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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

17
Nov
2011

La religión del presidente

1 comentarios

¿Hay que tener en cuenta cuáles son las creencias de un político antes de votarle? En Europa no se planeta abiertamente la cuestión. En EE.UU. sí. De hecho, hoy a parece un comentario en la prensa debido al hecho de que uno de los candidatos que se postulan en la carrera presidencial es mormón. Supongo que el hecho de a qué familia religiosa pertenezca es lo de menos, o puede que no. En todo caso, lo interesante del debate es cuáles son los límites de lo “puramente humano”, es decir, qué podemos quitar de una persona hasta encontrar al hombre universal, natural, auténtico, incontaminado o como queramos llamarle. Que las cuestiones religiosas desempeñan un papel importante en la vida de quien se postula para un cargo parece más o menos claro, como lo es el hecho de que lo desempeñen en la de quien va a votarle o no. En eso no se diferencian de sus opiniones éticas, económicas, sociales o acerca de la estructura del Estado. Y ciertamente, una vez clara la separación entre Iglesia y Estado, ¿cuál es el riesgo de que un futuro presidente sea mormón, católico o budista? Los filósofos, que somos tan amigos de experimentos mentales, podemos hacer todas las variaciones en torno al “qué pasaría sí…” Y el ámbito de la posibilidad es infinito.

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JM Valderas
17 de noviembre de 2011 a las 18:58

Sixto, caro. Lo importante es la coherencia de vida. En el estudio biológico de la conducta se ha comprobado que ni las buenas palabras, ni la exhortación animan al altruismo, sólo el ejemplo de los otros. Es obvio que eso debe predicarse en grado eminente de quien está al frente del país. Con los años se me ha debilitado la convicción de la norma de De Gaulle, quien se negó a nombrar ministro a un ciudadano célebre, que le solicitaban en su entorno. "Quien no es capaz de gobernar su casa (estaba divorciado), no es capaz de gobernar la nación". El mundo ha cambiado mucho y el divorcio no es siempre culpa del marido. Es manifiesto que cuando la vida emocional es una casa de huéspedes se resiente la gobernanza. Pensemos en Berlusconi o en Clinton, en Giscard o en Kennedy. El nuevo presidente italiano, Monti, que es católico firme, podrá errar o no errar. Pero da ejemplo. El que tiene fe profunda es tolerante, contra quienes niegan la capacidad de los católicos para el poder. Resulta curioso que sea España uno de los sitios donde mayor es la propaganda, dentro incluso de sectores que se dicen cristianos, contra la ecuanimidad de un gobierno católico. Dicen, basta leer algunos portales seudocristianos y por supuesto los anticristianos, que gobernaría Rouco. De pena.

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