23
Abr
2008Abr
(Cura) volador
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Es simpática la noticia esa de un cura que se subió en mil globos y desapareció en el cielo. Parece una hazaña de esas del barón de Münchhausen, increíbles pero lógicas. Me subo en un globo (o en mil) y hasta luego. Lo que me llama la atención es el hincapié que los medios hacen en el hecho de que el que haya emprendido tamaña hazaña sea un cura. ¿Qué añade a la historia? Nada en absoluto. Si hubiese sido un médico o un abogado, quizá sólo se hubiese hecho referencia a ello en el medio, en lo más recóndito del artículo. Pero, efectivamente, contribuye al impacto de la historia, porque la hace más “atractiva” para el lector. “Hombre –pensará para sí– vamos a ver qué demonios pretendía este cura con esta cosa”. Y eso es lo de menos, porque la noticia es que se ha subido en unos globos y se ha marchado a ver mundo. Esta especie de “performance” se convierte en una página especial de la prensa, es probable que de la prensa mundial. Y es que la prensa es una mezcla de seriedades, bromas, buenrrollismos deportivos y culturas predispuestas a recibir el agasajo de los que pueden (porque no todo el mundo puede agasajar, aunque todos puedan adular). En todo caso he de reconocerlo: me interesa mucho más saber qué ha pasado con este señor (cura o no, que para volar en globo la cosa no importa demasiado) que la última parida de la prensa rosa política de lo que éste ha dicho a aquél. Que no nos interesan las peleas de las belenesesteban de la política (sean del soe, del pp, de iu o de hr): son sólo autorreferencias, partes de una maquinaria bien engrasada que sólo tiene por finalidad perpetuarse a sí misma. No sé si la sociobiología es satisfactoria para explicar los comportamientos sociales, pero de lo que no cabe duda es de que puede ser una excelente herramienta para explicar el desarrollo político. Ay, qué penilla.