Ene
Zumos presocráticos
4 comentariosEl otro día, al tratar un tema que, colateralmente, tocaba algunos aspectos religiosos, una de mis alumnas definió el cristianismo como ?y no es literal? una religión en la que cuanto más sufrimiento haya mejor, o algo por el estilo. Otra calificaba de morbosas esas prácticas de religiosidad popular de besar, tocar o venerar imágenes de yacentes o Cristos sufrientes. Ciertamente, el tema daba de sí, y de haber seguido el debate más allá de lo que posibilita la estructura de una clase aún estaríamos hablando sobre un enorme montón de cosas que ayudan a comprender y situar todo este tipo de cosas. En todo caso, lo que me llamó la atención es esa concepción de lo cristiano como una búsqueda del sufrimiento por el sufrimiento que, sin duda, divulgan algunos cristianos, pero sospecho que difícilmente se puede considerar parte del núcleo duro, por así decir, de lo cristiano. Que el sufrimiento (en alguna de sus múltiples formas) es inevitable parece claro. Que dentro de una forma de vida, un cuerpo de creencias, un conjunto de prácticas y unas actitudes vitales se le otorgue un sentido no significa ni que se lo alabe, ni que se lo busque ni que se lo desee, ni siquiera que se le pueda encontrar una utilidad inmediata, como la que tiene un interruptor que produce un efecto automático. Que se lo integre dentro de una imagen del mundo global, como Job o el mismo Jesús, no significa que sea amado ni buscado. Sí, esto requeriría días para exprimirse las meninges, pero a veces nos domina el pensamiento en 140 caracteres que, si bien, es a lo que pueden reducirse muchos de los dicta de los presocráticos, para que tuviesen fuerza, efecto y sentido, tuvo que existir un Platón, un Aristóteles, un Heidegger… que los exprimieron. Pero sospecho que hoy no tenemos tiempo para hacer zumos… (Y esa es otra de las razones por las que insisto en que no se tome demasiado en serio lo que aquí escribo).