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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

14
Dic
2009

El sentido de la vida

3 comentarios

Como si la cosa fuese fácil, me ha tocado exponer a los alumnos del master el tema del sentido de la vida y el hecho religioso, sí, así se titula, con esas dos partes. Se ve que el que elaboró el programa no estaba espantado contra todo lo que sonase a religión o cosa que se le parezca. Y ahí, yo al menos, me lo he pasado de lujo comentando el tema, pero ¡sólo 3 horas! ¿Qué se puede decir de cualquiera de esas dos cosas (y de ellas juntas) en tres horas? Poca cosa. Si acaso, abrir el apetito. No sé si a los alumnos se lo habré abierto (seguro que ya venían con el hambre hecha de casa), pero yo, cuanto más comía, más hambre tenía. Y todo con tres textos que suscitan infinidad de referencias: “El sentido de la vida”, de Jean Grondin (fantástico), “The meaning of life” de Terry Eagleton (maravilloso) y “En defensa de Dios”, de Karen Armstrong (soberbio y sobre el cual hablaré otro día). Lo que me hacía gracia de la cuestión es que casi cuesta encontrar filósofos que se planteen la cuestión. No, nosotros hablamos de epistemología, de estética o de hermenéutica, de lógica, pero el sentido parece que ya no es pregunta susceptible de hacerse. Pues garantizo que a quienquiera que se la haga, el primer bocado le va a saber a poco. El que se contente con la respuesta de que no tiene sentido (solución de compromiso), no sabe lo que se pierde por no emprender tan fruitivo camino.

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C
14 de diciembre de 2009 a las 21:28

Sí, sí que nos has abierto el apetito (o lo has incrementado, porque al menos yo sí que venía con el hambre hecha, y más ahora, que me encuentro arrojada al mundo (respecto a las cuestiones filosóficas), navegando sin encontrar seguro puerto, ni casa en la que refugiarme.

Aveces parece que el hecho de que el profesor se lo pase bien dando clase es condición imprescindible para que el alumno también se lo pase bien oyéndolo.

Tengo la impresión de que toda la carrera se reduce a abrir el apetito sobre cosas (en algo más de tiempo, claro), pero ciertamente lo de este master no tiene nombre...

Saludos

entós susurrante
16 de diciembre de 2009 a las 13:43

¡Qué pena no ser alumno (aunque fuera de “furtivo” oyente) del máster! ¿Puede haber asunto más filosófico que el que recoge ese tema cuya hendíadis (“desdoblar” en dos lo que es uno) despliega la grandeza del mismo? Qué bien que alguien de filosofía nos recuerde el fin último al que nos lleva (si nos dejamos conducir bien) nuestro deseo innato de SABER (sí, con mayúsculas)… ¿Y cómo separar esta búsqueda del hecho religioso? (ya he expresado en alguna otra ocasión mi falta de “pudor” al no poner límites adecuados entre filosofía y religión). Recuerdo haber comprado hace años un libro de Karen Armstrong, Una historia de Dios, que me atrajo desde su título… y no dudo de las “claves luminosas” que tiene que encerrar esa otra bibliografía que citas. Los alumnos aprovecharán muy bien esta oportunidad (no sé si los demás sabremos hacerlo) y así estarán ”protegidos” contra esa idea que pretende exhibirse como propia de la llamada “filosofía postmoderna”, tal como se dice en algunos foros. Me refiero a la afirmación de que la filosofía “no da para más”, de que hay que conformarse con “lo que se puede decir” (total, qué importancia tienen las últimas palabras del Tractatus de Wittgenstein… y de la “conciencia lingüística” que siempre han tenido los grandes filósofos). ¡Ah! y menos mal que de eso se ha dado cuenta por fin la filosofía actual… Esto lo escuché hace no mucho en una superconferencia (leída, por cierto; así se veían bien las florituras de las que el autor era capaz, al menos en su expresión escrita) en la que se hablaba de tolerancia y respeto al otro (cosa, por cierto, muy necesaria, según había descubierto la “filosofía de ahora”… Sin duda, el conferenciante era un “diplomado”-por lo menos- en “Novedades Eloína”). Me uno a tus alumnos en el agradecimiento por recordarnos en ese “abrir boca” que nos Vivifiva, que la grandeza de la Filosofía está en la búsqueda de la “Religación” con la Verdad, lo único que puede dotar de Sentido nuestra vida, y eso está presente desde el principio de los tiempos de la filosofía occidental (como en la de otras culturas), donde los grandes pensadores no se “conformaban” con el estudio de la naturaleza, hasta que vienen otros y por fin se interesan por el hombre, es que en su búsqueda (no olvidemos, como decías el otro día, que la filosofía es “transversal”) atraviesan “lo emergente”, pero “sin pararse”, para encontrar el verdadero sentido de todo… y de eso hablan. ¿Será que son demasiado antiguos?

oxoniense
17 de diciembre de 2009 a las 18:29

Muy buenas las sugerencias bibliográficas sugeridas, valga la redundancia... Acertadas y tal y como se espera de un buen filósofo, que hacen pensar en lo importante. Gracias

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