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Artistas antinomianos
3 comentariosConsiderar que algo es “arte” no es una operación inocente. Se trata de un proceso complejo de creación de significados, de valores y de identidades que no consiste simplemente en tomar un objeto y, por la simple inspección, decretar que lo es o que lo deja de ser. Lo mismo pasa con los artistas. Parece que la única que lo entendió bien fue Concha Velasco con aquello de “Mamá, quiero ser artista”. Si alguien quiere algo, normalmente emprende una “caza” tras ese algo, esforzándose, arrostrando peligros y temiendo sus posibles desilusiones. Da la impresión de que eso ya no se lleva en nuestros días, al menos en los casos más gamberros: uno se autodetermina. Yo soy artista, ego dixi, y ya. La complejidad del sistema artístico, en el que conviven a veces a palos Bach con John Cage, Cervantes con Apolonio de Rodas, Miguel Ángel con Tolstoi y Terrence Malick con Tomás de Santa María (¿son todos ellos “artistas”?), es el resultado de innumerables construcciones teóricas más o menos forzadas, de la liquidación del mundo de muchos artefactos, de la romantización del sufrimiento y de muchas otras cosas que tratamos de comprender dándole vueltas al asunto. Todo esto palidece ante el tipo de que dice de sí mismo “yo soy artista” y no acepta preguntas, señoría. Ah, y tenga en cuenta, señoría, que ser artista me habilita para saltarme todo tipo de ley porque yo lo valgo. ¿Y el panadero? ¿Y el florista? ¿Y el estibador? ¿Por qué no pueden ellos?
Hay un cierto elemento de gnosticismo en esta consideración de las artes como un espacio en el que las leyes (civiles, morales, humanas y divinas) se suspenden. Así se pensaban los antinomianos, que defendían que los cristianos elegidos estaban por encima del decálogo y no tenían por qué someterse a él. La “nueva religión” del arte repite formas ya ensayadas en otros ámbitos, como si el mundo hubiese empezado ayer. El cristianismo se dio cuenta pronto de que la gracia no exime de la ley, sino que le da su pleno significado. Poco tiene que ver esto con considerar que la única ley es la del artista… Que, por cierto, ¿quién lo ha nombrado tal?
P.S: La foto, vista en una calle de Lugo tiempo ha.