30
May
2007May
Spiderman y el perdón
2 comentariosMe comentaban mis amigos Chema y Moisés, hace un ratito, que han visto la película Spiderman 3 y les ha gustado. No me extraña, seguro que está bien hecha. Los americanos, por muy snobs que nos pongamos, saben hacer buen cine, tanto de ver como de pensar, de modo que no tiene mucho sentido ponerse alternativo y decir que nos encanta esa peli francesa en el que dos tipos de pasan hora y media mirando cómo un perchero proyecta su sombra sobre la pared, porque eso nos hace tomar performativamente conciencia de la vacuidad de la existencia. Para mí, eso es insoportable, tuvo su época y es bastante probable que se haya vuelto una reliquia que nadie quiere tener en su tele. Y conste que me encanta cierto cine francés. Pero sólo cierto. A lo que iba. Parece que en la película se plantea el problema del perdón. Spiderman pide perdón. Y, ¿dónde lo hace? Se admiten apuestas. ¿Dónde puede pedir perdón uno, pero perdón de verdad, no clemencia del juez o benevolencia del vecino? Si el justo hace mal siete veces al día, lo grande está en que, de vez en cuando se dé cuenta y pida perdón. Pero el perdón no se agota en la mirada benévola del otro, aunque ésta sea condición indispensable, pues el mal hecho es un tinte que oscurece la realidad: lo hecho no puede ser deshecho sin más. Quizá sea lo que los clásicos llamaban reato de culpa, que hoy suena a chino cantonés, pero no resulta difícil darse cuenta de que el mal que se hace hecho está y el pasado no es cambiable. Y ahí es donde es necesario pedir perdón por el mismo hecho de incrementar el mal que asola la creación. Respuesta a la pregunta: Spiderman va a la iglesia a pedir perdón.