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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

16
Mar
2015
Creacionismo y misa (o misa y olla)
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Ayer leía una entrevista a una científica en un periódico de Valladolid. La mujer se metía con el creacionismo, y el “insensato” periodista (carente de buen juicio) le preguntaba-apostillaba algo así como: entonces, usted no irá a misa… Y ella le contestaba más o menos que no. Aquí tenemos el follón de las implicaturas conversacionales, lo no dicho que se contiene en lo dicho, o algo así. La mujer se refirió al creacionismo, que, por suerte o por desgracia, se propone a sí mismo como una teoría científica, al menos en su versión del diseño inteligente. Y se discutirá en eseterreno, con lo que no tiene mucho que ver con ir a misa o no ir. He ahí el primer error del periodista. Pero es verdad que creacionismo puede significar muchas cosas. Si uno sostiene que el mundo es creado por Dios, probablemente podrá ser llamado creacionista. Pero esa no es una afirmación científica, y por eso tampoco se puede concluir que un científico que sea creacionista en un sentido lo sea en el otro.
Lo que me llamaba la atención es la inmensa cantidad de supuestos, presupuestos, cosas no dichas y demás que fundan una conversación, porque se sobreentienden en el mismo discurso, aunque nunca se tematicen. Y que se dan por supuestas como correlaciones a las que ni siquiera parece necesario exigirles fundamento. No soy creacionista, luego no voy a misa. Y en este mundo de cosas simples, sin matices y fáciles de reducir al estereotipo les gusta habitar a los que hacen las preguntas… Claro, así son las mismas...
 

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1
Mar
2015
Personas y cosas. Cristianos y artes
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Los últimos ataques del llamado Estado Islámico a las esculturas y demás de Mosul son una muestra clara del poder que tiene el arte, pero no en cuanto cosa para ser vista en los museos (que ese poder es bien poco, más allá del ir de paso antes de comerse unas croquetas en el entretiempo entre el museo y lo que venga después), sino en tanto manifestación, recuerdo y presencia de una forma de vida, aunque esté muerta y fosilizada. Las revueltas y querellas iconoclastas han estado presentes a lo largo de toda la historia. Y en ellas, junto a las destrucción de imágenes (y de textos, que eso tampoco es nuevo) venía la matanza de personas. Van de la mano. Por eso son tan significativas todas esas ruinas, esos ataques y vandalismos a esas cosas que ahora y aquí llamamos arte y a los símbolos que constituyen una forma de vida, que no se pueden explicar, como casi ninguno de los genocidios de la historia, como simples actos de enajenados.

Nadie se escandaliza porque se queme algo, sino porque en lo que se quema está presente mucho más que lo materialmente quemado. Si destruir arte es acabar con una forma de entender el mundo, imagínate qué es acabar con una persona, con un pueblo, con una historia. El hecho es que esta destrucción museística, que ha dado lugar a tantas reacciones, más que justificadas, viene precedida (y nos tememos que seguida) por la masacre continua de cristianos por el simple hecho de serlo. Y eso da que pensar. Como tantas veces en la historia hay víctimas selectivas. Y eso no puede ser. Realmente la destrucción de esas obras es una tragedia. No tiene sentido establecer comparaciones entre lo que no es comparable. Pero por si acaso, he de decir que, en este caso, es la menor. Con diferencia.
 

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18
Feb
2015
Pedro Meca
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Acabo de leer la triste noticia de que Pedro Meca se ha muerto. Seguro que la mayoría de los que leen esto lo conocía: fraile español, residente en Francia desde tiempo inmemorial y “compañero de la noche”, había incorporado ese tiempo y ese espacio, la vida de la noche, al ámbito de su evangelización. Uno puede imaginarse cómo sería la cara de los que le preguntaban, hace unos cuantos años, cuál era su apostolado: “la noche”. Bueno, yo me refiero a si trabajas en un colegio, en una parroquia…, diría el otro No, la noche ut talis. De repente un espacio-tiempo tan simbólico empieza a ser habitado por un fraile con barbas de patriarca, con el que tuvimos la suerte y el honor de compartir tertulias en las diversas ocasiones en que pasó por Valladolid. ¿Qué tendrá la noche, tan poblada de vida? Pues que, como dice el himno, es tiempo de salvación, y a veces se vuelve tan oscura que los místicos se las ven y se las desean para, en una noche oscura, con ansias, en amores inflamados, salir sin ser notados para morar en el espacio en que se tejen los hilos de la historia, allá en lo oculto. Y esa fue la apuesta de Pedro Meca. Ahora, seguramente, la noche será clara como el día para él. Amén.

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15
Feb
2015
El Papa emocionado
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Parece ser que el Papa Pío XII afirmó que la cosmología del Big Bang evidenciaba la existencia de un Creador. George Gamow, uno de los defensores de esa teoría de la gran expansión, aprovechó la ocasión para bromear diciendo que la declaración papal era una prueba infalible de que su modelo cosmológico estaba en lo cierto. Curiosamente, Lemaître, otro de los padres de la teoría, consternado por ese revoltijo papal de cosmología física y creación teológica, le pidió al director del observatorio Vaticano que tuviese unas palabritas con el Papa. Una cosa es la creación, que es un concepto teológico, y otra es el origen, que es un concepto astrofísico. Si hasta al Papa se le fue la mano en sus afirmaciones, no es de extrañar que la mezcla de churras con merinas suceda en muchas ocasiones. Porque todos buscamos aliados para nuestra visión del mundo y nuestra manera de entender las cosas, y los encontramos en los sitios más variopintos. Lo interesante de esto es que, por más que nos esforcemos en dividir la realidad en compartimentos estancos, cada uno con su magisterio propio, el ser humano vivencia lo real de una manera unitaria. El Aquinate tuvo que resolver aquella cuestión de las múltiples formas sustanciales con su teoría hilemórfica. Eso explica bastante bien por qué uno es uno y tiene sus “cadaunadas”, vale decir, por qué uno no puede sino ver la providencia en todas partes mientras otro no ve más que casualidades, pase lo que pase. En fin, que la emoción del Papa y el hecho de que a veces nos encontremos perplejos porque nuestra perspectiva no parece suscitar adhesiones van de la mano.

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31
Ene
2015
El mal y Dios, que no es cosa de ahora
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Me ha llegado este vídeo, donde un actor inglés, famoso por su ateísmo, al parecer, reniega de la creación, que incluye, parece que como un elemento esencial, el sufrimiento de los niños. Su cabreo está más que justificado. Pero eso mismo lo dijo un creyente como Dostoievski, jugando con distintas perspectivas (admitiendo que quizá había distintas posibilidades), algo parecido soltó Job en su litigio con Dios… y en fin, lo mismo sabe, experimenta, sufre e incluso chilla cualquier persona religiosa que haya pasado por una situación de las que relata este hombre. Hay gente que, de pronto, parece querer despertar a todo creyente de su sueño dogmático: el mal existe, es terrible, es enorme… ¿Acaso no lo veis? No creo que haya un solo creyente a lo largo de la historia de los creyentes, que debe ser bien larga, que haya negado la existencia del mal. Algunos interpretan que San Agustín, cuando le niega carga entitativa, lo hace desaparecer de su sistema intelectual. A mi entender, lo que trata de hacer es “entenderlo” dentro de un sistema de creencias, como trata de “entenderlo” este hombre, para lo que necesita que no haya Dios. Pero leamos las Confesiones y las propias experiencias por las que pasa el santo, para ver que no le resta un ápice de fuerza. Unos y otros saben que el mal está, que duele y que corroe. Pero los creyentes pueden integrarlo en una forma de vida religiosa. Y ese es un dato que hay que tener en cuenta. Si uno llega a la conclusión de que Dios no existe porque existe el mal y otro llega a la conclusión de que Dios existe aun cuando existe el mal, ¿no da tanto que pensar esto como aquello?

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6
Ene
2015
Reyes anagógicos
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Seguro que muchos de los críos (y no tan críos) que esta mañana han quitado los papeles a sus regalos con más prisa que pausa han pensado: a pesar de no haber sido tan bueno como debería, fíjate qué cornucopia. Esto último lo habrán dicho en otros términos, porque en la era de twitter esa palabra se come medio mensaje, así que, por economía, habrá sido “cuántas cosas”… Tampoco. Demasiadas letras… En fin, que algo parecido habrán pensado. No deja de ser un símbolo bien poderoso el esfuerzo de los Reyes Magos por poner junto a los zapatos “más”, que, en este caso, no es un adverbio que designe una cantidad contable, sino que, a mi entender, apunta una experiencia del mundo y de la realidad, como la que narra el Evangelio, un “más” que no es esperable sino por la generosidad del donante. El mundo está lleno de símbolos, ?como decían los clásicos? anagógicos, que nos indican qué podemos esperar. Si los Reyes nos traen más de lo que esperamos, ¿no cabe esperar que la realidad puede ser algo así? Sí cabe, sí.

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23
Dic
2014
Feliz navidad
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El otro día, visitando un museo, me encontré con este precioso Misterio, realizado por una artista de raíces latinoamericanas llamada Marisol, que tiene piezas fantásticas, para mi gusto, en algunos de los principales museos del mundo. En la exposición de este museo, el vientre de la Virgen, formado por esa especie de caja oval, estaba abierto y dejaba percibir una superficie lisa, que recordaba un espejo. Las manos de los personajes están colocadas de un modo imposible y los colores están llenos de simbología. La figura que domina es, sin duda, la de la Virgen. San José se asemeja a un pilar, y el niño duerme sobre la luz, pero la apariencia es, sin duda, la más humilde de las tres.
Es sin duda un modo de contemplar el misterio de la Navidad. Porque eso es lo que muchos celebramos, un misterio que se expresa bajo muchas formas, cada una de las cuales desvela ciertos aspectos y posibilita que se hagan manifiestos muchos de los elementos que constituyen ese hecho. A mí, personalmente, me fascina la capacidad que tienen los artistas para captar cosas que a los pensadores ni se les pasan por la cabeza hasta el punto de que muchas de las ideas teológicas que rondan por nuestra cabeza deben más a los artistas que a los teólogos. A veces, cuando ya se ha pensado, conviene mirar y escuchar. Es posible que la luz entre a borbotones. Feliz navidad.
 

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17
Dic
2014
Los muertos no olvidados
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En este convento en el que he pasado un tiempo se rememora cada día el aniversario de la muerte de los frailes de las distintas provincias del país. Antes de ir al refectorio, como es tradición, se reza de De Profundis, y se leen todos esos nombres, para que ninguno caiga en eso del salmo, “los muertos ya olvidados”. A veces aparecen nombres del siglo XIX, otros de principios del XX, algunos, quizá cercanos, de otras provincias… Pero, obviamente, en algún momento se lee el nombre de algún fraile de esta provincia que murió no hace demasiado y que fue conocido por los frailes que habitan esta casa, lo que suscita una especie de murmullo de memoria y un movimiento de cabeza. En ese momento, supongo, su imagen y su vida concentrada en un instante se hacen presentes en la mente de los que rezan por él. Se trataba de un fraile más, uno de tantos en la estadística del recuerdo civil, si podemos hablar así, pero para cada uno de aquellos cuya vida afectó deja de ser un quidam, que dicen los que saben latín, y se pasa a ser alguien bien determinado, definido y seguramente querido.
Esa idea de las viejas gentes –que se ha hurtado un tanto a las jóvenes generaciones- que afirma tan metafóricamente que nada se olvida en “la mente de Dios”, encuentra una imagen bien hermosa en este recuerdo cotidiano de los frailes. Una bella práctica. Podríamos hacerlo también…
 

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10
Dic
2014
Me gusta la nieve
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“Nieva. ¿No te gusta la nieve?”, le pregunté a un muchacho. “Antes me gustaba. Pero ahora me toca limpiarla”, me dijo. Es interesante cómo ha calado la idea del gusto en relación a aquello que no toca nuestras preocupaciones cotidianas. Nos gusta esta obra de arte o este paisaje en la medida en que se presenta alejado de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo. Vemos un paisaje donde un labrador ve un campo y vemos la belleza del invierno donde el castañero ve castañas. Parece que no siempre fue así y que en otros momentos de la historia se gustaban cosas nada separadas o ajenas a la vida cotidiana, sino lo más propio, lo más íntimo. Seguramente hoy conservamos algo de eso cuando gustamos cosas que requieren un esfuerzo grande. Qué gustazo cuando llegamos derrengados a la cima de una montaña. Qué gusto produce el trabajo bien hecho. Ahora que se acaba el año nos ponemos a pensar en todo el esfuerzo invertido en él y me da la impresión de que hay un elemento de gusto en ello. Parece que nos gusta la nieve, aunque tengamos que limpiarla. Quizá más así.

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