May
Todavía está el capador...
2 comentariosCon motivo de un viajecillo en el que he tenido que pasar algo de tiempo en sitios que, por principio, resultan aburridos (sólo sirven para esperar) he podido leerme (devorarme, mejor), un librillo de John C. Lennox, God’s undertaker, que lleva el subtítulo: Has science buried God? Y la respuesta es que ni de coña. Este autor parece que ha debatido con muchos científicos que proclaman que la ciencia debe ser atea de principio y que ésta llega al ateísmo como conclusión, y muestra, bastante bien a mi entender, que ni una cosa ni la otra. Para defender lo primero, basta haber estudiado algo de filosofía. Para lo segundo, vienen bien los datos de la ciencia, que unos interpretan como conducentes al naturalismo y otros como pórticos del teísmo. En cualquier caso, la cuestión está lejos de quedar siquiera hollada. Se dan machetazos aquí y allá, que abren veredas de pensamiento, pero las “soluciones finales” suelen conducir a las cámaras de gas. Mira, si a alguien que por principio se ha propuesto no creer, se le aparece un ángel, un profeta o un mártir (es un suponer), buscará todas las argucias metafísicas para justificar que la mente le ha jugado una mala pasada o que los gases de su cuarto se han configurado de un modo inusual y han dado lugar a una "apariencia". Al igual que Flew decía que el discurso religioso era inmune a la posibilidad de falsación (no había nada que pudiese suceder para mostrarlo falso), lo mismito puede decirse del discurso natura