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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor


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28
Sep
2008
Sobre el Islam
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No acabo de entender la retórica de El País en sus publicaciones sobre el Islam. Hay una indulgencia que casi parece plenaria con esa religión, que da la impresión de que es la alternativa al cristianismo en España. Ayer aparecía un artículo donde se nos presentaba el Islam como algo “normal” en España, lo cual es, en un sentido cierto (en la medida en que haya habido cualquier practicante en cualquier momento ya ha sido “normal”) y en otro falso, al menos por los datos que nos daban (un millón suena muy gordo, pero no llega ni a un 3% de la población). En cualquier caso, como religión seria, venerable y hermana que es, me merece todo el respecto, cómo no. Mas leo los testimonios de los conversos y es donde se me tambalea la cosa. Hay quien se ha convertido al Islam aceptándolo (de manera ¿fideísta?, ¿mística?). Otro afirma que la lectura de un texto místico le llevó a la conversión. Curiosamente, en el ámbito místico es donde más confluyen no sólo estas dos religiones, sino todas, de manera que, desde una perspectiva mística hay pocas "razones" para cambiar. Pero me parece posible, en todo caso. Ahora bien, hay quien dice que se ha convertido, y cito el despropósito, porque “descubrí que en el islam no hay nada esotérico, nada en contra del raciocinio humano, como lo de la consagración y el cuerpo y la sangre de Cristo en la religión católica”. Y pensé para mí mismo: no sabes dónde te has metido, hermoso, o acaso te convertiste ayer a eso de las ocho y aún no te coscas de nada. No sé qué entiende este señor por irracional. Si hay algo racional (que ha sido razonado hasta la saciedad y ha constituido no sólo una mentalidad religiosa sino, desde mi punto de vista toda –y digo toda, por algún sitio lo tengo escrito o si no, ya lo escribiré, que no es cuestión de aburrir aquí al personal con disquisiciones filosófico-erótico-festivas– la mentalidad original de nuestra cultura) es esa conciencia y esa convicción –sumamente racionales– de que una cosa puede parecer algo y ser otra cosa o de que una cosa puede ser muchas cosas al mismo tiempo. Ahora bien, si este señor quiere decir que eso no entra por los parámetros de la racionalidad que él usa para hacer teléfonos móviles y aparatos de radio, no puedo menos que asentir. Pero afirmar que el cristianismo es irracional supone, ipso facto, cercenar la razón y convertirla en una fregona o en un alicate. Al mismo tiempo, con su concepto de racionalidad, si he entendido bien la cosa, su fe islámica le durará un par de días (a no ser que lo deje a un lado y adopte una actitud puramente fideísta, y de un fideísmo extremo).

Ah, cuánto daría de sí esto, si tuviese tiempo para seguir escribiendo. Sólo una nota que, curiosamente, aparece también hoy en El País: hay que ser muy crítico con las encarnaciones de un credo religioso que cuelgan al que lo abandona. Y si no todo el Islam se deja reducir a esos wahabitas que le cortan a uno, si tiene suerte, sólo los bemoles por un quítame allá esas pajas, no todo el cristianismo se reduce a las declaraciones del obispo de Tordesillas ni del abad de la Pomme de Terre. Pero tampoco del último desinformado que confunde el pompis con las témporas, confusión que, en algunos casos es muy afortunada, sobre todo para las témporas.

 

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27
Sep
2008
McCain, Obama... y Newman
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Hace un rato venía de ver el debate entre Obama y McCain, que he procurado ver del mismo modo que no veo los de los políticos españoles, precisamente porque, como no voy a votar por los gringos, nada de lo que digan va a influir en mi voto. Siempre he pensado que el voto, lo poco que nos queda para patalear, se decide a lo largo del tiempo, y que una camisa, una sonrisa, o un gesto no deberían cambiarlo. Pero el hecho es que lo cambian, así que, temeroso de mi debilidad, no veo los debates esos de garrafón que hacen aquí, no vaya a ser que un movimiento excesivo de cejas me arroje en los brazos del cancerbero. Mas, a pesar de que en este país se hace tanta campaña por los candidatos gringos como por los patrios (se empeñan en que nos va la vida en ello, lo cual es mentira), no vi el debate mas que porque esperaba asistir a un interesante ejercicio de retórica forense (que no se produjo, a pesar de que hubo, desde mi humilde punto de vista, algún chispacillo) y por contrastar mi percepción con la que nos darán los periódicos de mañana, bueno, de hecho, en internet ya cada periódico sabe que ganó quien de antemano ellos consideraban que debía ganar. Y si lo hechos lo desmienten, peor para los hechos (que efectivamente son interpretables y sujetos de malas interpretaciones, como acusaba Obama a McCain de hacer con sus palabras). En el fondo, no me importan demasiado los debates porque, como he dicho, creo que la inmensa mayoría de la gente tiene su voto decidido por infinidad de razones, unas más legítimas que otras y todas, seguramente, igual de racionales, porque con la razón se puede defender prácticamente todo, si se le saben buscar los remaches a los argumentos. Pero desde luego, a mi modo de ver, el debate, en cuanto noticia, no es ni de lejos la más importante que nos ha llegado de los EE.UU. No por esperada es menos triste la noticia de la muerte de Paul Newman, que además de ser un gran actor (muy poco premiado para su calidad, así que sigan dando premios a cualquiera, que los kantianos seguiremos convencidos de que virtud y felicidad no van de la mano en este mundo, pero en fin), transmitía la imagen de una excelente persona, al menos por lo que se conocía de él, cosa que muy poca gente de ese mundillo de vanidades americano (non solum, sed etiam, que los "nuestros" también son para echarles de comer aparte) consigue hacer. En paz descanse, y siempre le recordaremos por cosas tan maravillosa como “El golpe” o “Dos hombres y un destino”. Me gusta la gente como él, como fue, o al menos como le imaginé.

 

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25
Sep
2008
Dominique
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Estaba leyendo una cosa bastante entretenida, la verdad, pero no sé por qué extraña conexión sináptica y simpática me ha venido a la mente un comentario que ha hecho nuestro prenovicio David acerca de “The singing nun”, la monja que en los 60 hizo famosa la canción “Dominique” y que nosotros, en una discutible traducción, aprendimos en la Virgen del Camino. ¡Menos mal que ya se me olvidó, aunque aún resuenan frases raras cuanto menos! He buscado en el emule a ver si aparecía la película que hicieron sobre ella, pero no la encontré (que tomen nota los de la SGAE: no-la-en-con-tré). Sin embargo, hay algunos videos en youtube sobre ella, con la canción completa en diversas versiones. La verdad es que resulta bastante raro en nuestra espiritualidad que alguien se decida a cantar las loas de Santo Domingo y de los dominicos fuera de un libro. Ni siquiera los libros son demasiado dados a ello. Basta comparar el conocimiento que tiene el personal de Santo Domingo con el que tienen de otro santo de quinta categoría (porque en esto de la santidad también hay clases, faltaría más), al que le han caído en suerte unos hijos o hijas bastante más devotos. Somos así, no cabe duda, y no sé si tiene mucho sentido pretender cambiarlo (no seré yo quien lo pretenda). Pero no deja de llamarme la atención que una monja de clausura pusiese a cantar a medio mundo con el “Dominique”. ¿Cuál sería el equivalente hoy? Y no me digan que eran otros tiempos. Eso ya lo sé yo. Pero no eran mejores que éstos. Por Dios, si lo que pegaba eran los Beatles y los Rolling, y va esta monja y se cuela en el “hit parade”. Se admiten ideas, que no necesariamente tienen que ser guitarreras.Dominique, nique, nique....

 

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23
Sep
2008
Y 2
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“Galileo dice que la tierra es una parcela del mismo. Esa teoría es el heliocentrismo”. Por si no había quedado clara la cosa, “los renacentistas rompen con la naturaleza, no les interesa, la explotan en su propio beneficio, mientras que los griegos y medievales la conservan, la cuidan y miran por su evolución”. Por Dios, lean con detalle eso. ¿Qué demonios les habría explicado yo en clase para que alguien dé con una frase digna de un postmoderno? Así que no me extraña que me dijese alguien que “no nos debemos creer todo lo que pone en la Biblia, ya que también tiene que estar razonado y en la Biblia no lo razonan los hechos mientras que los científicos sí”. Ya ves, no había leído a Dawkins y mira cómo sabía lo que se cocía en la marmita. “La Iglesia condenó a Galileo negando la evidencia de la verdad científica, al no sentirse capaz de afrontar la reinterpretación bíblica que las ideas del astrónomo estaban necesitando urgentemente”: éste se había liado un poco, aunque le sonaban las campanas en la oreja derecha (o izquierda, pero sólo en una). Mas lo que se estaba jugando es que “el mundo no es el centro de todo” (lo cual lo podría haber dicho el Maestro Eckhart y se hubiera quedado tan ancho, pero claro, creo que mi alumno, de aquella, andaba dando palos de ciego). “En el concilio del Vaticano II (sic) se estuvo debatiendo que si la Iglesia podía admitir la ciencia. Al final sí la admitió. La ciencia es poco valorada, pero no queda más remedio que admitirla”. Varios años discutiendo eso para llegar a parir un mísero ratón. Divino afflante spiritu, ¿para qué? La cosa se explica mejor así: “lo que está escrito en el Génesis sobre la creación es sólo un género literario (hasta aquí iba genial), es decir, que no se tiene que creer al pie de la letra, es solamente un ejemplo (sic)”. Mmmm. Pero ya mucho antes las cosas estaban difíciles, porque “los renacentistas, con el auge de la burguesía, no respetaban nada, todo lo transformaban y deshacían”. Eran mala gente sin duda, porque hasta el mismo Galileo defendía que “alrededor de la tierra giraban satélites”, lo que hizo que, según otro, fuese “condenado a muerte”. Y es que “Freud dice que el hombre tiene inteligencia y voluntad”. Ya ves tú lo que ha dicho. Pero “los griegos y medievales pensaban que la naturaleza iba unida a la teología que era el poder de Dios. Y los hombres del Renacimiento eran inconscientes del sentido de la naturaleza y del poder de Dios”. Sí, vuelve a leerla, no pasanada, y si no te aclaras es debido a que “Freud, con el psicoanálisis dijo que el hombre constaba de tres partes: yo, superyo y ello”. Y si algo sonaba, pues seguía sonando, ya que “la ciencia actualmente considera a la fe como algo razonable que el hombre debe tener de forma innata”. ¿Qué habría dicho yo ¿Qué habrían entendido ellos? Ah, claro, ahora lo entiendo, resulta que “a partir del siglo XX, Pío XII va a empezar a realizar estudios sobre los primeros principios de la naturaleza. Comienza por los primeros capítulos del Génesis y de la Biblia”. Hala, para que digan que el Papa no tiene trabajo bastante.

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21
Sep
2008
Y respuestas de exámenes
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“El hombre pensaba que él era el centro del universo y de pronto ve que no vale nada”. Ésa es la glosa que hace años me hacía un alumno de religión al tema de la revolución copernicana. Los textos del Génesis eran para él “historietas” que podían ser estudiadas por el “spicoanálisis” (sic). Alguien me decía, con increíble capacidad inventiva, que el hecho de que el hombre fuese el centro era el “epicentrismo” y subrayaba que “no se ha sabido, ni con la ciencia ni con la religión, la procedencia del hombre”. Si eso lo llega a decir uno de esos que salen en el periódico diciendo bobadas, hubiera dado que pensar, pero sólo era un alumno de bachillerato. Otro descubría, supongo que no sin sorpresa suya, que el heliocentrismo implicaba que “la tierra ya no gira alrededor del hombre” y, al mismo tiempo, sostenía que el “geocentrismo” implicaba a “Dios como centro de la tierra”. Había quien me ponía las cosas más difíciles todavía, y en un tropo circense afirmaba que el heliocentrismo (que otro llamaba “hediocentrismo” –sic, sí, sic–, supongo que porque la cosa le olía mal) sostenía que “el sol gira alrededor del sol”. Había un señor, que se llamaba Copérnigo (sic), en un contexto en el que “los hombres renacentistas rompen con la naturaleza, pero no les importa”. Y de estos polvos, pues un lodazal, ya que resulta que “Darwin dice que las especies, una están mejor adaptadas a vivir que otras, por eso el hombre deja de ser el centro de la creación”. Y aclarada la causa de nuestra caída, había también una modalidad del heliocentrismo que “dice que el hombre es el centro del mundo. La Iglesia no aceptó esto, así que lo condenó”. Hala, no hay más que hablar, ¿o sí? Claro que sí: “El origen de las especies es el que dice, hay que confesar nuestro parentesco con el animal y reconocer en él nuestras raíces, en resumen, que venimos del mono”. ¿Para qué complicarse? En resumen, y punto. Ah, “El psicoanálisis consiste en tres partes: yo, superyo, ello”. Esto de desempolvar folios es lo que tiene. Mañana más

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17
Sep
2008
Frases para la historia... de la teología
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Quien lo probó lo sabe. Cambiar de habitación (o de espacio vital) es durísimo, no sólo por el trabajo físico que conlleva, sino por los recuerdos que emergen desde un pasado que uno había dado por desaparecido. Se empieza con los libros, y en ellos se descubren cartas, panfletos, quién sabe qué, que nos retrotraen a un pasado ignoto, del que nuestras neuronas habían prescindido. Aparece gente que uno ya ni recuerda, cartas que se recibieron para establecer quien sabe qué relaciones que quedaron cercenadas en su mismo nacer… mensajes de gente que ya no está y a veces a uno le da un vuelco el corazón, porque la historia, como digo, sale de su escondite toda de golpe. Pero de la melancolía nos salvan los apuntes de clase, ah, benditos ellos. Tenía por costumbre copiar junto a la materia las chorradas que, consciente o inconscientemente, decían los profesores. De vez en cuando se las recuerdo a algunos de los que conviven conmigo y las consideran apócrifas. Nada más lejos de la realidad. Todas son veraces y fidedignas (las tengo copiadas en mis cuadernos y folios con lápiz y entre comillas, y fielmente datadas). Uno de los megahits (o grandes éxitos, para los de Soria) era un profesor de teología, no dominico (por si alguien no recuerda sus propios “errorcillos” y se asusta) que, con toda su buena voluntad se tenía que enfrentar con un grupo de seres poco morigerados, tal cual éramos de aquella. La verdad es que, mientras se atenía al folio, era aburridísimo, pero cuando lo glosaba… cuando lo glosaba le salían frases que merecen quedar consignadas con letras de oro. Ahí van, con su fecha. Como el evangelista, doy fe de que todas son literales y ciertas. ¿Quién dijo que las clases eran aburridas? Por cierto, si alguien cree que están sacadas de contexto (lo que es del todo verdad), le aseguro que en el contexto no mejoraban nada de nada. Sonaban tal cual suenan.

 

“Una planificación que no cuente con esto está fuera de bolos” (6-3-95)

“Un ser-ahí: hay personas que están ahí” (7-3-95)

“Si no convergen hacia la unidad parroquial, están tocando el bombo” (13-3-95)

“Hasta las vacas son un síntoma del memorial de increencia. Incluso en España, no en Burundi” (13-3-95).

“Hoy no te sueles encontrar con el cura ogro, que sale… en eso se ha avanzado” (14-3-95)

“Prefiero a un barbudo, no a un chisgarabís de un niño” (14-3-95).

“Vamos a ver un poco de cosa de adultos” (14-3-95).

“Christifidelis laici, número veinti” (14-3-95)

“Ha habido varios cambios que quien no los haya hecho es un desencajado, es un hueso… distorsionado” (21-3-95)

“Te llamaban y te decían: vaya a tal sitio, que le vamos a pegar una paliza” (21-3-95) [explicando la represión deFranco]

“Estamos a gusto dentro del huevo” (21-3-95)

“El Vaticano II no es ningún Vaticano con ribetes condenatorios” (21-3-95)

“Es muy típico acercarse al ascua que más calienta” (21-3-95).

“La vida de religiosa” (27-3-95)

“La Iglesia en durmición” (4-4-95).

“Para hacer el tonto, hay muchos sitios donde hacerlo” (2-5-95)

“Aunque nos pegue en las narices un avión, nos da igual” (2-5-95)

“El boca a boca es una gran riqueza que tenemos los cristianos” (2-5-95).

“Te irán las cuatro viejas que siempre te han ido” (2-5-95)

“Estamos haciendo fundamentación, no estamos haciendo repostería de esa… de alta costura” (2-5-95),

“Es un forcejear como Sócrates para que nazca el hombre nuevo… De esto se trata: de parir al hombre nuevo” (2-5-95).

“Estás buscando un afán protagonista y no te das cuenta de dónde está el torero al que tienes que embestir… Estás dando vueltas al tombo…” (2-5-95).

“Mi oficio es proyectarte luz y saber que estás perdiendo el tiempo” (2-5-95).

“Es otra china que tenemos ahí no bien engarzada” (9-5-95).

“Desde esa edad vieja y viejestoria” (9-5-95).

“Si tenemos de catequista, de educador de adolescentes a un pirata…” (9-5-95).

“Los domingueros también tienen antenas” (9-5-95).

“No todos los domingueros tienen ese hambre” (9-5-95).

“En cuanto habían sido un poco iniciados volvían y les sabía aquello a rosquillas” (9-5-95).

“Es un artista… sobre todo en arte y en griego” (9-5-95).

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15
Sep
2008
O tempora
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Aunque parezca increíble, hoy un alumno, en un correo electrónico que me ha enviado –maravillas de la electrónica– me ha llamado “majo”. No me ha dicho “profe”, ni siquiera “tú”, sino “majo”, ese calificativo que tanta gracia hace a los angloparlantes y que tanto abolengo tiene en  nuestra cultura. Y uno dirá: “qué majo el alumno que te llama majo”. Bueno, supongo que lo será, pero resulta que en este caso llevaba bastante retranca, porque hay alumnos, algunos de los cuales te llaman majo a la postre (perdón por la insistencia en la majeza), que se suspenden (no suspenden como verbo transitivo, sino un reflexivo como un casa) y luego resulta que el “majo” es la figura que encarna la autoridad opresora, represiva y muy mala, es decir, el profe, osease, yo. ¿Qué tendrá el sistema social (no el universitario, que ese es capítulo aparte) para favorecer que, cuando uno no consigue lo que pretende, la culpa siempre está en el poder, aunque éste no se ejerza más que para ratificar lo que es un hecho consumado? Sí, ya sé que “hecho” no se puede decir, que es una cuestión de la circunstancia ostroblántica de la repulsión agonística, seguro que sí, …pero en mis años de estudiante jamás se me pasó por la cabeza tratar de colar el mismo trabajo que otro/otra (aquí sí hay igualdad, no se enfaden) al profesor, pues ello no era dudar de su capacidad, sino afirmar su carácter de lerdo/palurdo (y aunque no es epiceno, no voy a feminizar todo, que cansa y no hace falta). Uno salía del examen con una cierta idea de qué iba a sacar, arañando décimas de aquí y de allá, pero no solía equivocarse demasiado. Pero debe ser que uno se ha instalado en la cátedra de Moisés y ha olvidado su picaresca estudiantil. Es posible, pero la picaresca siempre se caracterizó por no ser burda ni tosca. Y hasta eso ha desaparecido. O tempora, o mores, que se suele traducir por “Oh tiempo de los moros”. Qué más da.

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14
Sep
2008
Pues tú más
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Ha tardado bastante El País en salir a la palestra a defender a uno de los suyos, un actor al que se le ha calentado la boca y luego, como siempre, ha achacado su salida de pata de banco y su chulería –que es, al menos hasta donde yo puedo percibir, su constitutivo ontológico– a un problema de traducción. Curiosamente, en el mismo artículo donde nos ha llamado a todos los que habitamos esta piel de toro algo así como lo que Chávez ha llamado a los gringos, acababa de decir que había perfeccionado tanto su inglés que hasta soñaba en esa lengua. Recuerdo que cuando empecé a tratar de calar la lengua del imperio, algunos compañeros de clase aspiraban justamente a eso: a soñar en inglés, señal inequívoca de que se había alcanzado la suma perfección anglófona. Mas a lo que iba. Reconozco que ni me cae bien ni me gusta el tal actor. Considero que su óscar es un premio, es decir, sólo un premio, y la economía de los premios nunca se basasólo en el mérito, sino en una infinidad de factores que se nos escapan a la mayoría de los mortales. Pero, en cualquier caso, un actor es un señor que actúa y punto. Sus opiniones en cualesquiera otras materias valen lo que valen. Y sus insultos al tendido de sol, pues también. De hecho, no me he dado por aludido hasta que sus palafreneros han empezado a urdir su defensa. Pero lo que no acabo de entender (aunque tengo unas cuantas pistas teóricas, pero no termino de creerlas, porque dejan a nuestra humana condición en un lugar penoso) es por qué prestamos tanta atención al fulgor de la fama. Claro que sí, claro que la tradición de los santos padres desconfiaba de los actores. Por algo sería, ya que Platón pensaba lo mismo. En el diálogo Ión, el griego afirmaba, básicamente, que e tal rapsoda no tenía ni idea de lo que hablaba, pues simplemente era vehículo de otros, en el caso citado de Homero y las musas. Pues bien, creo que hemos caído a niveles bien bajos, en el que los actores son la voz de su amo, que ya no es Homero, ni, claro está, las musas, menos aún, por supuesto, en nuestro mundo desencantado. ¿Qué un actor quiere ser comunista con la mano derecha mientras se lucra de Hollywood con la izquierda? Por mí como si quiere ser de las Faes en Corea del Norte. Pero de ahí a adquirir la patente de corso para atizar a diestro y siniestro y que a los demás no nos quede decir sino aquello de “sí, bwana”, hay un abismo. Y no pienso dedicarle ni un instante más a ese señor. A rascarla por ahí.

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9
Sep
2008
No a los funerales de estado
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Creo que el señor Tamayo, en su artículo, publicado en El País, en el que critica los funerales católicos de estado, ha pinchado en hueso. Critica que se celebren funerales católicos con el respaldo del estado en memoria de gentes que quizá ni siquiera fueron católicas o que claramente no lo eran, como es el caso de un pastor evangélico. Y todo ello en el marco de un superbuenrrollismo que parece que es el que se da en esta sociedad multicultural y multirreligiosa en la que todos estamos encantados de habernos conocidos. Y es que es mentira que la nuestra sea una sociedad multicultural (porque existe una cultura dominante, que no necesariamente es católica). Pero sobre todo, porque el artículo de Tamayo da por supuesta una cosa que es lo que hay que probar: que hayan de celebrarse funerales (o memoriales o mementos o lo que queramos) de estado. La supuesta supremacía católica, que se hace patente en el desdoro de las otras confesiones religiosas, no se atenúa con una celebración en la que se antepone a todo el estado. En este aspecto soy bastante anarquista (entiéndaseme bien, o entiéndaseme mal, me da igual) y no considero que el estado tenga el más mínimo derecho sobre el ciudadano a la hora de conquistar ciertos espacios de la memoria. En cuanto católico, me gustaría que, caso de que alguien de mi estirpe u objeto de mi cariño, se viese involucrado (Dios no lo quiera) en uno de estos desastres sociales, los que le queremos le despidiésemos católicamente. Y hasta ahí. No entiendo que los representantes del estado tengan que estar presentes en algo que ni les va ni les viene, y menos aún que puedan convertir en cuestión de estado lo que es puramente social (de la comunidad que constituimos y nos constituye). Lo dicho, negada la mayor (que el estado deba inmiscuirse en estos terrenos tan privados), luego podemos discutir si el cardenal de Madrid tiene que celebrar una misa a mayor gloria suya o de quien fuere, pero eso es la segunda parte.Y segundas partes, casi nunca son buenas.

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7
Sep
2008
Anormal
2 comentarios

Pues sí, acabo de obtener pruebas irrefutables de que soy anormal. Me he pasado esta mañana de domingo, cumplidos los oficios, leyendo con fruición de novicio trapense una obra bastante clásica de filosofía que muy poca gente ha leído, lo puedo asegurar, porque es bastante pesadita. Pero, curiosamente, me lo he pasado bien. Anormal, en definitiva. Porque la norma dice qué es lo que toca, y yo no lo hago. Estamos en fiestas en Valladolid y la ciudad está tomadapor gentes que bailan subidas en carrozas, y la norma dicta que, ya que estamos en fiestas hay que… La norma lo dicta, aunque como yo lo desconozco, pongo puntos suspensivos. Pero si uno se sale de la norma, es anormal. Y la cosa es sencilla, es una campana de Gauss, nada más que eso. Alguna gente se enfada si la llaman anormal, porque se supone que eso es malo. Cuando uno confunde la estadística con la ética es lo que pasa. Mas últimamente he desarrollado un olfato especial para detectar mi anormalidad. Mientras me entrego a uno de los que Tomás de Aquino llamaba actos del hombre y que no conviene detallar más, suelo leer algún suplemento cultural, a veces uno que se autodefine como contracultural, siendo esto último aquello, es decir, que presenta la contracultura como la única cultura (aún estoy pegándome con las antinomias kantianas, así que no le dedico mucho tiempo a estas chorradas del “pues yo más”) y leía no ha mucho que una de las películas que se guardan en los archivos de las productoras, porque nadie las quiere producir, dado su altísimo riesgo, es una en la que unos curas que tienen todo tipo de gustos y actividades sexuales, descubren una prueba de que Dios no existe… Y me quedo pensando si no me quedaré sin trabajo, es decir, sin dar teodicea. Y al mismo tiempo me sorprendo pensando que si existiese la más mínima solidez narrativa en ese guión ya se hubiese producido, porque en la mente de nuestros guionistas eso es precisamente lo normal (campanas de Gauss lo demuestran). Lo anormal es leer una vez más le estética de Hegel un domingo por la mañana… Vaya, lo dije. Soy anormal.Y, como debo ser algo masoquista, resulta que me gusta y no me duele, jejejeje.

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