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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

27
Oct
2010

Argumentarios modales

3 comentarios

En su espléndida “Filosofía de la religión”, recientemente publicada, el dominico mexicano Mauricio Beuchot cuenta una anécdota muy esclarecedora. Walter Redmond, exdominico y gran conocedor de los ardides lógicos, reformuló el argumento ontológico de San Anselmo haciendo uso de la lógica modal. Tan impecable era su reconstrucción, parece ser, que un lógico norteamericano dijo que el argumento era lógicamente impecable, pero que no le había hecho creer: “prueba en la pizarra, pero no en la realidad”, parece que dijo. El mismo Redmond habría dicho que si el argumento no funciona, la que estaría mal sería nuestra lógica modal, no el argumento. Las consecuencias de toda esta “logicomaquia” están por ver (en un tiempo indefinido y sin prisas), mas lo importante es eso: prueba en la pizarra, pero nada más. Y es que, aunque los que sentimos gusto por la teología natural nos fascinamos por los argumentos a favor o en contra de la existencia de Dios, es probable que puedan contarse con los dedos de una mano los que se han convertido por ellos. El ontológico no ha convertido a nadie, todo lo más le puede emocionar intelectualmente. La negación del cosmológico, tan de actualidad, no hace que ni uno solo se cambie de bando. Aunque por ahí anda el caso de Flew, quien parece que se convirtió al teísmo impresionado por una cierta sensación de teleología en el cosmos. En cualquier caso, el argumentarlo tiene que estar bien provisto para dar razón de nuestra esperanza, sabiendo, eso sí, que la razón no se limita a la razón analítica y que la esperanza, en último término, no se identifica con la razón, pues ésta se da y aquella se tiene.

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JM Valderas
27 de octubre de 2010 a las 20:08

Sixto carísimo, si por la razón no se convierte nadie, ¿hemos de abandonar el estudio y dedicarnos a la praxis? Cierto es que Dios es el que mueve los corazones, que sin la iluminación del Espíritu las palabras del apóstol serían meros flatus vocis, ruido de cañas movidas por el viento las palabras del profeta. Pero acontece que los militantes del ateísmo sí se aferran a la razón para difundir sus tesis, a la razón científica para darle mayor consistencia. La propagación de la fe tiene una versión medular que es la defensa de la fe. Y para la defensa de la fe vale una lógica de primer orden, una lógica modal y una lógica borrosa si se tiene a mano. La lógica es instrumental, cierto. Instrumento de un pensamiento riguroso henchido del conocimiento del mundo, vivo e inerte. El necesario preambulum fidei. Existe hoy en el mundo anglicano una poderosa corriente de manuales apologéticos escritos por bioquímicos, cosmólogos, geólogos, etc., que exponen sumariamente el Catecismo. No sería tiempo perdido echarles un vistazo. Con el afecto de siempre.

Joaquín
28 de octubre de 2010 a las 00:09

La fe es para-lógica (y paradójica). Los argumentos lógicos conducen al mero asentimiento lógico-racional, pero no a la confianza emocional. El argumento de San Anselmo sólo convence y conmueve, si se advierte (como muchas veces se olvida) que está incrustado en un torrente de oración, y no desnudo y a palo seco.

Kurtz75
28 de octubre de 2010 a las 01:16

Y tú... ¿por qué crees?

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