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Santo Tomás, el imam y los que quedan
4 comentarios“Hay que amar más al padre que a la madre porque él es el principio activo de la procreación mientras que la madre es el pasivo. ¿Quién ha dicho esta frase?” Así empezaba una sesión de una campaña de sensibilización de los adolescentes. La noticia continúa: “Tras una intensa discusión, la instructora desvela que la consigna no ha sido pronunciada por un imam radical, como muchos sospechaban, sino por santo Tomás de Aquino, uno de los teólogos más influyentes de la Iglesia católica.” En efecto, esta en la Summa Theol. II-II, q.26, a.10. Pero supongo que a los muchachos les habrán contextualizado esa frase con las referencias Aristóteles que hace el Aquinate al explicar cómo se generan los seres humanos (es decir, les habrán proporcionado el contexto relativo a qué se aceptaba comúnmente en la época acerca del proceso generativo), aludiendo al hecho de que ese artículo sigue a otro en el que se acaba de decir que se debe amar más al padre que al hijo y que va seguido por otra en la que se discute si el hombre debe amar más a los padres que a la esposa. Todos ellos están dirigidos por la idea de que se debe amar más a quien o a lo que se considera principio, una tesis filosófica de la que siguen esas respuestas. Pero una vez que el pensamiento ha hollado otras veredas, no tiene sentido discutir esa cuestión. No es ya una cuestión filosófica. No tenemos los mimbres que nos obligaban o al menos nos permitían hacerla, porque nuestro marco “científico” ya no es el aristotélico. Hace ocho siglos la gente se hacía esas preguntas filosóficas y se daba esas respuestas. Por eso, entre el supuesto imam radical y Tomás de Aquino hay esa distancia histórica de 800 años, que es un factor que hay que meter también en la ecuación, para no plantearla mal. Si no, nos sale una traducción (que es lo que hacemos al interpretar) como la de la foto.
Cuando se plantea esta cuestión así, como un falso dilema en el que solo caben dos respuestas, bien el imam radical, bien el santo, se está separando implícitamente el espacio de lo religioso (en el que caben esas respuestas) de otro, no religioso, en el que parece que no se dan. ¿Por qué citan aquí al imam radical y concluyen en el santo? De manera sutil se señala que el espacio religioso es terreno abonado para eso. La táctica está siempre en sacar lo religioso de la cultura, como un cuerpo extraño que hay que extirpar. No, no es así. Lo religioso es tan parte de la cultura como cualquier otro elemento. Lo que hay que pensar es la cultura en su totalidad.
“Una mujer que tenga la cabeza llena de griego, como la Sra. Dacier, o que mantenga discusiones profundas sobre mecánica, como la marquesa de Chastelet, únicamente puede en todo caso tener además barba, pues éste sería tal vez el semblante para expresar más ostensiblemente el pensamiento profundo para el que ellas se promocionan”. ¿Un imam radical o Santo Tomás de Aquino? En realidad, Kant. Pero con el tu quoque no solo no se llega a la verdad, sino que no se va a ningún lado, salvo a una comisión parlamentaria de investigación de los saqueos. Y así estamos. En el siglo XXI ya no hacemos esas preguntas. Ni creemos que barba y pensamiento van de la mano.