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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

6
Oct
2014
¿Estudias o trabas?
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El otro día escuchaba en la radio una entrevista a Javier Marías, con motivo de la publicación de su última novela. Fue muy interesante, ciertamente, por todo lo hablado, y lo que emergía del modo de argumentar. Porque las argumentaciones siempre manan de algo que no se argumenta y que les proporciona el lecho cálido en el que moran, por así decir. Hablaban de los felices 80, años en los que se vivía “sin trabas morales” (sic), decía la entrevistadora. ¿Por qué no hablar, caso de que hubiese sido así, que no lo fue ni de lejos, seguro, de “principios”, “normas” o “acuerdos” si me apuras? No, “trabas”. Y la traba, en la medida que traba, habrá que quitarla para destrabar la cosa y que ruede bien. Los felices 80, así pues, eran una época supongo que de libertad enloquecida, sin freno, o algo por el estilo. Pero acto seguido pasaron a hablar de las corruptelas de los políticos, pan nuestro de cada día. Y ahí, entonces, el entrevistado hablaba ?y aquí sí que cito de memoria, y la expresión no es exacta? de la capacidad que tiene todo el mundo de distinguir lo que está bien de lo que está mal. Vaya, pensé yo: pero ¿eso no será una traba moral? Si no es traba, pertenece en todo caso al territorio de lo moral, y, por lo que se ve, ya no es traba, sino condición de posibilidad de una convivencia justa y pacífica. Pues eso, la moral a veces sí, a veces no, depende de qué, de quién y de cuándo se hable. Traba o no traba, de vez en cuando estas consideraciones aparecen sin querer.

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25
Sep
2014
La vetula de Montaigne
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He mirado la página web de ese evento en el que participan los científicos que todos los días hablan de cosas religiosas, por ver si se trataba de alguna iniciativa cultural, o incluso pía, o impía, ya que, por lo que se ve, la religión y Dios son omnipresentes . Y parece que no, que es una festival “abierto a cualquier persona que tenga pasión por la astronomía, la ciencia, las artes y la música, y con el deseo de saber más acerca de ‘dónde venimos’ y ‘qué hay’ en el Universo”. Las comillas interiores de esta cita son de la misma página web, no mías. No sé muy bien qué significan. Quizá que no venimos de ninguna parte, quizá que no hay nada en el universo, o también que quien diseñó la página se quiso curar en salud: mira que si ni siquiera venimos y ni siquiera somos y me lo demuestran los conferenciantes con una fórmula matemática y quedo como un lelo...

 En fin, que no es un festival religioso ni antirreligioso, pero por lo que se ve va a tener razón Tomás de Aquino (glub, si se lo cito a alguno de los que hablan ahí, ya, sin más, me condena a la hoguera… Qué paradojas tienen las cosas de este mundo) cuando decía que incluso la “vetula” era teóloga, en la medida en que se preguntaba por Dios desde su experiencia. Obviamente, todo el mundo tiene derecho, y sus razones, para afirmar sobre Dios lo que le parezca más sensato y más racional a partir de sus conocimientos, sus experiencias, su expectativas y de cómo le vaya en la fiesta, pero, por muy científico o compositor de óperas que sea uno, por suerte o por desgracia, lo que diga ni es científico ni es una ópera. El famoso biólogo que siempre trata de sacarnos de nuestro error aunque tenga que obligarnos a ser libres, y que a veces ha de ser un poquito irracional (o al menos tramposillo) para hacernos racionales a su modo, cuenta en algún sitio que lo que le enfadó de toda esta historia fue que alguien le dijese que la cuestión de Dios había que preguntársela al capellán. Y el montó en cólera y ahí tuvo su caída del caballo. Suena bien para contarlo y tal, pero dudo que hubiese un caballo en el asunto, porque la cosa apunta a que nunca comenzó a cabalgar. Y creo que la metáfora esta me ha llevado demasiado lejos. No quería decir nada especial al respecto, que ya está dicho por mucha gente y mucho mejor que yo. Solo recordaba a Montaigne, quien vino a visitarme el otro día, súbitamente, con esta cita que tenía recogida por ahí: “Me gustaría que cada uno escribiese sobre lo que sabe y cuanto sabe, no sólo en esto sino en cualquier otro tema: pues uno puede tener algún especial conocimiento o experiencia sobre la naturaleza de un río o de una fuente y no saber del resto más que lo que saben lo demás. Decidirá, sin embargo, escribir la física entera para publicar ese pequeño retazo. De este vicio nacen muchos y grandes prejuicios” (Ensayos, I, 31). Pues no sé, igual sabe tanto o más la “vetula” del asunto que nos ocupa. Igual.

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23
Sep
2014
Son las monjas las que lo cuidan, hombre
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Estaba leyendo la reseñita de un libro y me he encontrado con la referencia al convento de Santa Catalina, en Arequipa, que, por lo visto, es un prodigio colonial. Con ese nombre, pensé, tiene que ser de dominicas. Pues no me ha costado poco certificarlo, vaya. La web del sitio (su parte turística) no dice ni mu, y la wikipedia, que habrá copiado de allá, menos aún. Sólo un periódico de la zona me ha certificado lo que pensaba y, al leerlo, me he encontrado con el comentario de un turista, que dice: “Está tan bien conservado que no se cree que hayan pasado tantos años desde su construcción. Entras y respiras paz. Es todo prolijo y bien cuidado, a mí me encantó”. Va a ser, sin duda, porque las monjas llevan allá desde su fundación. Sin duda.
El otro día estuve en Caleruega y pude charlar un rato con las monjas. Hacía tiempo que no iba. Muchas de ellas son mayores e impedidas, de modo que las que quedan en estado activo tienen que hacer no solo el trabajo que antes hacían entre todas, sino bastante más, pues atienden a las otras. Y, como siempre, el monasterio está como una patena. “Está tan bien conservado…”, diría el turista. Ya, por las monjas. Ojalá duren otros 800 años allá.
 

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22
Sep
2014
Ay, qué hipótesis tan rara
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Leía ayer las declaraciones que S. Hawking hacía a El Mundo sobre la no existencia de Dios y la capacidad de la mente humana (léase la mente humana científica) para comprenderlo todo y pensaba: esto habría que titularlo algo así como “profesión de fe del vicario cantabrigense”, salvando las distancias y defendiendo casi todo lo contrario de lo que el autor de la profesión de fe aludida ?Rousseau, claro? pretendía hacer. Es, simplemente, una profesión de fe. O no simplemente. Pero eso no es algo que se pueda explicar en una cátedra de física, ni seguramente algo que se deba tratar allá, porque no es su materia. En las glosas que, en la prensa (concretamente en El Mundo), hacían dos comentaristas a estas declaraciones, ambos citaban aquellas palabras de Laplace a Napoléon de que Dios no era una hipótesis que él necesitase. Obviamente. No es una hipótesis y hasta donde yo sé, grandes pensadores que en el mundo han sido (vid. Agustín, Tomás... ya sé que me limito, pero de estos estoy seguro) no lo consideran así. Muchos escépticos (no sé muy bien por qué autores cientifistas se llaman a sí mismos escépticos, cuando más bien son claramente dogmáticos) o pensadores críticos (¿acaso los creyentes no son críticos?) se empeñan, quizá para ganar por adelantado una batalla un tanto amañada, en presentar al pensamiento religioso como una defensa unánime y firme de Dios como hipótesis explicativa. Y realmente no es eso, o no lo es al modo de las hipótesis científicas, o no solo es eso, o… Por eso no necesitaba Laplace esa hipótesis. En realidad, somos mucho más que constructores de hipótesis y el conocimiento abarca mucho más que esto, por mucho que les disguste a los reduccionismos que acaban por sajar la realidad y vaciarla de todo lo que no les gusta. Y ahí seguramente Dios sí pinta algo. Pero, claro, todo depende de la idea de persona que maneje uno y esas cosas… Ah, lean los pequeños despropósitos filosóficos de un catedrático de física en ese mismo periódico citado. Luego dicen que la filosofía no sirve para nada. Por lo menos algo de epistemología deberían estudiar estos buenos hombres... En fin, era por empezar con algo el blog que tengo arrumbado no sé desde cuándo. Sin mayores pretensiones

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17
Ago
2014
Voz que clama en el desierto
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Una pausa en estas vacaciones blogueras que, según parece, me estoy dando. La motiva toda la tragedia del ébola, el traslado del misionero español a España, con el consiguiente debate que “incendia” las redes sociales (me parece curiosa esa expresión, que da a entender un montón de gente debatiendo de manera airada, supongo, si no no entiendo lo del incendio, y cuando se debate de esta manera los argumentos suelen salir enclenques). En todo caso, todo el complejo virus-misionero-etc. asegura que la atención se mantiene en un tema al que parece que se quiere encontrar una solución, sea por razones de justicia o por intereses de otro tipo. Junto a esto, las portadas nos ilustran con el lío de Irak, Siria y la barbarie de esos personajes cegados también por la ira (seguramente también de argumentos canijos) que arrasan a su paso con lo que encuentran, historia que, mientras mantenga un lugar en esa mente colectiva que son los medios y demás, aún alberga un hilillo de esperanza para las víctimas. Pero hay infinitas tragedias que no tienen un rostro cosmopolita. Solo se enteran de ellas los que andan por allí cerca.
En el último número del boletín de los Misioneros dominicos de Perú se nos transcribe una información aparecida en el diario La República, de Perú, en junio de este año. Dice así: “El obispo de Puerto Maldonado, Francisco González Hernández, y el sacerdote Pablo Zabala Martínez, que realiza su labor eclesiástica en comunidades de la provincia del Manu en Madre de Dios, llegaron hasta el Congreso para pedir que el gobierno cese los operativos de interdicción que están generando destrucción y muerte en esta región. "Vengo a denunciar para que esto no se dé más. Estamos ante un Estado que está cometiendo terror y acoso a una población que hoy está inerte, sin patrimonio, sin nada; temerosa y controlada por todos lugares. Creo que la interdicción tiene que acabar hoy mismo. En nombre de Dios que no siga con esto”. Algo había oído yo de esto, más que nada por la familiaridad que me une a los protagonistas de las denuncias. En esta parte del mundo se dan masacres por doquier, como en tantas otras, pero no llegan a los oídos de quien puede presionar para que se haga justicia. Y sin embargo, sigue habiendo gente (y volvemos al caso del misionero con el que comenzaba) que no va a callar. Aunque sea una voz que clama en el desierto.
 

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19
Jun
2014
Los tests y esas cosas
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Simone Weil, en esa obra tan sugerente que es La gravedad y la gracia, afirma que Dios solo se puede mostrar en el mundo retirándose del mismo, porque aparecer ante nosotros revestido de los atributos divinos implicaría aniquilar todos lo que no es Dios, deshacer la creación. Por eso, esa ausencia se hace presente en Cristo, también autonegación. Es posible que alguien diga: eso no significa nada, no se entiende, no es verificable, no le puedo aplicar el test que la convertiría esa proposición en significativa. Ah, el test, qué interesante es el test. El otro día la prensa se hizo eco de una máquina que parece ser había pasado superado el test de Turing, con lo que algunos, con más prisa que el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas, arrojaron por la borda la idea de persona (aunque esta no esté implícita como tal en ese test, ya que abarca más cosas que el tipo de inteligencia que se pone de manifiesto en esa prueba, pero en fin), como otra de esas muestras de la psicología folk que estamos a punto de desechar. Tradicionalmente se ha pensado que si dos cosas parecen lo mismo cabe pensar que son lo mismo, pero llevamos ya mucho tiempo, en distintas disciplinas, reflexionando sobre cosas que parecen iguales y, sin embargo, son completamente diferentes, lo que nos permite seguir pensado que la razón de su ser diferentes debe estar en algo que no está tan claramente a la vista como cabría esperar.

La clave, como siempre, es el test, el procedimiento, que ya en su mismo diseño en cierto modo prescribe los resultados que se pueden obtener. Y el procedimiento también se interpreta. Alguna vez he citado a un sabio fraile que debía estar escribiendo algo sobre Heidegger en su procesador de textos y word no hacía más que subrayarle en rojo palabra tras palabra. Y él se hacía esta sensata reflexión: ¿quién está errado, Heidegger o word? Al final, uno tiene que decidirse por uno u otro y entonces, y solo entonces, podrá tratar de mejorar el procesador de textos o al filósofo.

Lo dicho, presencia ausente, ausencia presente, o “vivo sin vivir en mí". Pues claro que no son verificables, no son fruto del laboratorio… Pero mira a ver si "son" antes de tirarlos por miedo a llegar tarde (el conejo, otra vez) al espíritu del momento.

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24
May
2014
Santo Domingo y su argumento
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Hoy que celebramos a Santo Domingo (y se celebran muchas más cosas, con lo que Santo Domingo, a quien tampoco hubiese preocupado demasiado la cosa, seguramente descenderá unos cuantos peldaños más en la escala de las preocupaciones, alegrías o intereses del día) que, entre otras cosas y según nos cuentan, se caracterizaba por predicar de modo incansable, hasta el punto de que aprendió alemán en una noche para evangelizar a alguno de aquella lengua. Que se diese ese hecho milagroso no agradaría demasiado a los profesores de alemán ni a los del instituto Goethe, pero que el santo fuese capaz de ponerse en el mismo lugar del otro para hablarle de lo que le interesaba desde su propio lugar en el mundo es asaz sorprendente, que dirían los que aún saben lo que significa asaz. Porque si lo que se quiere es ganar una discusión, lo mejor es mantenerse en el propio lugar y no ceder un ápice, sostenella y no enmendalla y darle vueltas. Léase si no El arte de tener razón de Schopenhauer. Si de lo que se trata es de ganar una discusión o un debate, las herramientas que tenemos a nuestra disposición son infinitas y muchas de ellas tienen poco que ver con la verdad. Así nos lo cuenta este filósofo en esta charla quien sostiene que las victorias a veces son solo un caldito para el ego, y que en ocasiones perder significa aceptar algo del otro y, en definitiva, ganar, aprender y ampliar la propia riqueza. Desde que la retórica existe hay un interés por ganar un debate tirando de argumentos, muchos de los cuales son supuestamente aceptados por todos y otros no. Pero muchas veces, en cuestiones vitales, los únicos argumentos que realmente funcionan son los argumentos vitales. Y la vida es todo lo contrario a quedarse plantado encima de una columna, inmóvil (ya sé, ya sé que hay santos para todo…). Argumentamos en y con la vida y eso llega y llena. Según cuentan, eso hacía Santo Domingo. Feliz día, pues.

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21
May
2014
Cómo se dicen las cosas
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Leía esta tarde la noticia de que se había muerto el “padre de la piel del Padrino”, es decir, el director de fotografía que trabajó con Coppola en esa película. En otro periódico se hablaba de que había muerto el director de fotografía de algunas películas de Woody Allen. Evidentemente, se trata de la misma persona, pero, como señalaban ya hace tiempo los filósofos del lenguaje, el modo de referirse a una misma realidad no es neutral. No provoca, supongo, la misma reacción en los distintos públicos, unos más amantes de ciertas películas o directores que de otros. Por eso, el modo de referirse a una realidad, aun cuando sea a un objeto que está encima de la mesa, indica cuál es nuestro modo de estar en el mundo del que ese objeto forma parte. Cunado hablamos construimos realidades, porque permitimos que unas cosas brillen y otras se enmarranen. Ahora que en España estamos en campaña electoral vemos cómo los políticos hacen cosas con palabras, como decía el filósofo aquel, y a veces llevan al paroxismo el juego sofístico del que tanto sospechaba aquel otro filósofo.
Y sí, las palabras no son neutras. Además de los dislates políticos, los periodísticos. El otro día, un artículo de El País anunciaba en su titular: “La Iglesia lanza una campaña en Castilla y León para buscar seglares que puedan dar misa”. Ya el “dar misa” y los seglares tras los que se anda para que puedan darla, o lo que sea, que tampoco parece que le vaya en ello mucho al redactor, señalan que el artículo promete. Si seguimos leyendo vemos que lo que “da” este buen hombre que da cosas es “un sucedáneo llamado celebración de la palabra”. Espléndida caracterización litúrgica que recuerda al chocolate que nos daban a veces en el colegio. Habla más adelante, para no perder el tono, del “cura propietario de la parroquia” (sic) y de que, al buen hombre que da misa, antes, en otros sitios le boicoteaban y aún hoy hay personas que “se niegan a ir a misa si él está presente”… Pero, ¿no habíamos quedado en que era un sucedáneo? ¿O es misa en la que él está presente? (Salvo que haya querido decir “presida”, pèro aún así lo de la misa/sucedáneo queda sin resolver. Qué misterio). Etc. Si desde un periódico serio ni siquiera se preocupan de revisar la corrección de lo que escriben, ¿por qué habría que pensar que, cuando critican o ponderan una religión o una acción fundamentada en creencias religiosas se van a preocupar de revisar la fuerza de los argumentos o de las motivaciones? Lo que decía, que el modo de referirse a la realidad no solo revela el interés que se tiene hacia ella, sino también la consideración que merece para quien habla. No es lo mismo cómo se habla. No es lo mismo cómo se dice, aunque lo que se diga sea lo mismo.

 

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9
Abr
2014
El cura que cantaba aleluyas
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Cuántas cosas pasan en un día. Se ha muerto Subirachs, que, para quienes estudiamos en la Virgen del Camino, era una figura cotidiana. Autor de la fachada del santuario, impactante en la primera mirada e intemporal desde la segunda, su obra, junto a la de Curro, el arquitecto, la de Iribertegui y otras semejantes nos introducían en el mundo del arte contemporáneo de una manera suave, diaria y, sin duda, provechosísima. Que contemple lo que vislumbró es lo que le deseo. Y junto a lo luctuoso, internet, ese territorio de la hipervisualización (en el que todo, fuese pretendido o no como tal, acaba volviéndose visible) nos deja esta perla del cura versionando el “Aleluya” de Leonard Cohen en una boda, a modo de acción de gracias. No solo canta de maravilla el hombre, sino que relata la historia de lo que allí se celebra, con un sentido de la oportunidad increíblemente acertado. El problema de que se vuelva “viral”, como dicen ahora, es que es posible que pierda la raíz en el suelo que le dio origen, la boda de estos muchachos y sus circunstancias. Lo bueno, no obstante, es que también nosotros podemos verlo. Todo tiene sus pros y sus contras… Y no he podido evitar comparar este gesto con el tono general de la última boda a la que asistí, celebrada por un cura cansado y un tanto “funcionarial” que, ciertamente, certificaba la fe de los fieles en la gracia de Dios, lo cual también es un aspecto que hay que valorar. Pero, en este caso, no queda más que cantar aleluya por la oportunidad del cura irlandés

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30
Mar
2014
El Papa y Caviezel, los aprioris y los hechos
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Desde hace varios días quería escribir algo sobre el año de papado de Francisco. Pero se me ha ido pasando y, con ello, el año se fue. Pensaba hacerlo porque el otro día me encontré con no sé qué revista o periódico, ya no me acuerdo, del año pasado… Y tampoco sé cómo apareció. En fin, en él entrevistaban a representantes de otras confesiones cristianas que decían que la elección del Papa iba a ser más de lo mismo. Y mira tú. En realidad, estoy convencido de que estas buenas gentes estarán pensando que es más de lo mismo, porque no ha hecho esto, aquello o lo de más allá. Ciertamente, uno se mueve por aprioris, esa cosa que ponemos alrededor, como una muralla, de nuestro modo de percibir el mundo y que no deja que se cuele nada que no encaje con ese pequeño castro en el que decidimos habitar, con sus varias filas de murallas protectoras, para que, si acaso algo pasa la primera barrera, la segunda lo detenga. En fin, que para unos ha cambiado mucho y para otros nada. Los “hechos” siempre están subdeterminados y este tipo de cambios históricos (y un nuevo Papa, aunque fuese indistinguible del anterior siempre es un cambio histórico) están tan colmados que nunca acabamos de entenderlos por completo. Véanse la cantidad de libros de historia que se escriben sobre un “hecho” que se resiste a ser conquistado. Ya los medievales decían aquello de quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur, pero lo que para ellos era lo que nos posibilitaba percibir y conocer la realidad, en la modernidad ha devenido un impedimento. Sí, es verdad, algo ha pasado para que desde hace unos siglos no nos sintamos en casa en este mundo en el que vivimos (y no por razones precisamente religiosas).
U habalando de razones religiosas, me he encontrado hoy por internet con este vídeo en el que Jim Caviezel, el protagonista de la Pasión de Cristo, habla sobre su interpretación de Jesús y sobre su propia fe religiosa. Cada uno pensará lo que quiera sobre lo que cuenta, pero no cabe duda de que es un predicador de campanillas. Y no me imagino a alguien de esa altura del mundo de la “cultura” (si el cine es cultura en España, se supone que también lo será en EE.UU, vamos digo yo) hablando en esos términos en un foro público. Chapeau.
 

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