12
Oct
2016Oct
Defíneme a Dios
3 comentariosHoy, en una clase en la que se discutían cuestiones relativas a las definiciones, me han pedido que diese una definición de Dios. Lo primero que se me ocurrió fue: no sé. Vamos. Hombre, me dijo la profesora y amiga, bromeando: si no lo sabes tú no lo sabe nadie. Me tiene por un teólogo profundo, se ve. Qué equivocada está (aquí vendría un emoticono de una carita sonriendo). En fin, ante sus insistencia di una definición sencilla, pero potente (aunque sujeta a contraejemplos, como todas), que sirvió para salir del paso. La misma pregunta, no obstante, me hizo pensar en que una definición sirve para orientarse, pero nunca para asirse a ella, porque salvo en aquellas cosas que hemos creado nosotros y que definimos de antemano (como un avión o una tostadora), al definir lo real que no hemos hecho nosotros nos acabamos embarrando. Parece, por otra parte, que un Dios que se deja atrapar en una definición precisa queda en parte negado. En fin, que le estuve dando vueltas al asunto después, para celebrar el día de la Hispanidad, que, quiérase o no, tanto tiene que ver con el asunto. Feliz día.