7
Ene
2008Ene
Apología del piropo
4 comentarios
Para empezar bien el año, nada mejor que la lectura de un artículo simpático y lleno de sentido común. Aparece en la revista El Semanal y lo firma Carmen Posadas y versa sobre el piropo, concretamente sobre la pérdida del mismo en España, lo cual es un síntoma, es decir, además de un hecho nos remite a una situación de estupidez inducida que no es que haya acabado con las esencias patrias (¿qué será eso?), sino que nos ha vuelto un poco más tristes y vanos. El piropo (que no hay que confundir con el grito soez) es un reconocimiento de la belleza, la gracia, el donaire (uy, qué palabra, si no la usa nadie) y una puesta en ejercicio del buen gusto. Siempre he defendido que la belleza es importante, atrae, se difunde como un suave aroma. Hoy vivimos una especie de esquizofrenia: a uno se le puede llamar de todo menos feo. Se le puede decir que no es inteligente, que es arisco, asocial, etc., pero no que es feo, aunque lo sea más que Picio. Y, al mismo tiempo, se insiste desde ciertas instancias en que la belleza es una construcción social. Sin negar la parte de verdad que eso tiene, que es nimia, hay que afirmar que los estudios científicos, que son los que suelen aducir los que quieren defender una tesis de manera irrefutable (como si la ciencia fuese palabra de Dios y no hubiese posibilidad alguna de verdad fuera del método científico) no dejan lugar a dudas: la apreciación de la belleza es previa a cualquier constructo social, aunque éstos puedan modelar su apreciación de algún modo. Yo no tengo el más mínimo reparo en mirar a una chica guapa. Y no creo que por eso se me pueda tildar de lúbrico (aunque me da absolutamente igual el asunto de la tilde). Un fraile muy venerable me contaba que, en una ocasión, salía del metro de una gran ciudad y se cruzó con una chica despampanante, tanto que no pudo evitar quedar prendado de esa presencia. Detrás de esa chica venía un fraile de otra familia, al que conocía y que también se le quedó mirando, quizá sorprendido por la intensa mirada que el dominico lanzaba a la muchacha. Las meninges funcionaron rápido: “Si tan bella es la criatura –le dijo el dominico–, ¿cómo será el creador?”. La cuarta vía de Tomás de Aquino va por aquí. Así que comiencen 2008 lanzando piropos, que es sano para el que lo emite y para el recipiente.