6
Ago
2006Ago
Bailar bachatita
0 comentariosHay una cosa que envidio profundamente: saber bailar. Hay otras cosas que a la gente le maravillan: volar en avión, tocar un instrumento, escribir libros, mirar por un telescopio… Bueno, sí. Pero a mi el baile me fascina, quizá porque soy uno de los peores bailarines que en el mundo han sido y serán. Me maravilla que con un solo cuerpo se puedan hacer tantísimos movimientos, tantos pasos y de modos tan diversos. El cuerpo se multiplica. La lengua española, a diferencia de otras, no diferencia entre el cuerpo material y el cuerpo viviente, lo que los alemanes llaman Körper y Leib, respectivamente. Cuando se baila, el Körper desaparece y el Leib toma las riendas, uniendo a la gente en un todo ¿dionisíaco? Sin duda, el baile une a la gente. Comparte con la música la bendición de ser un lenguaje universal que todo el mundo comprende, en razón de su poderoso componente estético. El baile es la estética al alcance de todo el mundo, tanto de los que danzan como de los que participan en el baile no como mirones, sino como “miradores” apasionados por lo que ven. Ayer, los miembros del MJD internacional, reunidos en Santo Domingo (República Dominicana) no necesitaron traductores para comunicarse. A bailar bachata se ha dicho. Y así callaron los discursos y se pasó a los hechos. Para ser movimiento juvenil dominicano (o dominico, como dicen aquí) hay que bailar. Yo bailé con Johanna, qué suerte la mía, yo tan patoso y ella una sílfide danzante. Al volver a casa, un policía detuvo el coche que venía lleno de dominicos (no todos dominicanos) y, tras pedir papeles, al ver el frailerío suelto por allá, nos dijo: “Ustedes son buena gente. Ojalá hubiera más gente como ustedes en el país”. ¿Será verdad? Creo que sí. Por lo pronto, sigamos bailando.