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Sixto Castro Rodríguez, OP

de Sixto Castro Rodríguez, OP
Sobre el autor

7
May
2010

Dios y el universo... y la otra mirada

4 comentarios

Ayer, en un interesantísimo congreso sobre Dios y el universo, todos los ponentes intervinientes (bueno, a los que tuve oportunidad de escuchar) desgranábamos nuestros argumentos filosófico-científicos a favor y en contra de la existencia de Dios…, con la extraña conciencia de que el teísmo y el ateísmo, si bien se apoyan y se ayudan de razones de este tipo, se fundamenten en otro lugar. Pero el intercambio fue interesantísimo. Del célebre “por qué hay algo y no más bien nada” a la probabilidad bayesiana, la lógica modal y la mecánica cuántica, todo fue saliendo por su orden y en fila india, suscitando debates muy interesantes sobre un tema que es como el elefante en medio de la sala: está allí, pero todos hacen como que no lo han visto, porque es tan raro que haya un elefante en medio de la sala…, mas basta con que uno diga, “oye, y este elefante” para que todos, soltando un suspiro de alivio, hablen sobre el elefante. Pues bien, en un determinado momento, alguien cambió el tercio y habló ya no desde una perspectiva estrictamente filosófica, sino un tanto más teológica, creo yo, y señaló cómo en algunas religiones el creyente ha de conocerse los mandatos, leyes e imperativos que la constituyen hasta la última coma…, pero en el cristianismo, la mayoría de los cristianos no sabemos ni de la misa la media de todo el constructo que lo rodea. La mayoría, paulinamente, miran al crucificado, y tal es el símbolo de lo que esperan, de lo que sufren y de lo que gozan. Y eso es todo. Lo demás es silencio o, en el fondo, palabra vana. Me dio mucho que pensar, tanto que aún sigo dándole vueltas

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Catalina
7 de mayo de 2010 a las 17:41

pues es una verdadera gozada. Me presento el domingo a una oposicion, llevo casi 2 años estudiando y tengo tanto miedo que me he puesto enferma hasta fisicamente, no se nada, no se nada, En cambio nuestra religion es diferente, es un alivio, no se trata de saber, no hace falta saber, y nada depende de nosotros, podemos esperarlo todo de Su Misericordia. ¿No es un gran alivio? basta solo con mirarle y guardar silencio. Eso es todo. Solo descansar en El.

JM Valderas
7 de mayo de 2010 a las 19:23

Sixto, caro: En muchos aspectos estamos reviviendo el tiempo en que santo Tomás se enfrenta a los maestros de París con su defensa de la incorporación del aristotelismo recién descubierto, que era la ciencia del siglo XIII, si añadimos la perspectiva y la astronomía. El principio antrópico, en sus formas débil y fuerte, y la lógica modal, vienen a ser trasposiciones del origen y finalidad del universo, la creación ab aeterno, y la acogida de los Analíticos. Existe una fuerte corriente que menosprecia las cinco vías y, con ello, toda posibilidad de prueba de la existencia de Dios. La ciencia sería una cosa y el recurso a la trascendencia otra muy distinta. No habría, pues, fundamento racional de la religión. Me parece muy oportuna tu comunicación a ese congreso, ya lo sabías. Es una labor eminentemente dominicana, tomista cien por ciencia. He mirado a la estantería y, con tu permiso, recomendaría textos sencillos: "Teologia e fisica", de Simone Morandini o los escritos cosmológico-teológicos de Michael Heller, premio Templeton de 2008. ¿Cómo explicaríamos hoy, a partir de la física cuántica, la relatividad y la mecánica estadística la existencia de Dios? Santo Tomás se hubiera puesto manos a la obra. Un abrazo.

Juan Luis Martínez
8 de mayo de 2010 a las 19:00

Muchas veces vemos el elefante en medio de la sala, y miramos para otro lado por miedo a que nos llamen loco. Tenemos la certeza o la fe de su existencia, pero el problema no es que nosotros lo veamos, sino que los demás quieran verlo. Podemos hablar de las vias de Sto. Tomás, podemos hablar de muchos filósofos que pronosticarón su muerte, pero lo realmente importante según mi interpretación es la misma existencia.
Acabo de despedir a mi abuela, y el sacerdote en la homilía, hablaba de la fé récia de los antiguos. La fe de los que no pedian explicaciones de las cosas que entendian y de las cosas que no entendian. Las cosas se hacian porque se tenían que hacer. No buscaban una fórmula matemática que explicaba el axioma de su existencia.
Entonces para que perder el tiempo en explicar su existencia. Lo que leemos tus doctas reflexiones considero que lo tenemos diafano. Los que tienen que demostrar, probar o justificar su existencia, no son tantos ni valientes para derribar las murallas de nuestra récia fé.

jaimemarlow
10 de mayo de 2010 a las 02:45

A Juan Luis Martínez: yo leo las reflexiones de este blog, y no tengo estas cosas, ni mucho menos, "diáfanas", y desde luego mi fe no es recia; más bien, es muy tambaleante. Si tu fe es recia, enhorabuena, pero creo que las reflexiones de este blog también nos vienen bien a aquellos que andamos más perdidos.

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