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Amo de la Orden y Pepe Cosmen
1 comentariosHace tiempo, en una reunión de trabajo (antes se llamaban simplemente reuniones; ahora las diferencias que se han impuesto por todos los lados, nos obligan a hacer estas precisiones específicas) nos dieron un texto, cuyo original era inglés y que no sé quién o qué habría traducido (porque he intentado hacerlo en Google y el traductor no comete esta torpeza) en el que “Master of the Order” daba como resultado, en español “amo de la Orden”. Y sí, claro que funciona. Cuando apareció Bruno Cadoré por allá, los de habla hispana y algunos que comparten cosas de nuestro vocabulario ?algún filipino? comenzamos a llamarle “amo”, entre risas y demás. Timothy Radcliffe, en alguna de sus charlas, recuerda cómo, cuando era Maestro de la Orden, la lectura evangélica que conmina a no llamar a nadie “maestro” aparecía más habitualmente de lo esperado. En fin, que de nominibus non est disputandum, que decía el Aquinate: si uno sabe a qué se refiere, las palabras fluyen. Otra cosa es cuando uno no tiene mucha idea de la cosa. Entonces si se desata una logomaquia bien nutrida. Acabamos discutiendo sobre las palabras, y a los cinco minutos, la realidad (que la hay) se ha desvanecido por completo.
Esto me venía a la mente en el día después de que haya muerto Pepe Cosmen. Todos los frailes le conocíamos por muchas cosas, y no es la menor por su hermano Basilio Cosmen, fraile dominico que es, y a quien aprovecho para enviarle mi pésame. Su cara pública era la del fundador de Alsa, la principal empresa de transportes de España, respecto a la cual, en alguna ocasión, alguien me dijo (quizá confundiendo a Basilio con Pepe) que nos debía estar haciendo ricos, ya que pertenecía a los dominicos. En fin. No es nuestra, doy fe.
Recuerdo que cuando viajaba con una cierta regularidad por una ruta, hace tiempo ya, uno de los conductores, con el que uno acaba simpatizando, aunque sólo sea por lo habitual del encuentro, al saber que era del pueblo mismo pueblo que Pepe Cosmen, comentaba el carácter cuidadoso que éste tenía hacia sus empleados, siempre preocupado por si las cosas les iban bien en su familia, en sus asuntos… algo que contrasta con cómo nos comportamos hoy en nuestros trabajos, como islas voladoras de las de los Viajes de Gulliver. Mucho se habrá dicho y se dirá sobre este hombre, a quien yo sólo conocí indirectamente. Pero seguramente podamos afirmar que fue “master” , pero no fue amo. Como Bruno Cadoré, Carlos Azpiroz, Timothy Radcliffe, etc. etc.