13
Sep
2007Sep
Reinas del baile
1 comentariosSan Gregorio de Valladolid, el convento en el que vivo, comparte edificio con la residencia de estudiantes Felipe II, antes gestionada por nosotros, pero de un tiempo a esta parte, alquilada a un particular. Este señor, como es obvio, quiere rentabilizar su inversión, por lo que alquila las habitaciones durante el verano, cuando no albergan estudiantes, a músicos, deportistas, etc., que hacen estancias cortas en Valladolid y a los que les viene bien no pagar demasiado por su alojamiento. Así, los frailes compartimos paredes con la gente más variopinta. Estos días hay unos brasileños/as que forman una especia de comparsa que baila por las calles de Valladolid (estamos en fiestas). Según nuestro subprior, Paco Villacorta, se visten sólo con plumas y sólo en la cabeza. Raro para mí, no me he dado cuenta. Sucede que sus horarios de salida a la rúa coinciden con los de entrada a las misas de la iglesia de San Pablo, lo que provoca que una parte de los feligreses muestre su descontento por tanta carne sin cubrir. A mí, personalmente, no me molesta nada cómo vistan, y más sabiendo cuál es su trabajo, pero comprendo a la gente que se queja. Y ahí se queda la cosa. Habrá que tratar de arreglar la situación para contento de todos, y ya se verá cómo. Lo importante no es el hecho, sino, precisamente, el que nos comprendamos unos a otros y tratemos de buscar algo juntos. Suena tierno, quizá fácil, ya lo sé. Mas no lo es. Es mucho más fácil gritarse y ponerse a escurrir, lo puedo asegurar. Pero eso deja huella.