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Blog Bitácora Véritas

Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

29
Sep
2012
Non omnes omnia possumus
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Dicho lo cual (sigo con lo de ayer), todos nos procuramos ciertas “agencias de calificación” que nos permiten atribuir fiabilidad a las imágenes. Al igual que las personas (o los mercados) invierten sus dineros (parece ser) según las indicaciones de esas agencias, yo tiendo a dotar de veracidad a ciertas imágenes según quién las respalde. He visto en la pagían de facebook de la fundación San Martín de Porres que refieren ciertas reflexiones sobre los desahucios (remiten a otra fuente), que a mí me sirven de criterio para distinguir el grano de la paja. Lo mismo me sucede con los informes de Cáritas, a los que concedo toda la credibilidad del mundo, sobre todo porque está más allá de cualquier interés político (de cualquier lucha de imágenes también). Y así, acabamos fiando la verdad de las imágenes a una confianza previa en personas que conforman ciertas instituciones. Los clásicos decían aquello de “non omnes omnia possumus”, no todos podemos hacer todas las cosas. Por eso nos necesitamos unos a otros, incluso para autentificar aquello de lo que nos fiamos.

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25
Sep
2012
Dexter
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En la sexta temporada de “Dexter”, la serie sobre el forense que trabaja para la policía y que, al mismo tiempo, es un asesino en serie, se plantea, finalmente, el problema religioso. Dexter ?los seguidores de la serie lo sabrán? es un buen modelo de “experimento mental” de esos que gustan los filósofos. ¿Qué pasaría si un individuo careciese de cualquier tipo de escrúpulo moral a la hora de matar? Es lo que le sucede a este forense que, por suerte (supongo), tuvo un padre policía que le orientó desde niño a dirigir sus impulsos asesinos hacia los “malos”, de modo que sólo mata a aquellos que han burlado el sistema y que, si bien son judicialmente inocentes, son moralmente culpables (y de asegurar eso se encarga Dexter). En fin, la cosa es que en las primeras temporadas el tema religioso aparece de modo marginal, en forma de pregunta de vez en cuando, de si hay que creer en algo, de si existe algún tipo de justicia profunda, etc. Pero en la sexta temporada aparecen dos personajes profundamente religiosos. Uno es un profesor que quiere acelerar el Apocalipsis, por razones religiosas (una lectura particular del Apocalipsis), de manera que se dedica a matar personas que encajan en su plan. El otro es un exdrogadicto (también exasesino) convertido en pastor evangélico que se dedica a porteger y dar trabajo a los marginales. Al ver ambas descripciones ?bastante certeras y que delinean dos tipos de personalidades que seguramente en muchas taxonomías caerán dentro de "personalidad rligiosa"? tendemos a pensar que sólo uno de los dos es verdaderamente religioso. Quienes consideran que la religión, en general, es una suerte de patología favorecerán al profesor, mientras que los que ven lo religioso como una relación con lo divino, seguramente se queden con el hermano Sam. Da mucho juego.

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23
Sep
2012
No hay respuesta (al uso)
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Hoy me he encontrado en la iglesia con una conocida que se quedó viuda no hace mucho y no ha superado el trance. Supongo que en estas cosas no valen los calendarios ni los indicadores temporales. Ella me decía: “no sé qué hago aquí”. Y después: “no hay respuesta”. Y no la hay, y aunque la hubiese, no serviría de nada. Una respuesta (sea la que sea) no aligera la ausencia. Y eso me da que pensar que quizá el planteamiento en términos de “pregunta-respuesta” no funcione bien. ¿Por qué esto? ¿Qué sentido tiene? Aun cuando llegase "la" respuesta, la pregunta no quedaría respondida. Es un tipo de “pregunta” que no se cierra. Cuando a San Agustín se le murió su mejor amigo, la mitad de su alma, tal como nos cuenta en las Confesiones, él mismo se convirtió, para sí mismo, en pregunta. Si la pregunta es cada uno, no es fácil cerrarla con una frase, una argumentación o una máxima. Lo cuenta perfectamente bien Dostoievski en Los hermanos Karamazov, mediante la figura de la madre cuyo hijo ha sido asesinado. No valen las respuestas al uso, por eso la existencia del mal sigue siendo un misterio para el cristianismo (que no un problema, que se resuelve).

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20
Sep
2012
Una monja recepcionista
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No hace muchos días hice noche en un hotel/hostal en medio de casi ninguna parte. Cuando fui a la recepción me encontré con una monja… como recepcionista. Obviamente, y a pesar de que el hábito hablaba por sí mismo, tuve que preguntarle si era monja (no sé si al resto de la gente le parecía extraño, pero a mí no me parecía lo más habitual). En efecto, y así, preguntando (la extrañeza o el asombro es lo que nos lleva a seguir una conversación, una investigación o lo que fuere) descubrí que pertenecía a una orden más bien pequeña y novedosa y que estaba trabajando allá para pagarse el viaje a Italia, donde un obispo estaba dispuesto a recibirla en su diócesis, ya que al ordinario del lugar en el que habitaba no le hacía mucha gracia tenerla por allá. ¿No ha pensado en unirse a una orden más “establecida”, de un carisma similar, y así evitar todos estos líos "burocráticos"? Algo así le pregunté. Lo que me respondió fue: “eso sería muy fácil” (esto sí es respuesta literal). Y añadió algo así como que cuando Dios pone las dificultades, también pone los medios. Ciertamente me impresionó tanto la confianza que mostraba como la inversión que esa fe le suponía (12 horas diarias hasta mayo, sin vacaciones de ningún tipo). Me hizo pensar la infinidad de matices que tiene este caso, que da para una cuantas lecturas. (Y esto para volver de vacaciones)

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19
Jul
2012
La diversión de respirar
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Todos estamos esperando voces autorizadas que nos digan algo en estos momentos de “crisis”, aunque este término ha devenido algo que ya significa tantas cosas que no significa casi nada. Quizá mejor habría que decir: en estos momentos en que el número de personas que pasan hambre o que carecen de futuro, e incluso de un presente que sea algo más que arrastrar los pies. Schopenhauer, al final de sus días (en una obra que lleva por título Senilia), afirma: “entrar a la edad de cinco años en la hilandería o en otra fábrica y, a partir de ese momento, estar ahí encerrado primero diez, después de doce a catorce horas diarias, y realizar el mismo trabajo mecánico, significa pagar cara la diversión de respirar. Es el destino de millones, y muchos otros millones tienen uno análogo”. Obviamente las condiciones no son las mismas, pero sí tengo cada día más la sensación de que “la diversión de respirar”  le es arrebatada a la gente. Ciertamente no todo el mundo piensa así (y llevamos décadas erosionando esa idea, aunque forme parte del discurso político cotidiano), pero hay derechos inalienables y suprimirlos supone atacar la “esencia” humana. Ya sé que todo esto suena poco contemporáneo, que nadie habla de esencias y que la idea de un “derecho natural” (que no tiene por qué tener connotaciones religiosas, aunque puede) parece una contradicción en los términos. Pero cuando queremos defender algo que racionalmente es perfectamente defendible y perfectamente atacable (uno de esos paralogismos de la razón pura) nos aparece otro tipo de “razón” que nos dice: no, eso no puede ser. No se puede echar de su casa a una familia porque el banco les vendió un producto defectuoso, o no se puede subvencionar a los amigos del presidente con el dinero que debería revitalizar ciertas comarcas o dar sustento a tal segmento de la población. No se puede. Y podemos estar discutiendo sobre qué exactamente no se puede, pero más allá de la discusión siempre hay una convicción robusta que muchos de nosotros compartimos, creyentes o no. Y eso suena algo parecido a los fundamentos del derecho, que no son ellos mismos fundamentados por el sistema legal. En fin, nadie puede poner un precio inalcanzable a la "diversión de respirar".

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6
Jul
2012
La partícula de Dios
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A ver qué dice éste del bosón de Higgs, dirá el que venga a leer estas letras. Pues nada. ¿Qué puedo decir yo, que no lo digan mejor científicos (grandes y pequeños), periodistas y becarios, radioyentes, obispos…? Nada sé, sólo asisto fascinado a toda esta maravilla del descubrimiento de lo que hay. En realidad quería hablar de la partícula de Dios, aquella sobre la que Dios hace que salga el sol todos los días, sea bueno o malo y que, con la que está cayendo, no sabe muy bien cómo protegerse. Obviamente, me refiero a cada quien y a su vecino, seguramente a todo lo vivo y probablemente a todo lo creado. Esos términos (no tanto partículas, sino eones) eran muy caros a los neoplatónicos y a ciertos gnósticos. Sin entrar en especulaciones de tal calado y sin comprometerse con metafísicas de esa clase, está claro que hay una cierta partecilla (partícula, al fin y al cabo) en cada quien que refleja lo divino. Es parte del cristianismo ver en el rostro de otro el rostro de Dios. Supongo que, al igual que se ha vuelto más fácil acabar con multitudes, en la medida en que la distancia que supone apretar un botón apaga las luces de la benevolencia de cada quien, también se ha vuelto más indiferente sumir a un país, una ciudad, un continente o a una franja de edad en la miseria. Basta con no tener que ver su rostro. Es así de fácil. Cuando el otro se vuelve un concepto, bueno, en fin, tampoco interfiere demasiado. ¿No fue Job quien le dijo a Dios “hasta ahora te conocía de oídas, pero ahora he visto tu rostro”? Cuánto cambio, ¿verdad? El concepto de Dios…, el concepto del otro… Si lo transformamos en el rostro de Dios y el rostro del otro asistimos a una revolución, la de la partícula de Dios.

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27
Jun
2012
El obispo Aguirre
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Hay un silencio sepulcral en la ciudad. Todo el mundo está viendo el partido y parece que el sigilo, que se podría cortar, se prepara para recibir el grito unánime de gol, o de ¡uy! o algo por el estilo. La cosa es que, como no soy muy futbolero, me he dedicado en los minutos televisivos a saltar de cadena en cadena hasta que he recalado en una en la que hablaba un obispo, Aguirre, para más señas, comboniano, de una diócesis africana, Bangassou. Me he quedado de piedra no sólo por lo que contaba de la brutalidad con la que los señores de la guerra se cargan a la gente o secuestran a niños para nutrir sus ejércitos y a niñas para lo que no es nutrir sus ejércitos. Me ha impactado profundamente el testimonio de sencillez, humildad y compromiso con los enfermos, los ancianos, las mujeres, los niños, con todos, en fin. No es que lo no lo hubiésemos oído. De hecho, la campaña “viral” sobre Joseph Kony, seguramente uno de los mayores genocidas de la actualidad, sacó de la zona de sombra ciertas realidades del continente olvidado. Pero todo eso, favorecido por la velocidad de la red, queda en cierto modo relegado al rincón de lo pasado más pronto que tarde. Los picos de interés de la red duran poco y si no hay un rostro que ponga cara a esos desmanes y que denuncie sin pausa, podemos decir, con Cervantes, “fuese y no hubo nada”. Cuando aparece gente de este calibre, cuando aparece el justo que vale para justificar a la humanidad en su misma existencia, entonces estamos salvados. Todas las gracias del mundo para este hombre.

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23
Jun
2012
Felicidades encantadas a MA
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Ciertamente, esto de la tecnología, como alguien decía, a veces se hace indistinguible de la magia. Me pasa siempre que veo despegar un avión. Da igual que uno entienda lo que lo hace posible. El asombro no mengua un ápice. Algo parecido me sucede con Internet. Estoy escuchando Radio Seybo por la red, como si estuviese allá. Son las 11 de la mañana y están celebrando la fiesta de Miguel Ángel Gullón, que hoy cumple años (pocos, pero muy bien aprovechados), así que me permito llamarle para felicitarle. Ciertamente, eso está casi del lado de la magia. No acabo de entender muy bien a quienes dejan de sorprenderse incluso por lo más cotidiano, como el milagro de la vida. Varios frailes han ido pasando estos últimos días, como en una procesión, por delante de un nido de pájaros que estaba bastante accesible a la vista, para ver los polluelos, con auténtico arrobo y admiración. No dudo de que el proceso sea conocido hasta en íntimos detalles, pero no acabo de ver cómo se deriva de ahí el desencantamiento del mundo. Si se lo mira con una actitud de “vagabundeo intelectual”, si se me permite la expresión, el mundo fascina, asombra y las cosas que técnicamente van abriendo mundos, tres cuartos de lo mismo. Por eso me asombro de poder escuchar Radio Seybo y de poder felicitar a Miguel Ángel a miles de kilómetros de distancia, sepa o no sepa de tecnología. Ah, lo importante: felicidades, “mi pana ful”.

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16
Jun
2012
Los cambios y las personas
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Asistimos a un cambio cultural de envergadura en el que ciertas cosas que para muchos son de cultura general, para muchos otros son objeto de estudio especializado. Hace un par de días, en un periódico nacional, una periodista, comentando la obra de un director, afirmaba que Shakespeare decía aquello de “no hay nada nuevo bajo el sol”. Y no dudo de que lo dijese el inglés en alguna ocasión (seguramente lo hemos hecho todos), pero, como es sabido, la referencia es el Eclesiastés. Bueno, como es sabido por los últimos de Filipinas, puesto que cierto tipo de cosas van equiparando a quienes las conocen con los eruditos en cultura clásica. No todo el mundo es capaz de reconocer a los personajes ni de seguir las narraciones de la mitología griega, porque responden, quizá, a una cultura que nos es ajena, y más desde que se dejó de estudiar en la escuela. Y así cambian los paradigmas culturales y unos modos de entender la realidad y unas narraciones van dando paso a otras, pero eso tiene siempre un coste.
Curiosamente, nuestra generación maneja hoy conceptos económicos que hace 10 años solo eran conocidos por los economistas de escuela. Otro aspecto del cambio cultural. Pero no ha costado cara y nos está costando cara la clase. El pozo en el que se va a sumergir a las gentes que viven de la minería, por poner solo un ejemplo, da idea de que detrás de las teorías y de los manejos macroeconómicos está la microeconomía. La gran teoría se ha instalado en nuestro imaginario colectivo a costa de la práctica cotidiana de ingresar un sueldo más o menos justo para comprar más o menos lo que se necesita.
Alguien que trabaja con gentes sin techo, sin hogar, me comentó hace tiempo que si juzgas de antemano qué ha llevado a esas gentes a esa situación probablemente no actuarás. Siempre, tras todo, hay personas, que son los sujetos de derechos. Y si se olvida eso, se olvida todo.
 

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12
Jun
2012
Quietismo e incertidumbre
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Estamos fritos con la crisis. Parece que nadie sabe muy bien cómo se desarrolla todo esto, puesto que en cuestiones económicas (humanas, al fin y al cabo) jugamos, y jugar, como dicen los que saben, es más bien “ser jugado”, es decir, dejarse llevar por el juego, en el que intervienen muchos actores, ninguno de los cuales es totalmente “sujeto” frente al “objeto” del juego. Con estas premisas, no es de extrañar que la incertidumbre se haya instalado en nuestro imaginario colectivo. En algún sitio leí que los inversores prefieren el riesgo a la incertidumbre. Seguramente eso se pueda aplicar a más parcelas de la vida. La incertidumbre es constitutiva de nuestro ser, porque vemos lo que vemos y llegamos hasta donde llegamos, y pocos pueden decir con certeza qué serán mañana. Eso puede llevar a una suerte de quietismo, tan querido por estos pagos allá por el XVII, o al riesgo de equivocarse (que es, también, el de acertar con algo). Pero la respuesta que uno dé a una situación forma parte de la misma: como creo que comenté en alguna ocasión, sólo el herido es prójimo para el samaritano (y no para los otros). No tengo recetas y creo que pocos las tienen (entendidas como aquellas que dan el fruto esperado de modo cierto), pero seguramente haya que arriesgar respuestas que configuren la situación, como hizo el samaritano, a ver qué sale.

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