Oct
Angelus ad pastores
0 comentariosEstos días de atrás, en mis ratos libres, leía un estudio interesantísimo sobre angelología. Y alguien dirá, como les decían a los apóstoles tras pentecostés: éste está lleno de mosto. Nada de eso. No es que esté precisamente de moda hablar de los ángeles, salvo cuando éstos son maltratados por personajes rancios y extraños que salen en la tele diciendo chorradas. Mas eso, que no sea moda, no significa que un tema no tenga importancia. Al contrario, los medievales hablaban de lo que les interesaba y de lo que consideraban fundamental para su especulación. ¿Cómo conocen los ángeles, que son inmateriales? ¿O acaso tienen cuerpo, del tipo que sea? ¿Conocen lo universal o también lo particular? ¿Razonan o intuyen? ¿Cómo velan por los hombres? ¿Existe continuidad en la creación, de Dios al hombre, pasando por ellos? Y uno dirá: futesas. No pierdas el tiempo en esas fruslerías. Ya…, pero es que soy filósofo, y me encantan las naderías. ¿Cómo sé que conozco la realidad exterior? ¿Acaso somos más que un cerebro metido en un frasco, al que un científico malvado le ha inoculado una solución salina para que crea que existe un mundo exterior? Cuando conozco: ¿conozco universales o particulares? ¿Qué rábanos es eso de la intersubjetividad? ¿Se puede ser justo cuando las reglas de acción son exteriores a uno mismo? Y finalmente, por no seguir hasta el día del juicio a media tarde, ¿puede pensar una máquina? (He leído en la prensa que unos científicos van a intentar que una serie de ordenadores pasen el célebre test de Turing). Seguro que estas últimas preguntas ya no parecen tan descabelladas y tan alejadas de