sólo las cosas que yo necesite.