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Oct
2006Oct
Cultura y multas
2 comentariosCuando entro a echar un vistazo a los periódicos en la red, suelo ir directamente a las páginas de cultura, más que nada porque es el único sitio donde creo que puedo encontrar algo que me sorprenda. Pues bien, claro que me ha sorprendido lo que leído hoy. A las habituales bobadas que suelen decir los pobladores del mundo cultural, que suelen pensarse a sí mismos como remedos de Atlas sobre los que reposa el peso del universo, el cual suponen que depende para seguir existiendo de una palabra suya, se suma en la prensa de hoy la prisión incondicional de un cantaor que hace tiempo se saltó a la torera todas las leyes legales y morales. No sé si eso es noticia o no, pues no tengo claro el concepto de noticia (no hay una definición esencial, y ya quisiera yo que la hubiese, para no tener que andar pasando páginas del periódico a lo tonto. Tal definición me permitiría decidir si leo las noticias o gasto mi tiempo en plantar berros). Lo que sí me escacharra es que aparezca en la sección de cultura. Más bien debería ir en sucesos, en espectáculos, en televisión o, si se empeña alguno, en economía, porque es dinero que le va a costar al erario público. Pero no, en cultura no, por Dios. Lo cultural tiene algo de sacro desacralizado, si se me permite el oxímoron, al menos desde los alemanes decimonónicos, y el modo en que se lo pisotea habitualmente duele a cualquiera que tenga algo de sano juicio. No sé si a los fanáticos del deporte les dolerá que las páginas deportivas se violen con informaciones acerca de las discusiones habidas entre un entrenador y un jugador o sobre quién se ha roto un músculo de nombre impronunciable. Todo eso pertenece al mundo del cotilleo (¿pero es que acaso los diarios deportivos tienen más sustancia que el chisme y la opinión gratuita?). Si en las páginas de religión incluyesen la noticia de que al obispo de Zaragoza le han quitado dos puntos de su carné de conducir por exceso de velocidad, sin más yo pensaría que se ha dado una violación categorial, pues eso no pertenece a esa sección. Bueno, quizá sí, porque hay que ser un santo varón o estar muy en el guindo para decir que los radares –y cito de memoria las palabras del monseñor– son maravillosos y excepcionales y que casi se alegra de que le hayan multado. No, hombre de Dios, su oficio episcopal no le exige eso ni de lejos. Pero al cantaor, su oficio de persona humana sí le exigía lo que no cumplió, así que a la trena y fuera de las páginas de cultura.