25
Mar2013Necesidades metafísicas
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Mar
Esta mañana hablaba con una alumna que estudia latín y que, cuando le pregunté qué iba a hacer el año que viene, me dijo: bailar. Buena respuesta, a fe mía. ¿Qué mundo es este en el que alguien que estudia latín y quiere bailar parece que queda fuera por necesidad? El mundo es así, nos dicen algunos, invistiendo ese “es” de una suerte de necesidad metafísica que no sé muy bien qué filósofo se hubiese atrevido a defender. No sólo “es” así, sino que no habría podido ser de otro modo, dicen. Lo que hay es lo que necesariamente ha de haber (algo así afirmaba Schopenhauer, pero le costó unas cuantas páginas fundamentarlo y aún así, quedan bastantes puntos oscuros). Esta especie de fatalismo que condena al mundo a ser de una determinada manera en la que el latín no sirve para nada, en la que una buena parte de la población pasa hambre mientras otra se forra a su costa, en la que si uno quiere comer de su baile alguien (importante) tiene que determinar si vale (aunque no valga), en fin… Una de las cosas que la filosofía contemporánea ha rescatado (sí, rescatado, no inventado) es la idea de que hay muchos mundos posibles, contingentes, sin carácter de necesidad metafísica (los medievales le aplicaban eso a Dios, luego el mundo que hay o los mundos que pueda haber no tienen, ninguno, ese carácter de necesidad). ¿No se han dado cuenta de que todas las medidas económicas que se han tomado últimamente son presentadas como "necesarias"? Para un filósofo eso suena raro, pero claro, para un filósofo... Si el mundo puede, por naturaleza y por derecho propio, ser de otra manera, ¿por qué no se puede vivir de estudiar a Cicerón y de bailar, de construir máquinas y de cantar por las calles? Todo es posible porque nada de este mundo es necesario (¿te das cuenta de qué libertad tan enorme cabía en la mente de Tomás de Aquino y de Escoto, por citar un par de ellos? Da que pensar).